Libros a salvo
La Biblioteca Nacional muestra hasta el 19 de febrero la pugna por guarecer el legado bibliogr¨¢fico de Espa?a durante la Guerra Civil
La Biblioteca Nacional muestra hasta el 19 de febrero la historia de las tribulaciones de sus bibliotecarios, archiveros y empleados de ambos sexos por proteger el legado bibliogr¨¢fico y literario del pa¨ªs durante los 33 meses que dur¨® la Guerra Civil, entre julio de 1936 y marzo de 1939. Bombas incendiarias de la aviaci¨®n franquista, as¨ª como proyectiles artilleros de gran calibre que hostigaban incesantemente la ciudad desde la Casa de Campo, golpearon furiosamente tambi¨¦n los muros y cubiertas del palacio del paseo de Recoletos.
Las p¨¦rdidas fueron considerables, pero facultativos y empleados lucharon con denuedo para reducir su alcance, tras fortificar los s¨®tanos con sacos terreros y guarecer all¨ª las deslumbrantes joyas bibliogr¨¢ficas que la gran biblioteca atesoraba.
Ni el fuego graneado ni las penalidades sufridas por un Madrid cercado -siempre erguido ante la adversidad- impidieron que en el interior de la Biblioteca Nacional y de numerosas otras librer¨ªas p¨²blicas espa?olas continuara el proceso de protecci¨®n y difusi¨®n del libro y de la cultura, desplegado con sorprendente determinaci¨®n por la flamante II Rep¨²blica a partir de 1931.
Cinco personas, Juan Vicens, Tom¨¢s Navarro, Mar¨ªa Moliner, Teresa Andr¨¦s y Jordi Rubi¨®, cuyas peculiares gestas relata la exposici¨®n, encarnaron la defensa colectiva de la vigorosa pol¨ªtica cultural republicana. Si bajo el mandato del general Berenguer, consecutivo al del dictador jerezano Miguel Primo de Rivera, el presupuesto para tales menesteres apenas contaba con 35.000 pesetas en 1930, la Rep¨²blica lo aument¨® hasta 685.000 pesetas en 1935. ?sta hab¨ªa conseguido, en apenas un par de a?os, llevar a 5.100 remotas aldeas de todo el pa¨ªs, a trav¨¦s de la iniciativa de sus Misiones Pedag¨®gicas, manifestaciones art¨ªsticas hasta entonces desconocidas all¨ª, como el teatro o el cinemat¨®grafo.
En el cuidadoso montaje de la exposici¨®n realizado por Juan Pablo Rodr¨ªguez Frade resulta emocionante casi todo lo mostrado, como los tostados rostros de ni?os de la Alpujarra contemplando, por primera vez en sus vidas, reportajes filmados sobre el fondo del mar. Una p¨¢tina de laboriosidad y deleite configura las im¨¢genes de ni?os, varones y mujeres del pueblo, sentados y leyendo ensimismados en bibliotecas p¨²blicas esparcidas por todo el pa¨ªs gracias al esfuerzo de un pu?ado de trabajadores de la cultura imbuidos de celo profesional y convicciones democr¨¢ticas. Y gracias, sobre todo, a la heroica receptividad hacia la cultura y a la tenaz aplicaci¨®n de un pueblo ¨¢vido por aprender, pese a hallarse sometido al esfuerzo supremo de afrontar una guerra de desenlace ferozmente adverso.
No hay en la historia espa?ola precedente semejante de un esfuerzo colectivo de aquella envergadura, que consigui¨® vivificar la actividad cultural hasta l¨ªmites insospechados entre el hasta entonces excluido pueblo espa?ol. As¨ª lo explica el donostiarra Ram¨®n Salaberr¨ªa, comisario de la muestra junto con Blanca Calvo.
Libros de difusi¨®n popular, desde Gald¨®s hasta Tolst¨®i; carteles en defensa de la lectura, como primordial herramienta antifascista; fotograf¨ªas del rescate y catalogaci¨®n de libros; documentos que atestiguan el mimoso trato dado a los fondos por trabajadores de la Biblioteca durante la guerra; conmovedoras filmaciones en tonos sepia...Todo aproxima al visitante al coraz¨®n ardiente de aquellos a?os de fuego y esperanza.
Biblioteca en guerra. Biblioteca Nacional (paseo de Recoletos, 20). De martes a s¨¢bado, de 10.00 a 21.00. Domingos, hasta las 14.30. Lunes, cerrado.
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