El poder de los jueces
Sin importarle un bledo la quiebra de las reglas de la cortes¨ªa institucional con el legislativo y el fraudulento abuso de sus competencias propias, el pleno del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) aprob¨® el pasado 25 de enero por una raspada mayor¨ªa un informe -ni preceptivo ni vinculante- sobre la propuesta de Estatuto catal¨¢n. El texto hab¨ªa sido elaborado dos meses antes por la comisi¨®n de estudios del CGPJ sobre una ponencia de Jos¨¦ Luis Requero, el vocal que equipar¨® el matrimonio homosexual con "la uni¨®n entre un hombre y un animal" cuando opin¨® sobre la constitucionalidad de la nueva ley. Aunque el presidente del ¨®rgano de gobierno de los jueces se hab¨ªa comprometido a esperar hasta que la Comisi¨®n Constitucional del Congreso dictaminase sobre la propuesta estatutaria, Francisco Jos¨¦ Hernando cambi¨® a ¨²ltima hora de chaqueta y apoy¨® con su voto decisorio la moci¨®n condenatoria de los 19 pecados de inconstitucionalidad cometidos por un proyecto en tramitaci¨®n parlamentaria que nadie hab¨ªa enviado al CGPJ y cuyos provisionales contenidos han sido ya modificados sustancialmente.
Se trata de un episodio m¨¢s de la oscura estrategia de manipulaci¨®n del Poder Judicial emprendida por la actual mayor¨ªa del CGPJ -elegido durante el segundo mandato de Aznar- para cumplimentar los objetivos partidistas del PP en el campo de la pol¨ªtica y las metas ideol¨®gicas de las sectas religiosas en el terreno de las costumbres. La ileg¨ªtima decisi¨®n de los populares de utilizar esa alta instituci¨®n del Estado de derecho como subordinada oficina auxiliar de su sede central es una seria amenaza para la estabilidad del sistema democr¨¢tico. Si bien la Constituci¨®n ordena taxativamente que el ¨®rgano de gobierno de la magistratura sea elegido por el Parlamento, la actual mayor¨ªa corsaria del CGPJ intenta comparecer ante la opini¨®n como representante de un monol¨ªtico poder judicial cuya independencia para dictar sentencias encarnar¨ªa de forma corporativa. Pero el CGPJ no es una instituci¨®n jurisdiccional sino un ¨®rgano pol¨ªtico nombrado por las Cortes y sometido a su control, aunque el presidente Hernando se atreviera a insinuar venenosamente -en la comparencia del 14 de diciembre ante el Congreso a fin de presentar su Memoria anual- que los diputados tal vez no sean los verdaderos instrumentos del pueblo espa?ol y de la soberan¨ªa nacional para ejercer ese control: con la mentalidad propia de los te¨®ricos de la democracia org¨¢nica durante el franquismo, el presidente del CGPJ sostuvo que la C¨¢mara expresa ¨²nicamente la voluntad del partido en el poder.
Las tres resoluciones aprobadas por el Congreso el 22 de diciembre ordenan al ¨®rgano de gobierno de los jueces que se abstenga de emitir informes sobre materias ajenas a su competencia y renuncie a seguir influyendo de manera partidista sobre el debate pol¨ªtico. A la vez que fulminaba la propuesta estatutaria, el CGPJ dio hace ocho d¨ªas -con el patrocinio del vocal Adolfo Prego, promotor de la Fundaci¨®n para la Defensa de la Naci¨®n Espa?ola reci¨¦n creada- una desabrida contestaci¨®n a la petici¨®n de los diputados: no s¨®lo rechaz¨® el justificado requerimiento de la C¨¢mara sino que desafi¨® provocadoramente al Parlamento a plantear un conflicto de competencias ante el Constitucional caso de no resignarse a la negativa.
Por lo dem¨¢s, los 19 reproches de inconstitucionalidad disparados desde la mayor¨ªa del CGPJ ten¨ªan como destinatario un Objeto Jur¨ªdico-Constitucional No Identificado. Si la propuesta de nuevo Estatuto aprobada el pasado 30 de septiembre por el Parlamento catal¨¢n fue modificando su articulado durante las ¨²ltimas semanas por obra de las negociaciones entre los portavoces de los grupos parlamentarios de la C¨¢mara baja, el entendimiento alcanzado -cuatro d¨ªas antes del pleno del CGPJ- entre el presidente del Gobierno y los dirigentes del CiU cambi¨® la estructura central del proyecto original. Con su contenido arrojado a la inexistencia por la realidad, los vocales de la mayor¨ªa decidieron, sin embargo, mantener el ya in¨²til informe, animados tal vez por las fobias y las filias de las que suele hacer gala con lenguaraz gracejo su presidente: "Si yo ejerciera en Catalu?a aprender¨ªa el catal¨¢n, pero como un enriquecimiento personal, igual que si estuviera en Andaluc¨ªa me gustar¨ªa aprender a bailar sevillanas".
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