Am¨¦rica Latina: ?nuevos 'lul¨®metros'?
HACE CUATRO A?OS estaban a la vista unas elecciones presidenciales en Brasil que pod¨ªan dar el triunfo al candidato de las izquierdas, el antiguo sindicalista Lula da Silva. As¨ª ocurri¨®. En plena campa?a electoral, un banco de negocios, Goldman Sachs, invent¨® lo que se denomin¨® el lul¨®metro. Se trataba de un indicador, basado en una f¨®rmula matem¨¢tica, por la que se med¨ªa diariamente la relaci¨®n entre las posibilidades de victoria de Lula; los tipos de cambio de la moneda brasile?a, el real, y el riesgo-pa¨ªs. Ello a?adi¨® incertidumbre a la evoluci¨®n de la novena econom¨ªa del mundo, pero fue una incertidumbre que acab¨® cuando Lula lleg¨® a la presidencia: a partir de ese momento no ocurri¨® nada de lo que hab¨ªa pronosticado el lul¨®metro.
El mapa de riesgos no incluye a Chile, donde Bachelet ha nombrado ministros de Exteriores y Hacienda a dos economistas de prestigio, participantes en las citas para superar el Consenso de Washington
Hace pocos d¨ªas, Aon Credit, una divisi¨®n especializada de la consultora de riesgos y gesti¨®n de seguros Aon Gil y Carvajal, present¨® el Mapa de Riesgo Pol¨ªtico y Econ¨®mico 2006, que identifica los principales riesgos cambiarios, econ¨®micos y pol¨ªticos de las empresas en el mercado internacional. Como riesgos pol¨ªticos se entienden "las intervenciones u omisiones de Gobiernos extranjeros y nacionales [sic], la imposibilidad de obtener o transferir divisas, las guerras y la violencia pol¨ªtica (conmociones civiles, disturbios, huelga y terrorismo)". En ese mapa se dice que los cambios de Gobierno en pa¨ªses de Am¨¦rica Latina (AL) han originado cierta preocupaci¨®n para las empresas extranjeras. Aquellas con negocios en Venezuela y Bolivia, por ejemplo, se est¨¢n enfrentando a mayores impuestos, revisiones de contratos y amenazas de expropiaci¨®n de bienes. Otros cuatro pa¨ªses de esta zona (Belice, Costa Rica, Guatemala y Nicaragua), junto con Bolivia, han empeorado su riesgo con respecto al mapa de 2005. Las valoraciones sobre Evo Morales, apenas ejerciente unas semanas, no se han hecho esperar y no le han dado ni un respiro.
En ese mapa de riesgos no aparece ninguna preocupaci¨®n sobre Chile, pese a que tambi¨¦n ha tenido elecciones y las ha ganado la socialista Michelle Bachelet. En su Gobierno paritario (mismo n¨²mero de mujeres que de hombres) sobresalen dos nombres desde el punto de vista econ¨®mico. El del nuevo canciller, Alejandro Foxley, y el del ministro de Hacienda, Andr¨¦s Velasco, ambos muy prestigiosos economistas. Foxley y Velasco compart¨ªan mesa todav¨ªa hace escasos meses en Salamanca, junto con otro medio centenar de economistas, en la reuni¨®n t¨¦cnica previa a la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno que actualiz¨® la Agenda del Desarrollo, un instrumento creado un a?o antes con la intenci¨®n de superar los contenidos del famoso Consenso de Washington. A los economistas reunidos en Salamanca los convocaron Narc¨ªs Serra, presidente del Cidob, y Miguel Sebasti¨¢n, asesor econ¨®mico de Rodr¨ªguez Zapatero, por lo que cabe prever que las relaciones entre el Gobierno espa?ol y el Ejecutivo de Bachelet ser¨¢n a¨²n m¨¢s estrechas que con Ricardo Lagos.
Menos preocupado por los procesos electorales latinoamericanos -"que ayudan a dar estabilidad a los pa¨ªses, aunque podr¨ªan generar algo de volatilidad en los mercados financieros y postergar las decisiones de inversi¨®n y consumo de los agentes"- se muestra el Servicio de Estudios del BBVA, que en su ¨²ltimo Latinwatch pronostica un crecimiento para la regi¨®n durante este a?o del 4,1%, lo que significar¨ªa el tercer ejercicio consecutivo de crecimiento econ¨®mico sincronizado. Estudiando las tripas del modelo latinoamericano (suponiendo que pueda considerarse a AL como un todo, lo cual es muchas ocasiones es una abstraci¨®n insoportable), el banco indica que el crecimiento potencial de la zona ha disminuido considerablemente respecto a lo observado entre 1950 y 1970 (lo que vuelve a poner en cuesti¨®n el Consenso de Washington). Su principal causa ser¨ªa una disminuci¨®n de la productividad basada en los reducidos niveles de inversi¨®n y la necesidad de una mejora de la calidad institucional. A esta ¨²ltima pueden ayudar, precisamente, los cambios electorales.
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