Siempre el futuro
De merecida apoteosis cabe definir la primera de las actuaciones que el legendario tr¨ªo brit¨¢nico ofreci¨® en la capital -tanto en ¨¦sta como en la de ayer el grupo agot¨® todas las localidades-. Cualquier calificativo menor ser¨ªa no hacerles justicia a Gahan, Gore y Fletcher, quienes, en medio de una ingenua escenograf¨ªa como de nave espacial plateada y con una enorme bola en la que aparec¨ªan cr¨ªpticos mensajes en cada canci¨®n y ayudado por la proyecci¨®n de im¨¢genes del artista Anton Corbijn, demostraron a las claras que ellos son el futuro. Que lo han sido desde sus inicios a principio de los ochenta y que, muy probablemente, tendr¨¢n que pasar a¨²n lustros para que un grupo novel les deje anticuados.
Depeche Mode
Dave Gahan (voz), Martin Gore (voz, guitarra y teclados), Andy Fletcher (teclados). Palacio de los Deportes. Madrid, lunes 6 de febrero.
Con un repertorio en el que mezclaron los m¨¢s grandes cl¨¢sicos de su larga discograf¨ªa con los temas de su ¨²ltimo elep¨¦ Playing with the angel, Depeche Mode dieron una consistente actuaci¨®n m¨¢s directa y menos visual que su anterior visita a la capital. Como si de una megabanda de rock al estilo de los Rolling Stones se tratase, el grupo arranc¨® a los compases de A pain that I'm used to con un Gahan en plan estrella total, plet¨®rico en bailes y en voz y proclive a mostrar torso desnudo a las primeras de cambio. A su lado, Martin Gore y su guitarra emplazaban al respetable a una fiesta de temas conocidos y coros animosos que no hubo de parar en ninguna fase del concierto, para agradable sorpresa del grupo; y eso que en los momentos en los que Martin Gore se qued¨® solo ante el micr¨®fono para entonar baladas no exentas de ¨¦pica e histrionismo, se temi¨® que el tedio se hiciera un hueco en el minutaje de la actuaci¨®n. Afortunadamente, no fue as¨ª.
Con John the Revelador, un viejo blues revitalizado por la lectura fr¨ªa y maquinal del grupo, qued¨® claro que o¨ªr a Depeche Mode es como o¨ªr a John Lee Hooker en clave tecno; puro blues en el que los sintetizadores han sustituido a la guitarra de palo y la voz es fr¨ªa, en lugar de fragorosa como la de los bluesmen. Con Precious o Behind the wheels, el grupo mostr¨® su maestr¨ªa para alcanzar niveles de gusto sublime en sus canciones. La introspecci¨®n solemne encontr¨® su momento en la antol¨®gica Personal Jes¨²s y la belleza toc¨® techo justo al final de la actuaci¨®n, cuando, tras la frivolidad bailona del Just can't get enough de sus inicios junto a Vince Clark, se abrieron paso las impresionantes Everything counts y, sobre todo, Never let me down, dos momentos en los que se tiene la impresi¨®n de que, si se estira el brazo, uno puede tocar la magia con la punta de los dedos. Fueron Depeche Mode, en fin, en su versi¨®n m¨¢s extrovertida y con deseo de agradar, y la verdad es que les qued¨® todo estupendo.
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