Una carretera te¨®rica
Al llegar a Besal¨², el automovilista se encuentra de pronto con las obras de una flamante autov¨ªa que le lleva hasta Olot. Durante una decena larga de kil¨®metros conducir¨¢ con una holgura inhabitual en el noreste catal¨¢n, holgura que se echa muy en falta en la agobiada N-II de Barcelona a la frontera. Este primer tramo fue abierto al tr¨¢fico la semana antes de Navidad y, con el tiempo, la reci¨¦n nacida A-26 ha de llegar hasta Figueres.
La primera impresi¨®n es de desmesura. Los movimientos de tierras y maquinaria y sus servidumbres han alterado la fisonom¨ªa del valle del Fluvi¨¤. Esta ruta necesitaba ser m¨¢s ancha y segura y salvar con traves¨ªas el paso de tantos coches y camiones por los pueblos, pero la envergadura y el impacto de la obra alarman a quienes sienten apego por los valores de este paisaje pirenaico.
La nueva autov¨ªa A-26 permite circular desde Besal¨² hasta Olot. Con el tiempo se podr¨¢ llegar hasta Figueres
Apenas se nota en la c¨®moda conducci¨®n por la autov¨ªa, pero desde Argelaguer y Sant Jaume de Llierca la percepci¨®n del cambio es notable. Ante la extensa zanja de hormig¨®n y asfalto, con sus calzadas, t¨²neles, traves¨ªas, accesos y puentes, se?ales e iluminaci¨®n, caben la satisfacci¨®n por la modernidad, el disgusto por la transformaci¨®n o la resignaci¨®n pragm¨¢tica ante las ventajas.
Un viaducto cruza el aire hacia los t¨²neles elevados que buscan la recta de Olot, orillando el perfil de Castellfollit de la Roca sobre al acantilado volc¨¢nico, de cuya visi¨®n fugaz la valla priva al conductor. La t¨ªpica postal tur¨ªstica de este pueblo queda reservada, desde ahora, para el goce ¨ªntimo de sus vecinos y de quienes salgan a la carretera vieja.
Los n¨²meros de las salidas pasan del 80. En una rotonda, se anuncia una ¨¢rea de servicio del Eix Pirineus. Este nombre reaparece en Olot, indicando la direcci¨®n principal que seguir: "Eje Pirenaico, N-260, Ripoll". Los residentes y conocedores de la zona saben muy bien que ¨¦sta no es la ruta m¨¢s adecuada. Es m¨¢s c¨®modo y r¨¢pido tomar la C-26 por Vall de Bianya, que en un cuarto de hora lleva hasta Sant Joan de les Abadesses. Pero la implacable ordenaci¨®n administrativa parece impedir que en una carretera del Estado se se?ale como direcci¨®n prioritaria una v¨ªa m¨¢s moderna y segura construida por otra Administraci¨®n, en este caso la Generalitat.
La N-260 entre Olot y Ripoll es una lenta, sinuosa y agradable ruta de monta?a, cuya ¨²nica se?alizaci¨®n recuerda, muy de vez en cuando, que la l¨ªnea discontinua s¨®lo indica el eje de la calzada. Por lo tanto, mucho ojo en los adelantamientos. Nada que ver con el anunciado eje pirenaico. La N-260 no deja de ser una carretera te¨®rica, un zurcido de antiguas v¨ªas secundarias cuyo trazado sinuoso cuesta seguir en los mapas.
El kil¨®metro cero est¨¢ en la frontera de Portbou, en lo alto del primer y modesto puerto pirenaico. Baja por la costa hasta Llan?¨¤, atraviesa el llano hacia Figueres y sigue en direcci¨®n a Olot. Con el stop del puente de Besal¨², cede gentilmente el paso a la auton¨®mica C-66, procedente de Banyoles y Girona. Poco despu¨¦s se convierte en la flamante y arrolladora A-26, hasta que al salir de Olot se reencarna en la amable, desconocida y poco frecuentada carretera de monta?a hasta Ripoll, donde se le pierde la pista.
Como un Guadiana de asfalto, se sumerge bajo el trazado de la N-152 hasta reaparecer en Puigcerd¨¤, camino de La Seu d'Urgell, siguiendo el curso del Segre por la Cerdanya. Desaparece de nuevo en el descenso de la C-14 hasta Adrall, donde resurge camino de Sort por las alturas panor¨¢micas del Coll de Cant¨®. Luego desciende hacia La Pobla de Segur y sube de nuevo hacia Pont de Suert en su ¨²ltima etapa catalana, tramo tanto o m¨¢s agreste que el de Olot-Ripoll, pero con obras de renovaci¨®n. Remontando el r¨ªo Noguera Ribagor?ana, se sumerge por tercera vez bajo el asfalto de la N-230 antes de entrar en Arag¨®n, en un nuevo zigzagueo que la ha de llevar por Castej¨®n de Sos, A¨ªnsa y Sabi?¨¢nigo, hasta afluir en la N-330 cerca de Jaca.
El cronista viajero recuerda la cantidad de veces que ha identificado los mojones de la N-260 en sus excursiones y se pregunta cu¨¢ntas anualidades de los presupuestos del Estado har¨¢n falta para que el citado Eje Pirenaico llegue a ser una v¨ªa digna de figurar en la primera divisi¨®n de la Red de Carreteras del Estado. Y se pregunta si, en este caso, no ser¨ªa mejor ajustar la teor¨ªa a la realidad. ?No ser¨ªa mejor acordar con la Generalitat la incorporaci¨®n al mentado Eje Pirenaico de la C-26 de Olot a Sant Joan de les Abadesses, indicar as¨ª la ruta sin llevar a enga?o a nadie y mantener la integridad paisaj¨ªstica de la ruta de monta?a?
Al salir de Olot los indicadores de la N-260 llevan a Vallfogona. Nada dicen de Ripoll ni del eje, ni de los kil¨®metros, que suman 32. Fue la ¨²nica comunicaci¨®n entre los dos centros comarcales hasta hace 20 a?os. Cruza dos puertos por encima de 1.000 metros. Al iniciar el descenso, ofrece la sorpresa de un alto valle trufado de mas¨ªas, fuentes y leyendas de brujas, en torno a un antiguo n¨²cleo fortificado. No es la del c¨¦lebre rector poeta -Vallfogona de Riucorb, cerca de Tarragona-, sino Vallfogona del Ripoll¨¨s, citada en textos medievales como Vallis Fecundis. Fecundo es el resultado de la b¨²squeda de entradas con su nombre en Internet: informaci¨®n municipal y de servicios, leyendas y tradiciones, y oferta de casas y pisos.
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