El primer ministro de Hait¨ª pide un voto masivo para salvar el pa¨ªs
Pr¨¦val, ex aliado de Aristide, se perfila como ganador en los comicios
Cinco a?os despu¨¦s de las elecciones de 2000, consideradas fraudulentas, los haitianos se preparan para acudir el martes a las urnas entre el miedo y la necesidad de creer en el futuro. El primer ministro, G¨¦rard Latortue, pide una participaci¨®n masiva que contribuya a salvar el pa¨ªs. El jueves por la noche hubo tiroteos entre partidarios de distintas candidaturas en Ouanaminthe, en el norte.
Los continuos aplazamientos de las elecciones presidenciales y generales (hasta en cuatro ocasiones), la violencia y la incapacidad de las fuerzas de la ONU (en las que participan soldados espa?oles) para atajar la ola de secuestros y muertes abren serias dudas de que el 7 de febrero puedan celebrarse unos comicios con garant¨ªas. Desde el derrocamiento del presidente Jean Bertrand Aristide, en febrero de 2004, tras una sangrienta revuelta popular, la situaci¨®n en Hait¨ª escap¨® de las manos de un Estado en retirada. La Misi¨®n de Estabilizaci¨®n de Naciones Unidas, integrada por fuerzas militares y policiales de diversos pa¨ªses, latinoamericanos la mayor¨ªa, ha sido la encargada de garantizar la tranquilidad y de preparar las elecciones.
La presencia de los cascos azules es visible en numerosos puntos del pa¨ªs, y si bien ha reducido los ¨ªndices de violencia no ha conseguido desarmar a los grupos de irreductibles que siembran el terror en ciertos barrios. M¨¢s de 14.000 soldados y polic¨ªas han sido movilizados para garantizar la seguridad. El grueso del contingente lo integran 7.400 militares y 2.000 polic¨ªas de la ONU. Las dependencias de la Administraci¨®n p¨²blica y las escuelas permanecer¨¢n cerradas siete d¨ªas a partir de ma?ana. Las manifestaciones est¨¢n prohibidas hasta la difusi¨®n de los resultados, 72 horas despu¨¦s del d¨ªa electoral.
Treinta y dos candidatos
La convocatoria va dirigida a 3,5 de electores potenciales, de una poblaci¨®n de ocho millones, que decidir¨¢n el martes qui¨¦n ser¨¢ el nuevo presidente de la Rep¨²blica entre 32 candidatos. Tambi¨¦n elegir¨¢n a los 130 diputados y senadores entre 1.300 postulantes. Unos 36.000 observadores internacionales y nacionales vigilar¨¢n el desarrollo de la jornada, junto a 125.000 representantes de partidos pol¨ªticos.
Ren¨¦ Garc¨ªa Pr¨¦val es, seg¨²n las encuestas, el favorito de los 32 candidatos que concurren a los comicios, cuyo electorado no supera los dos millones y medio de personas. Pr¨¦val, 63 a?os, ingeniero agr¨®nomo, fue primer ministro y ministro del Interior y de Defensa en el primer Gobierno de Aristide, en 1991. Posteriormente, ocup¨® la presidencia de la Rep¨²blica entre 1996 y 2001, tras haber sido elegido democr¨¢ticamente. Milit¨® en el movimiento Lavalas (Avalancha, en cr¨¦ole), fundado por Aristide.
Sus detractores le consideran un aliado del gobernante que fue derrocado en febrero de 2004 y actualmente exiliado en Sur¨¢frica. Dirige el movimiento Esperanza, que formalmente se ha distanciado de Aristide, aunque para muchos la sombra del ex gobernante, que mantiene un alto ¨ªndice de aceptaci¨®n entre los sectores m¨¢s pobres del pa¨ªs (la gran mayor¨ªa), planea sobre la pol¨ªtica haitiana y sobre las pr¨®ximas elecciones.
El empresario Charles Baker, conocido popularmente como Charlito, ocupa el segundo lugar de las encuestas. Acusa a Pr¨¦val de ser un testaferro de Aristide y advierte de los males que le esperan al pa¨ªs si Pr¨¦val gana las elecciones. Pero Charlito tiene un problema. Es blanco y la mayor¨ªa de la poblaci¨®n negra desconf¨ªa de ¨¦l.
M¨²sica en 'casa' de Graham Greene
A pesar de las informaciones y los rumores de secuestros y otros actos violentos, Puerto Pr¨ªncipe, la capital del pa¨ªs m¨¢s pobre de Am¨¦rica Latina, tiene vida nocturna. Los locales m¨¢s atractivos son frecuentados por haitianos y una nutrida representaci¨®n de blancos.
Diplom¨¢ticos, miembros de la misi¨®n de Naciones Unidas, integrantes de diversas organizaciones de cooperaci¨®n y de ayuda humanitaria, y decenas de periodistas acuden al hotel Olafsson, un s¨ªmbolo en el centro de la ciudad: fue la morada en Hait¨ª del escritor brit¨¢nico Graham Greene y escenario de su c¨¦lebre novela de Los comediantes.
Este rinc¨®n de inconfundible est¨¦tica colonial tiene un restaurante que, seg¨²n avanza la noche, da paso a la m¨²sica haitiana a trav¨¦s de uno de sus representantes, el grupo RAM (Research of Angry Masses; En busca de las masas enfadadas). Los todoterreno aparcados en el jard¨ªn y los numerosos guardaespaldas con aparatosas armas largas apostados a la entrada indican al visitante que en el local hay gente importante.
En la barra, un tipo de buena planta, pelo canoso y vestido de cuenta comparte una copa de buen ron con algunos lugare?os. Es el embajador de Brasil, el pa¨ªs que aporta el mayor contingente militar de la misi¨®n de Naciones Unidas. Numerosos periodistas, de medios europeos y estadounidenses, deambulan por el local, acompa?ados en muchos casos de sus gu¨ªas locales. Estos d¨ªas de nutrida presencia internacional en Hait¨ª son buenos para los due?os del Olafsson y para las habituales del local, que aprovechan para intentar el negocio.
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