Desgobierno en el litoral
?Es sensato dejar sin respuesta las iniciativas que pretenden llevar hasta sus ¨²ltimas consecuencias la urbanizaci¨®n masiva del litoral? ?Es razonable disentir del proceso, aunque exista una potente demanda inmobiliaria, sirva para impulsar, a¨²n m¨¢s, el pujante sector promotor / constructor, y est¨¦ amparado por un amplio n¨²mero de ayuntamientos y algunas regiones que han decidido sumarse al nuevo boom urban¨ªstico?
?D¨®nde est¨¢n, m¨¢s all¨¢ de evaluaciones de corto plazo, los an¨¢lisis cient¨ªficos, los debates parlamentarios o la convicci¨®n ciudadana, que avalar¨ªan que ¨¦sa es la opci¨®n estrat¨¦gica m¨¢s interesante para el futuro de este pa¨ªs y su litoral? ?C¨®mo es posible que ante el inexplicable silencio de nuestras principales instituciones regionales y nacionales, haya tenido que ser el Parlamento Europeo quien levante su voz denunciando los desmanes en nuestras costas?
El Gobierno, hasta ahora silencioso, deber¨ªa liderar un discurso innovador sobre el litoral y su futuro
Adem¨¢s de exigir un debate serio, conviene explicitar algunas de las contradicciones del "crecimiento ilimitado" en una costa que, en su tramo mediterr¨¢neo, tiene ya el 34% de su primer kil¨®metro ocupado por las urbanizaciones.
Primero, la extraordinaria dimensi¨®n del expansionismo inmobiliario. Los n¨²meros cantan: el 67% de la cifra r¨¦cord de 739.000 vivienda proyectadas en 2004 en el pa¨ªs se localiza en las regiones del litoral, y este porcentaje se elevar¨ªa al 79% si nos refiri¨¦ramos al total edificado entre 1990 y 2000. Y lo peor est¨¢ a¨²n por llegar: los compromisos de nuevo crecimiento incluidos en el planeamiento municipal podr¨ªan multiplicar por tres la capacidad de alojamiento existente.
Segundo, el desbordamiento de la capacidad de carga de los ecosistemas costeros y de la demanda de servicios ambientales. L¨®gicamente, la magnitud del crecimiento urban¨ªstico est¨¢ terminando de laminar los pocos ecosistemas costeros que a¨²n quedaban. Si en tierra siguen desapareciendo las redes h¨ªdricas, los sistemas dunares, los forestales y se ampl¨ªa la erosi¨®n del suelo, la evoluci¨®n de las din¨¢micas y sistemas marinos, no por desconocida, es menos preocupante, mientras la carga ambiental demandada por el consumo de suelo, agua, energ¨ªa y la generaci¨®n de residuos y emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero, resulta, sencillamente, inviable.
Tercero, la p¨¦rdida estrat¨¦gica de competitividad, rentabilidad socioecon¨®mica y de calidad de vida. Porque se olvida que la congesti¨®n urban¨ªstica opera como un factor clave de p¨¦rdida de competitividad y calidad de vida. Hoy se reconoce que un porcentaje significativo de residentes y turistas, l¨®gicamente el m¨¢s exigente y rentable, est¨¢ perdiendo inter¨¦s en nuestro litoral, mientras que el proceso inmobiliario no s¨®lo succiona importantes inversiones de otros frentes clave para la competitividad estrat¨¦gica del pa¨ªs, sino que, una vez superada la fase de construcci¨®n, ofrece una proyecci¨®n socioecon¨®mica devaluada por el peso determinante de una segunda residencia de escasa rentabilidad por su baja ocupaci¨®n anual y gasto diario. Y por ¨²ltimo, la espinosa cuesti¨®n de la financiaci¨®n de los municipios tur¨ªsticos. Tema indiscutiblemente real por la diferencia entre poblaci¨®n censada y servida, pero que est¨¢ siendo utilizado para justificar ante la opini¨®n p¨²blica unas pol¨ªticas urban¨ªsticas expansivas y contraproducentes, en cuanto no hacen sino multiplicar hacia el futuro el desfase poblacional y el crecimiento de los servicios deficitarios.
Todo indica que hay que pensar en nuevos paradigmas en los que la cuesti¨®n de la sostenibilidad y los l¨ªmites de la capacidad de carga de los sistemas costeros se planteen como requisito fundamental. Porque s¨®lo as¨ª ser¨¢ posible pensar en estrategias de valorizaci¨®n capaces de optimizar la calidad y rentabilidad integral de nuestras costas.
Estas nuevas formulaciones, en contra de lo que se dice, tambi¨¦n consiguen el imprescindible respaldo ciudadano, poniendo as¨ª en evidencia a quienes justifican sus pol¨ªticas expansivas bas¨¢ndose en unas presuntas demandas sociales inconmovibles. Eso s¨ª, agrupar mayor¨ªas sociales en torno a las nuevas pol¨ªticas requiere lucidez y coraje institucional, mucha informaci¨®n y amplio di¨¢logo con los actores empresariales y sociales.
Una referencia muy significativa; Exceltur, la principal asociaci¨®n empresarial tur¨ªstica, acaba de realizar un l¨²cido estudio en el que aboga por el cambio de modelo en la costa. Y en los territorios regionales, desde los primeros pasos de Baleares, se han producido experiencias innovadoras. En Canarias, las nuevas Directrices Generales y del Turismo (2003) suponen un aut¨¦ntico hito, y en Catalunya, el Plan litoral (2005) ha empezado por sustraer 23.500 hect¨¢reas del proceso urbanizador.
En la escala local, Calvi¨¢ y su Agenda Local (1995-2002) desclasificaron m¨¢s de 1.200 hect¨¢reas de suelo, apostando por la rehabilitaci¨®n integral del patrimonio edificado. El Plan Territorial de Menorca (2004) ha desclasificado unas 60.000 plazas tur¨ªsticas y ha establecido un amplio acuerdo limitando al 1% interanual el crecimiento insular. Y en Lanzarote, en defensa del sistema insular, se han desclasificado, con amplio respaldo popular, m¨¢s de 200.000 plazas tur¨ªsticas desde 1991.
El tema merece la atenci¨®n del presidente de un Gobierno, hasta ahora silencioso, que deber¨ªa liderar un discurso y una pol¨ªtica innovadores sobre el litoral y su futuro. Y el tema merecer¨ªa ser tratado, tambi¨¦n, en la reuni¨®n de presidentes auton¨®micos para concertar posiciones y lanzar propuestas pol¨ªticas y legislativas en los Parlamentos que permitieran contener los crecimientos inmobiliarios previstos y crear un espacio para el debate social sobre las mejores opciones para el litoral.
En ese marco, hay que tantear las oportunidades que ofrece la nueva legislaci¨®n sobre el r¨¦gimen local o del suelo, as¨ª como el posible reforzamiento del campo de acci¨®n parlamentario sobre la materia. Complementariamente, tambi¨¦n podr¨ªan adoptarse algunas medidas tendentes a formular una nueva "cultura sobre el litoral": la elaboraci¨®n de un Libro Blanco, la creaci¨®n de un observatorio y de redes de conocimiento y cooperaci¨®n, as¨ª como la concreci¨®n de compromisos, tambi¨¦n compartidos, en torno al desarrollo de operaciones de rescate, rehabilitaci¨®n y revalorizaci¨®n integral en zonas clave.
Porque no conviene enga?arse; si no se reconducen a tiempo las estrategias vigentes, los impactos acumulados en el tiempo ser¨¢n m¨¢s extensos y estructuralmente m¨¢s destructivos que los generados por casos como el Prestige, ya que, en esta ocasi¨®n, ser¨¢ pr¨¢cticamente imposible rectificar a posteriori sus efectos demoledores.
Fernando Prats Palazuelo es arquitecto urbanista y director de la Agenda Local 21 de Calvi¨¤, de la Estrategia Lanzarote en la Biosfera y de la Estrategia Tur¨ªstica-Territorial del entorno de Do?ana.
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