Musicadhoy rinde homenaje al compositor Francisco Guerrero
"Fue un outsider", dice Zsolt Nagy, director h¨²ngaro encargado de rendir homenaje hoy a Francisco Guerrero (Linares, 1951- Madrid, 1997). Ser¨¢ dentro del ciclo Musicadhoy, que dirige Xavier G¨¹ell y patrocina EL PA?S, en la sala Sinf¨®nica del Auditorio Nacional, donde se celebrar¨¢ un concierto en memoria de uno de los compositores m¨¢s rompedores y memorables de la historia reciente.
Para Nagy ha sido toda una sorpresa su encuentro con la obra de Guerrero, un compositor espa?ol con el que no estaba tan familiarizado como con otros como Luis de Pablo, Jos¨¦ Manuel L¨®pez L¨®pez o Roberto Gerard. "No lo conoc¨ªa y tengo que agradecerle a G¨¹ell que me encargara dirigir este concierto". Por su parte, el director del ciclo dedicado a la m¨²sica contempor¨¢nea explica las razones que le llevaron a elegir a este m¨²sico h¨²ngaro para adentrarse en el mundo de Guerrero: "Quer¨ªamos que lo hiciera alguien que no perteneciera al clan Guerrero porque es un compositor lo suficientemente grande como para que no quede reducido a minor¨ªas".
Nagy dirigir¨¢ dos de las tres obras que ser¨¢n interpretadas hoy en Madrid: Nur, pieza vocal para 16 voces solistas, correr¨¢ a cargo de Guillermo Bautista al frente del coro del Proyecto Guerrero, mientras que Nagy dirigir¨¢ Acte prealable, compuesta entre 1977 y 1978, para cuatro percusiones, y Jondo (1974), para cinco tenores, cinco bajos bar¨ªtonos, tres trompetas, tres trombones, cuatro percusionistas y cinta. "Jondo es una pieza que define el siglo XX", asegura Nagy. "En el XVIII los m¨²sicos ¨¦ramos floreros, en el XIX, la gente toma los auditorios como una forma de reafirmaci¨®n en algo propio, y en el XX, los creadores buscan la individualidad", asegura el m¨²sico h¨²ngaro.
Por libre
Eso era Guerrero, un creador radicalmente libre y que iba por libre. "En la primera lectura de sus obras descubres que existe un conflicto enorme entre el ¨¢mbito privado y la sociedad", asegura el m¨²sico h¨²ngaro. Esa tensi¨®n est¨¢ permanentemente presente en su obra. "Es dif¨ªcil para un director reflejar su fuerza. Requiere organizaci¨®n para que el p¨²blico se haga idea de lo que busca: es algo as¨ª como si 100 caballos tomaran 150 direcciones diferentes".
Para dar esa impresi¨®n, Nagy se tiene a s¨ª mismo prohibido disfrutar en el escenario. "No creo que los m¨²sicos debamos disfrutar cuando actuamos, me parece poco profesional. Debemos mantener la tensi¨®n para que disfrute el p¨²blico, eso s¨ª", cuenta Nagy, un m¨²sico con un claro nivel de autoexigencia.
Tampoco busca una excesiva intelectualizaci¨®n por parte de quien escucha: "No es necesario comprender la m¨²sica. No es para eso, la m¨²sica es para gozar", afirma. "Es muy importante no perder jam¨¢s el control de lo que interpretas, pero, al tiempo, debes tener una visi¨®n fr¨ªa, como si lo vieras desde fuera, es algo muy esquizofr¨¦nico", asegura.
Babelia
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