Turismo sexual

La cada vez m¨¢s cargante ola de terror oriental est¨¢ llegando a extremos de desvergonzada desfachatez. P. La semilla del mal, por ejemplo, se intenta vender a trav¨¦s de un t¨ªtulo y un cartel t¨ªpico/t¨®pico de ¨²ltimo integrante del movimiento cinematogr¨¢fico, pero ni es oriental ni es de terror. Ambientada en Tailandia, aunque escrita, montada, musicalizada y dirigida por el brit¨¢nico Paul Spurrier, la pel¨ªcula se acerca m¨¢s a un producto con ambiciones er¨®ticas destinado a presumibles turistas sexuales de viaje por Tailandia que a un ejercicio de cine de miedo, terreno donde s¨®lo en su segunda mitad despliega unas formas m¨¢s risibles que efectivas.

P. La semilla del mal est¨¢ m¨¢s preocupada por filmar las curvas de las jovenc¨ªsimas prostitutas protagonistas que por establecer una verdadera narrativa centrada en el terror. Profundamente mis¨®gina y con algunos toques de homofobia, la pel¨ªcula contiene una deplorable factura de serie B americana de los a?os ochenta; una peligrosa banalizaci¨®n de la prostituci¨®n en pa¨ªses pobres; unos di¨¢logos nefastos, y unas cuantas im¨¢genes tipo (la chica de pelo largo, mirada cabizbaja y maquillaje con tonos de muerte) que, a fuerza de una y mil repeticiones, se est¨¢n convirtiendo en meras caricaturas de corte par¨®dico de lo que hace unos a?os result¨® ser un impacto visual.