Primer destino... esperar
El vuelo inaugural de la T-4 cumpli¨® el horario, pero al regreso de Barcelona los pasajeros no pudieron bajar del avi¨®n durante una hora
El comandante Enr¨ªquez ha descansado a duras penas durante la noche. "Dormir he dormido, pero me he desvelado dos o tres veces". A¨²n no ha amanecido y ya est¨¢ a los mandos del Airbus 320 de Iberia que ser¨¢ el primero en embarcar a sus pasajeros en la nueva terminal de Barajas. Alejandro Enr¨ªquez est¨¢ tan emocionado que la noche le parece m¨¢s dulce y despejada que nunca cuando sobrevuela los alrededores de Zaragoza enfilando Barcelona. "Hace una noche espl¨¦ndida, como si la hubi¨¦semos pedido", comenta a los viajeros por megafon¨ªa: 18 vecinos de las urbanizaciones en protesta contra el ruido, seguidores del Atl¨¦tico de Madrid, periodistas...
Son las 4.30 de la madrugada del domingo y la nueva terminal de Barajas, la T-4, arranca su primer d¨ªa de operaciones. Todav¨ªa hay cierta quietud en los pasillos. No hay problemas en el embarque, pero los 60 minutos que restan para que salga el primer avi¨®n son necesarios para facturar, orientarse m¨ªnimamente en el enorme edificio (hay un kil¨®metro de un extremo a otro) y alcanzar la puerta de embarque del vuelo IB2640 con destino a Barcelona. No hay peligro de demorarse en una tienda o un caf¨¦ porque a¨²n no hay nada abierto.
"No se preocupen por las conexiones", dice el piloto, "todos los vuelos est¨¢n retrasados"
El primer vuelo ser¨¢ con destino a Barcelona, pese a los intentos de Vueling de arrebatar a Iberia la primicia. El jueves logr¨® que AENA (el ente p¨²blico que gestiona los aeropuertos) adelantase 15 minutos su permiso de vuelo de las seis de la ma?ana del domingo, pero la compa?¨ªa de bandera espa?ola no se dej¨® arredrar y adelant¨® a su vez su despegue 20 minutos. Enr¨ªquez explica que el conflicto ha tenido que resolverse "a niveles ministeriales".
Afortunadamente, la puerta designada para el primer vuelo del nuevo Barajas, la H18, s¨®lo est¨¢ a ocho o diez minutos del control de seguridad. Un grupo de viajeros ha tenido tiempo ya de descolocar los bancos de asientos situados en la zona de embarque para dar una mejor disposici¨®n espacial a su tertulia.
Un poco m¨¢s all¨¢, Jes¨²s Bilbao, delineante, de 21 a?os, y sus siete amigos calientan motores para el partido de la tarde en el Camp Nou. Son socios del Atl¨¦tico de Madrid y compraron los billetes para este vuelo antes de saber que era el primero de la T-4, porque era muy barato. "Nos ha costado 41 euros ida y vuelta", relata uno de ellos. Chuso, como le llaman sus amigos, ni conoce Barcelona ni ha volado nunca. Para ¨¦l la emoci¨®n es triple.
"Ilusi¨®n s¨ª, pero menudo madrug¨®n", se queja uno de los auxiliares de vuelo, Javier. Como todos los empleados de Iberia, ha tenido que estar hora y media antes (a las cuatro) en el aeropuerto, en vez de los 45 minutos habituales.
Con puntualidad brit¨¢nica, el avi¨®n del comandante Enr¨ªquez suelta la mano que le tiende la nueva terminal, mientras los coches auxiliares lo enfocan con sus luces y los operarios en tierra sacan fotos al borde del nudo en la garganta. Un impecable despegue, desayuno gratis y miniatura por cortes¨ªa de la compa?¨ªa y, 50 minutos despu¨¦s, aterrizaje en El Prat, con cinco minutos de adelanto. Los pasajeros comentan lo grande y moderna que es la nueva terminal, y Ana Bel¨¦n Plaza, ingeniera de caminos, aprovecha para sacar a colaci¨®n la vieja disputa de su gremio con el de los arquitectos. La T-4 es "demasiado arquitect¨®nica", dice.
Todo iba como la seda pero... de 10 maletas facturadas en este vuelo faltan dos al llegar a Barcelona. Una minucia en comparaci¨®n con lo que se avecina de vuelta a Barajas.
El avi¨®n, con muchos viajeros que deben conectar con vuelos internacionales, deber¨ªa llegar a las 10.30. Y llega. Se le asigna una pasarela de desembarque, la 13, en el lado oeste de la terminal sat¨¦lite (T-4S, unida al otro edificio nuevo por un tren sin conductor). Mal augurio para supersticiosos. Ya est¨¢ ocupado ese finger. Algo ha fallado en la coordinaci¨®n y como no estaba previsto que se necesitasen autobuses, los viajeros del IB6189 deben esperar una hora dentro del avi¨®n, para desesperaci¨®n de algunos y cachondeo de otros. "No se preocupen por las conexiones", dice el piloto, "todos los vuelos est¨¢n retrasados". Luego resulta que s¨ª hay que preocuparse porque s¨®lo hay seis vuelos retrasados.
Pero llegar por donde no se debe (a la planta de salidas) tiene su miga. Si uno se despista corre el riesgo de quedar varado en una zona internacional sin pasaporte ni tarjeta de embarque que justifique su presencia en la zona. Como le ocurri¨® a un empleado de una aerol¨ªnea que qued¨® en tierra porque el vuelo de su compa?¨ªa a Dubl¨ªn (Irlanda) estaba completo y le negaron el embarque. Deb¨ªa volver a M¨¢laga. Pero para ello necesitaba ir a la T-4, de donde parten los vuelos nacionales. ?C¨®mo? Logrando que la Guardia Civil permita pasar un control en direcci¨®n contraria a la normal. Ayer a¨²n se les pod¨ªa convencer a los agentes.
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