Reproches y confusi¨®n
La directiva del Madrid critica las rotaciones de L¨®pez Caro, y algunos jugadores asumen su culpa
La comitiva madridista que abandon¨® Zaragoza despu¨¦s de sufrir un hist¨®rico 6-1 en la ida de las semifinales de la Copa regres¨® a Madrid aturdida en la madrugada de ayer. El presidente, Florentino P¨¦rez, ya no sabe si abrazar las virtudes teologales del entrenador en el cargo, Juan Ram¨®n L¨®pez Caro, o volver a ponerse en contacto con Fabio Capello, al que ve desde hace a?os como una garant¨ªa y como una amenaza al mismo tiempo. El director general de f¨²tbol, Benito Floro, es para algunos en el club un t¨¦cnico suplente. Esta figura, tan revolucionaria como el modelo de zidanes y pavones, se ocupa diariamente de organizar el f¨²tbol base de Valdebebas. De momento, no es m¨¢s que un consejero y asegura no querer saber nada del banquillo. Esto es mucho m¨¢s de lo que se aprecia en Emilio Butrague?o, el vicepresidente deportivo, cuya misi¨®n no es evidente en la pr¨¢ctica. El ¨²nico responsable con poder ejecutivo que habl¨® ayer p¨²blicamente para dar explicaciones fue L¨®pez Caro. Antes del desastre de La Romareda era el menos poderoso de todos. Ayer su posici¨®n se antojaba m¨¢s debilitada. "Yo soy el m¨¢ximo culpable", proclam¨® otra vez blandiendo el cilicio.
P¨¦rez piensa que la eliminatoria est¨¢ pr¨¢cticamente perdida. Los jugadores, sin embargo, tienen esperanzas de cambiar su suerte. Esto es lo que dijo Casillas. "De perdidos, al r¨ªo", declar¨® el portero; "tenemos que arriesgarnos. Tenemos que ir al ataque y estamos convencidos de que en la vuelta les haremos tres goles antes del descanso. Lo hemos hablado y vamos a por ellos. Aunque sabemos que nunca en la historia el Madrid ha remontado un 6-1 en contra, creemos que este equipo tiene recursos para hacer historia en ese sentido".
Las fuentes consultadas dentro del club indican causas contradictorias en el origen de la goleada. Unos adjudican la derrota a los ¨¢rbitros, por no pitar un penalti a Robinho y otro a Baptista. Otros critican a los jugadores. Y no faltan quienes achacan el marcador a la fatalidad, a eso que llaman "cosas del f¨²tbol". En el entorno de P¨¦rez tambi¨¦n se?alan a L¨®pez Caro por rotar demasiado la alineaci¨®n y despu¨¦s no tener reflejos para evitar la paliza. El propio L¨®pez Caro comulga con sus detractores. El entrenador asegura que tiene la culpa de todo. Tal vez se arrepienta de formar una alineaci¨®n sin Woodgate, su defensa preferido. Quiso repartir minutos y ahora no est¨¢ seguro de haber acertado. Como dijo tras el partido: "Los cambios no se adaptaron a las circunstancias". Si de verdad L¨®pez Caro piensa esto, Pav¨®n, Salgado o Helguera est¨¢n en su mirilla.
Hace un a?o, el Madrid fue eliminado de la Copa por el Valladolid en el Bernab¨¦u. El entonces entrenador, Vanderlei Luxemburgo, aline¨® un ataque formado por Owen, Javi Garc¨ªa, Jurado y Portillo. En el centro de la defensa situ¨® a Pav¨®n y Ra¨²l Bravo, con Arbeloa en el lateral derecho y Roberto Carlos en el izquierdo. Por confeccionar este equipo, Luxemburgo no recibi¨® m¨¢s cr¨ªticas que L¨®pez Caro por hacer el suyo. Esto no impidi¨® que el a?o pasado, antes del verano, Florentino P¨¦rez se pusiera en contacto con Capello para hablar de un futuro que permanece incierto.
"El once de Zaragoza es un equipazo del primero al ¨²ltimo", dijo ayer Casillas; "son internacionales consagrados. El chaparr¨®n nos lo merecemos los que jugamos, no el t¨¦cnico por alinearnos. Entendemos que, con sus declaraciones, L¨®pez Caro nos quiere quitar presi¨®n. Pero nosotros ya somos mayorcitos y sabemos que los culpables de lo que ocurri¨® fuimos los que estuvimos en el campo".
En La Romareda, L¨®pez Caro aline¨® a un equipo que ha sido titular en la Liga m¨¢s de una vez esta temporada. El rendimiento de los jugadores, sin embargo, no fue el de otras veces. Ronaldo remat¨® dos veces a puerta, Baptista tres y Robinho ninguna. Del otro lado, Ewerthon y Diego Milito tiraron diez veces. En el medio campo las cosas no fueron mejor. Guti fue el jugador que m¨¢s veces recuper¨® el bal¨®n de los 22 que saltaron al campo: diez. Gravesen, que en teor¨ªa tiene esa funci¨®n, s¨®lo lo hizo en dos ocasiones.
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