El coraz¨®n profundo de China
Un recorrido de dos meses para conocer el interior del pa¨ªs m¨¢s pujante de Asia
China est¨¢ de moda. De sobra es sabido que esta especie de subcontinente (en el sentido poblacional) se est¨¢ preparando para ser una gran potencia. Todo lo que all¨ª sucede nos repercute d¨ªa a d¨ªa cada vez m¨¢s. La reciente visita del presidente de la Rep¨²blica Popular China, Hu Jintao, y los ¨²ltimos acuerdos con Espa?a, junto a los nuevos puentes a¨¦reos Madrid-Pek¨ªn-Shanghai, lo demuestran: el pa¨ªs asi¨¢tico est¨¢ en alza. Y habr¨¢ que tener presente estas dos fechas: 2008, cuando se celebrar¨¢n los Juegos Ol¨ªmpicos, y 2010, a?o de la exposici¨®n universal en Shanghai.
Claves de lo que denominamos el boom de este gigantesco pa¨ªs son el desarrollismo y el consumo, si bien queda mucho por hacer, puesto que las clases medias est¨¢n despertando. La frialdad de los n¨²meros enga?a con frecuencia. En una curiosa encuesta en un barrio popular pequin¨¦s, el 80% declaraba sentirse perteneciente a las clases medias; pero si consideramos que este estrato social posee un frigor¨ªfico, una lavadora, un coche y una casa en propiedad, en China este grupo no llega al 25%. Un espejismo, por tanto, que se hace m¨¢s evidente en el contraste entre las ciudades y el campo.
Llena de diferencias, China todav¨ªa airea sus ¨ªnfulas totalitarias: el ej¨¦rcito tiene una importancia decisiva en lo cotidiano, y sus miembros pululan por doquier. El turismo interno comienza a ser uno de sus negocios pujantes, y los monumentos y lugares tur¨ªsticos parecen santuarios para las peregrinaciones. Riadas de personas, autobuses siempre llenos, continuo ir y venir de gente, servicios colapsados. Hay que ver la pel¨ªcula Ni uno menos, del director Zhang Yimou, para comprender este escenario de saturaci¨®n, y una vista de las estaciones de autobuses y trenes tal cual: un caos.
Comienza el viaje
Acabamos de aterrizar en Pek¨ªn. No hay marcha atr¨¢s. Otro inconveniente sumado al del idioma (mil veces nos asediar¨¢ durante todo el viaje), el desconocimiento de lo que all¨ª vale el dinero, que es mucho menos de lo que pensamos. Con alg¨²n que otro sablazo aprenderemos que se puede recorrer cualquier ciudad china en taxi, y que en taxi puedes estar 15 o 20 minutos de un lado para otro gast¨¢ndote s¨®lo un euro, como mucho. Adem¨¢s, muy ligada al uso del dinero es la cultura del regateo, siempre desde la perspectiva del turista. Ser inflexible es la regla, y pagar m¨¢s o menos un tercio de lo que en principio piden. Se regatea casi todo, por ins¨®lito que parezca: hasta los billetes de avi¨®n. Paralelo a esto, el manejo de billetes es asombroso. Habr¨¢ que estar siempre bien surtido de billetes, porque no se paga con tarjeta y apenas existen cajeros autom¨¢ticos (s¨®lo en el Bank of China y alguna otra entidad).
Primer mes
La oferta es ampl¨ªsima. Pek¨ªn se puede conocer raspadamente en una semana visitando la Ciudad Prohibida (v¨¦ase el sitio www.dpm.org.cn), la plaza de Tiananmen con la momia de Mao Zedong, el Palacio de la Asamblea Popular, la Torre del Tambor y la Torre del Reloj. Para una excursi¨®n al Palacio de Verano (de ah¨ª el c¨¦lebre poema de Coleridge "En Xanad¨² Kublai Khan...") y a la Gran Muralla (donde ojal¨¢ no haya niebla), se pueden coger autobuses muy econ¨®micos desde Qianmen, la puerta que limita con Tiananmen, una especie de cour des miracles feudalizante (China, la Catai medieval) donde decenas de tullidos se exhiben implorando piedad y limosna. Aqu¨ª, entre la bulla, hay que tener mucho cuidado con las mochilas: los grupos organizados de ladrones acechan a los turistas despistados, y m¨¢s all¨¢ de lo que te puedan robar, es el valor incalculable que supondr¨ªa perder el pasaporte, puesto que los papeleos se eternizan (atenci¨®n a las fechas del visado, que sean las correctas: un fallo de este tipo puede causar serios problemas) y la polic¨ªa acude al m¨¢s m¨ªnimo problema con un extranjero.
Desde Pek¨ªn realizaremos una trayectoria en sentido inverso a las agujas del reloj. Un excelente tren nocturno (litera, semejante a los europeos) nos lleva a Xi'an, antigua capital y uno de los centros neur¨¢lgicos de los musulmanes chinos. Justo enfrente de la estaci¨®n de tren de Xi'an hay un hotel bastante asequible, donde nos alojamos, y de aquella misma plaza parten los autobuses para visitar el mausoleo del primer emperador de China, Qin Shi Huangdi, y los famosos guerreros de terracota. Tampoco hay que perderse el mercado cercano a la Gran Mezquita, el delicioso paseo en bicicleta por las murallas, ni los pinchitos de cordero, ?picant¨ªsimos! De Xi'an cogemos un avi¨®n (por 50 euros) a Chengdu, una ciudad de 12 millones de habitantes. Preside su avenida central una descomunal estatua de Mao Zedong, venerado folcl¨®ricamente por todo el mapa no s¨®lo geogr¨¢fico o f¨ªsico, sino tambi¨¦n humano: chapas, figuritas, relojes y mil y un fetiches del que fuera Gran Timonel y, sin embargo, lanzara err¨®neamente la Revoluci¨®n Cultural, un desastre ideol¨®gico que no reconoc¨ªa la diferencia que existe entre trabajo intelectual y trabajo manual. Pero en Chengdu hay que visitar la reserva (www.panda.org.cn) del oso panda, donde se puede disfrutar de la visi¨®n de estos fant¨¢sticos plant¨ªgrados. El albergue de la juventud donde paramos posee excelentes s¨¢ndwiches de at¨²n, y es que a estas alturas del viaje hay ya algunos que se han cansado de comer arroz y verduras, incapaces de haberse aprendido los nombres de los platos de la variad¨ªsima y exquisita gastronom¨ªa china. Desde nuestro enclave hacemos una excursi¨®n de una jornada para contemplar el Gran Buda de Leshan, considerado el mayor del mundo, de m¨¢s de 70 metros de alto. Cuenta la historia que un monje mand¨® construir este Buda en la confluencia de los r¨ªos Qingyijiang y Daduhe, donde naufragaban muchos pescadores, para pedir la intercesi¨®n divina. Aunque el monje no lleg¨® a ver la obra terminada, aquellas corrientes se vieron calmadas por el efecto que las piedras y la tierra formaron en el caudal.
Segundo mes
Chongqing, urbe fluvial del Yangts¨¦ (el R¨ªo Azul), cinco millones de habitantes y rascacielos que nos desaf¨ªan. All¨ª se coge el ferry para realizar la traves¨ªa, durante tres noches, hacia la presa de las Tres Gargantas. Este viaje comienza a ser, a partir de aqu¨ª, asombroso, fascinante, tal y como lo describi¨® Marco Polo en su Libro de las maravillas. En Chongqing comemos en una olla mongola (hot-pot) y acudimos a una relajante sala de masajes. Sobre las Tres Gargantas se podr¨ªa escribir otro art¨ªculo: al amanecer atravesamos la primera, la m¨¢s enigm¨¢tica, un verdadero espect¨¢culo que ahora debo solventar casi de un plumazo. No dejar¨¦ de decir que uno se siente peque?o en aquellas aguas marrones que arrastran tanto barro, rodeado de una naturaleza gigantesca y exuberante. Monta?as infranqueables y picudas, s¨®lo el r¨ªo fluye atraves¨¢ndolas. En este ferry est¨¢n incluidas visitas a las Tres Gargantas Menores (all¨ª, entre las rocas y la vegetaci¨®n, se descubren los monos o macacos, con sus gritos) y luego a las Tres Mini Gargantas, hasta llegar a peque?as grutas de aguas azules verdosas donde nos hacen picar alg¨²n que otro cebo para turistas. Pero no importa, la belleza insuperable de este lugar permite incluso eso.
Al tercer d¨ªa de ferry llegamos a Yijang, la ciudad que acoge en su seno la presa m¨¢s grande del mundo. De all¨ª partimos para la siguiente etapa, Wudangshan, no sin ciertas dificultades, porque cada vez existen menos personas que balbuceen el ingl¨¦s y esto empieza a complicarse. Sin embargo, a pesar de las incomodidades de un tren popular chino, de los que ya van quedando menos, donde los usuarios van hacinados, comiendo y en condiciones poco salubres, por fin llegamos a Wudangshan, uno de los montes sagrados del tao¨ªsmo y cuna tambi¨¦n de un milenario arte marcial. All¨ª descansaremos tres d¨ªas, peregrinando a pie hasta la cima de la monta?a, donde reside un grupo de incorruptibles monjes. Subiremos, como en una promesa, a pie, m¨¢s de tres horas miles y miles de escalones en pendientes escarpad¨ªsimas, sudando la gota gorda.
Shanghai y fin de etapa
Y con tristeza partimos (en Wudangshan fuimos felices) para coger, desde Wuhan, un avi¨®n muy barato hacia Shanghai, con sus rascacielos, la ciudad m¨¢s occidentalizada. No hay que dejar de ir al famoso mercado de las marcas copiadas y asomarse, al menos de reojo, a la casa-museo donde se fund¨® el Partido Comunista Chino. Hay que acercarse en autob¨²s a Sou Zhou, conocida como la Venecia china (decepcionante quiz¨¢ por su desnaturalizaci¨®n en torno al turismo), y luego hay que ir en tren a Hang Zhou, una preciosa ciudad a cuatro horas de Shanghai para, esta vez ya en taxi, desplazarnos a Long Jing, la c¨¦lebre contrada donde se cultiva uno de los t¨¦s m¨¢s caros del mundo. De all¨ª, volver a Shanghai otra vez, y luego coger otro magn¨ªfico tren nocturno (en litera, como el que nos llev¨® a Xi'an) haciendo escala en Pek¨ªn (seguro que se qued¨® algo por ver; por ejemplo, los bellos lagos alrededor de la Ciudad Prohibida, o una visita en bici-taxi alrededor de los Hudong o barrios tradicionales), ajustando quiz¨¢ las ¨²ltimas compras (?alguna pieza de porcelana?) e ir preparando el regreso. Nada volver¨¢ a ser lo mismo despu¨¦s de un viaje de estas caracter¨ªsticas, una suerte de aventura inici¨¢tica.
- Juan Carlos Abril (Los Villares, Ja¨¦n, 1974)es autor de los poemarios Un intruso nos somete (Ellago Ediciones) y El laberinto azul (Rialp).
GU?A PR?CTICA
Datos b¨¢sicos- Prefijo telef¨®nico: 00 86.C¨®mo ir- Catai Tours (www.catai.es; en agencias) propone una escapada de una semana por el Pek¨ªn imperial a partir de 1.150 euros. Salidas desde Madrid, Barcelona, Bilbao, M¨¢laga, Valencia y Mallorca.- Politours (www.politours.com; en agencias) organiza viajes de 10 d¨ªas (ocho noches) a Pek¨ªn, Xi'an y Shanghai, con salida desde Madrid, a partir de 1.510 euros.- Dimensiones (en agencias; www.viajesdimensiones.es) ofrece recorridos de 11 d¨ªas, con salidas desde Madrid y Barcelona, a partir de 1.757 euros.- Air Europa (www.aireuropa.com; 902 40 15 01) y Air Plus (www.cometairplus.com; 914 11 26 24) ofertan vuelos a Pek¨ªn y Shanghai, sin escalas, desde Madrid y Barcelona. Precio de ida y vuelta, a partir de 650 euros.Informaci¨®n- Oficina de turismo de China en Madrid (915 48 00 11).- La p¨¢gina web de la Oficina Nacional de Turismo China (www.cnto.org) proporciona informaci¨®n detallada sobre los destinos.
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