Revisando a Greenberg
Una de las razones por las que resulta particularmente valioso este libro tiene que ver con la manera en que su autor hace justicia a una figura que llevaba demasiados a?os bastante maltratada, y maltratada, adem¨¢s, desde unas posiciones muchas veces caracterizadas por una simpleza extrema. De hecho, Clement Greenberg sigue siendo considerado en nuestros d¨ªas no s¨®lo como el m¨¢s c¨¦lebre te¨®rico y cr¨ªtico, sino tambi¨¦n como el terrible dogm¨¢tico de la vanguardia entendida en t¨¦rminos formalistas. Ahora bien, el hecho de que haya sido precisamente Thierry de Duve, el reconocido experto en Duchamp y, en general, en la vanguardia supuestamente alternativa al formalismo, quien se haya ocupado de esta revisi¨®n de Greenberg, no puede sino a?adir inter¨¦s a sus argumentos. Si a esto a?adimos que la edici¨®n de que hablamos, la primera de una colecci¨®n prometedora, aparece exquisitamente cuidada, tanto en lo que concierne a la traducci¨®n como a su presentaci¨®n, se hace evidente que nos hallamos ante un texto de enorme inter¨¦s.
CLEMENT GREENBERG ENTRE L?NEAS
Thierry de Duve
Traducci¨®n de Pilar V¨¢zquez
Acto Ediciones/Fundaci¨®n C¨¦sar Manrique
Santa Cruz de Tenerife, 2006
157 p¨¢ginas. 18 euros
http://www.revista-acto.net/
Como se sabe, la estrella del
formalismo comenz¨® a declinar cuando se entrevi¨® el eventual agotamiento de una clase de arte que se determinaba por la suprema voluntad de exploraci¨®n y depuraci¨®n de sus propios medios espec¨ªficos e intransferibles. En esos t¨¦rminos entend¨ªa Greenberg, en los a?os posteriores a la Segunda Guerra Mundial, el expresionismo abstracto. En realidad, ya en este punto se percibe un d¨¦calage hist¨®rico: por entonces, la vanguardia europea (Duchamp, sin ir m¨¢s lejos) ya hab¨ªa transgredido esos l¨ªmites. Y, para completar el panorama, el arte de los a?os sesenta dej¨® de ser interpretable en funci¨®n de esos criterios. ?se fue el momento en el que las ideas de Greenberg parecieron perder su actualidad.
Pero acaso esto no sea del todo as¨ª, al menos en la medida en que (como tambi¨¦n supo ver Adorno) la historia del arte aut¨®nomo contenga siempre un cierto componente de formalismo.
En todo caso, el libro de Thierry de Duve no es un estudio sistem¨¢tico de la obra de Greenberg. Se despliega a modo de un recorrido personal en el que se nos expone (bastante inteligentemente) una imagen triple de la figura de que se trata: Greenberg como cr¨ªtico del arte de su tiempo, como doctrinario de la vanguardia y como te¨®rico de la est¨¦tica. El primero destaca por la sinceridad y el arrojo de sus juicios (de los que siempre se podr¨ªa discrepar), as¨ª como por algo de lo que deber¨ªamos aprender todos: el hallazgo de "la palabra justa" (el concepto apropiado) para describir la obra de arte, que en Greenberg cristalizaba en t¨¦rminos famosos como "all-over" o "flatness", los cuales, sin ¨¦l reconocerlo, adquir¨ªan una dimensi¨®n prescriptiva.
El segundo Greenberg le ha-
ce pensar a De Duve en "los silencios de la doctrina". El autor explica esos silencios en base a la ausencia del "otro", del destinatario ideal al que remitir¨ªa la vanguardia de posguerra. Frente a la "industria cultural" (Adorno) y el kitsch (Greenberg), el arte "aut¨¦ntico" se encontraba (se encuentra, de hecho) ensimismado en sus propios materiales: as¨ª pues, es el medio mismo el que acaba por convertirse en destinatario. El tercer Greenberg, el te¨®rico m¨¢s o menos kantiano, el autor del Seminar de los a?os setenta, puede acaso resultar el menos consistente (Greenberg no ha sido nunca un gran fil¨®sofo), pero no por ello el menos interesante. El libro se cierra con un precioso debate p¨²blico de Greenberg ante los estudiantes de Ottawa, en 1987, lleno de ingenio y de buen humor, en donde, entre otras cosas, el viejo cr¨ªtico asume la permanencia del arte, pero duda del talento de quienes se encargan de ello.
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