Territorio comanche levantino
Mandos policiales reconocen que hay un 'agujero negro' de seguridad y que no se lucha con eficacia contra los asaltantes de chal¨¦s
La ciudadana alemana Eva Gunther sostiene con rotundidad que los ladrones tambi¨¦n se van de vacaciones por Navidad. Eva es fisioterapeuta y reside en Espa?a desde hace 18 a?os, en la localidad alicantina de Alfaz del Pi. Por su consultorio han pasado muchos clientes que han sufrido robos en su domicilio y ha escuchado sus relatos. Ella misma ha sido v¨ªctima tambi¨¦n de la plaga de asaltos a domicilios que sufren desde hace a?os numerosas localidades del Levante espa?ol. Y sabe por experiencia que en las Navidades hay una tregua y que, a mediados de enero, los asaltos regresan. "Ahora han empezado otra vez", asegura. Un oficial de la Guardia Civil confirma esta teor¨ªa: "Es cierto. Antes de las Navidades, los atracos son m¨¢s virulentos. Con las fiestas decrecen y luego vuelven a subir. Sabemos que los atracadores quieren llegar a las navidades con los bolsillos llenos".
El alcalde de Canals ha puesto rejas en su domicilio porque le han robado ya tres veces
En una urbanizaci¨®n de Altea los vecinos patrullaron durante ocho meses las calles
Numerosos ediles reconocen tener que ampliar la plantilla de la Polic¨ªa Local
Eva no tiene ninguna confianza en las estad¨ªsticas oficiales que divulga el Gobierno. Tampoco la tiene Carlos Verd¨², abogado y presidente de la Asociaci¨®n Valenciana de Urbanizaciones (Avalur), donde est¨¢n afiliadas cerca de 50 urbanizaciones, la mitad seg¨²n sus datos de las existentes en Valencia. "Llevamos tiempo reclamando datos reales sobre los atracos en chal¨¦s", dice, "y se nos contesta por parte de las autoridades que sufrimos un problema de p¨¢nico social subjetivo porque los ¨ªndices de criminalidad han bajado. Nosotros llevamos nuestros propios datos y le puedo decir que en el mes de enero de 2005 hubo el doble de atracos que en 2004 y que, en lo que llevamos de enero de 2006, hemos sufrido el triple que el a?o pasado. Hay zonas de la Comunidad Valenciana donde se ha producido una deserci¨®n del Estado respeto de su primera obligaci¨®n, que es garantizar la seguridad de los ciudadanos".
Desde hace a?os, miles de ciudadanos, espa?oles y extranjeros, residentes en urbanizaciones de Valencia y Alicante, se quejan de que el Estado es incapaz en aquellos territorios de asegurar el imperio de la ley. Ll¨¢mese psicosis o p¨¢nico subjetivo, el ambiente est¨¢ muy caldeado y se manifiesta en multitud de detalles. Los peri¨®dicos locales divulgan con relativa frecuencia c¨®mo la venta de armas de fogueo se ha disparado en dichas localidades. No hay datos oficiales pero s¨ª una retah¨ªla de comercios del ramo que confiesan el buen momento de sus ventas. Lo mismo sucede con algunas novedades en materia de seguridad, caso del blindaje del dormitorio: una empresa garantiza que, ante la sospecha de que alguien haya entrado en un domicilio, la familia pueda aislarse en una habitaci¨®n y comunicarse desde all¨ª con el exterior. Las asociaciones de empresarios confirman que algunos de sus asociados han decidido contratar escolta. "El 70% de nuestras urbanizaciones tienen contratada seguridad privada", dice Carlos Verd¨², "y en eso se gasta ya el 50% del presupuesto de una comunidad". El miedo es libre y se aprecia en peque?os detalles: "Desde hace alg¨²n tiempo", sostiene un guardia civil, "llegada la noche, la gente no apaga las luces de sus casas pensando que as¨ª alejar¨¢ a los ladrones". Y luego est¨¢ el asunto de las patrullas ciudadanas.
Es de dominio p¨²blico que en la urbanizaci¨®n Bello Horizonte de Altea (Alicante) varios vecinos, al mando de un ciudadano holand¨¦s, patrullaron durante casi ocho meses las calles con un monovolumen que circulaba con los intermitentes encendidos. No iban armados, salvo de alg¨²n objeto contundente, y limitaron su trabajo a tomar nota de matr¨ªculas de coches y a informar al puesto de la Guardia Civil de cualquier movimiento extra?o. "Este invierno est¨¢bamos temblando porque volvieran", confiesa un guardia civil del cuartel de Altea. "Te llamaban por todo. Fue para vivirlo". No fue aqu¨¦l un caso aislado a pesar de la advertencia de las autoridades sobre la formaci¨®n de patrullas vecinales.
La protesta ciudadana se ha manifestado tambi¨¦n en la fundaci¨®n de plataformas c¨ªvicas, la m¨¢s importante de las cuales es el colectivo Ya Est¨¢ Bien de Alicante, que convoc¨® una sonada manifestaci¨®n en febrero del a?o pasado con asistencia de casi 10.000 personas. "Nosotros no nos dedicamos a esto, pero tuvimos que organizarnos para llamar la atenci¨®n del Gobierno. Nos reunimos con las autoridades y decididos dar un plazo de diez meses", cuenta Antonio Alcaraz, uno de sus representantes. "Ahora lo que sabemos es que la situaci¨®n ha mejorado en algunas zonas, pero la delincuencia se ha trasladado a otras".
Y las autoridades no ocultan la incomodidad que les produce este fen¨®meno y las dificultades que tienen para hacer creer a estos colectivos que los ¨ªndices estad¨ªsticos reflejan una bajada de la criminalidad. As¨ª lo expone Luis Felipe Mart¨ªnez, subdelegado del Gobierno en Valencia, que se?ala que los ¨ªndices (infracciones penales por mil habitantes) han bajado del 69,3 al 66,6 en el ¨²ltimo a?o, "cuando en 2002 estaban en el 77" y que la delincuencia ha bajado en 2005 hasta un 20% en la demarcaci¨®n del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa en Valencia. El subdelegado se?ala que el Gobierno ha aumentado en 900 efectivos la dotaci¨®n de las fuerzas de seguridad durante el a?o pasado.
Sin embargo, la versi¨®n de los mandos policiales dista de la tesis oficial. Un alto cargo policial define as¨ª la situaci¨®n: "En el Levante espa?ol tenemos un aut¨¦ntico agujero negro, propiciado por un despliegue inadecuado de la Guardia Civil porque estos problemas se suscitan en su demarcaci¨®n". "La cuesti¨®n es", agrega, "que la Guardia Civil deber¨ªa reconsiderar su despliegue de efectivos y adaptarlo al nuevo siglo. ?Qu¨¦ hace la Guardia Civil en las grandes ciudades? ?es sostenible que un cuartel con una docena de efectivos atienda a miles de ciudadanos en una vasta extensi¨®n de territorio?". Otro comisario es m¨¢s rotundo si cabe: "Estamos hartos de maquillarles las estad¨ªsticas a la Guardia Civil".
La realidad de las cifras es evidente: en t¨¦rminos absolutos, la delincuencia ha disminuido en la Comunidad Valenciana, pero en t¨¦rminos relativos ofrece otra lectura. La polic¨ªa mejora sus ¨ªndices en las ciudades, pero los datos internos de la Guardia Civil demuestran que, en muchas localidades, precisamente las que se asientan sobre poblaciones repletas de urbanizaciones, no s¨®lo ha aumentado el n¨²mero de asaltos a domicilios, ocultos bajo la denominaci¨®n resto robos/violencia, sino que ha bajado el esclarecimiento de esos delitos y el n¨²mero de detenciones. As¨ª sucede en la compa?¨ªa de Torrevieja, en el puesto de Almorad¨ª, en la compa?¨ªa de San Vicente de Raspeig, en el puesto de Santa Pola, en el de San Juan, en la compa?¨ªa de Calpe y en los puestos de Altea y de J¨¢vea, entre otros.
La Guardia Civil reconoce el problema, pero no ofrece datos oficiales ni permite entrevistas con los mandos destinados en la Comunidad Valenciana. Sin embargo, la Asociaci¨®n Unificada de Guardias Civiles (AUGC) es rotunda al reconocer que en la Comunidad Valenciana "operan unos 300 grupos, muchos de ellos especializados en asaltos a f¨¢bricas y domicilios". Dicho sindicato critica la escasez de las plantillas y la ineficacia de un despliegue que "no ha sabido adaptarse a la realidad social y delicuencial del pa¨ªs". El relato de la escasez de medios es inacabable. "En Almenara hay cinco guardias para 30.000 habitantes, en Carnet hay 12 para 35.000, en las zonas de Catarroja, Picassent y otras, son unos 70 guardias para una poblaci¨®n total que supera los 100.000 habitantes", dice un portavoz de la asociaci¨®n. La situaci¨®n es parecida en Alicante.
Numerosos alcaldes reconocen que se ven obligados a ampliar la plantilla de la Polic¨ªa Local. As¨ª lo asegura Mar¨ªa ?ngeles L¨®pez, alcaldesa de Catarroja: "Hemos ampliado en siete efectivos porque hay alarma social". Tambi¨¦n el alcalde de Canals, Pascual Dur¨¦, cuya Polic¨ªa Local suma ya 21 efectivos para una poblaci¨®n de 14.800 habitantes. Dur¨¦ ha puesto rejas en su propio domicilio porque le han robado ya tres veces y reconoce la falta de medios policiales. La propia asociaci¨®n de guardias civiles difundi¨® una nota en la que explica que el puesto de Canals tiene una plantilla de 10 efectivos que se encargan de 11 pueblos con una poblaci¨®n que supera los 35.000 habitantes. Canals vivi¨® hace un mes un suceso muy sonado: un empresario mat¨® a dos de los atracadores que hab¨ªan entrado a su casa, le hab¨ªan golpeado y ten¨ªan retenida a su mujer. Los dos atracadores fallecidos eran colombianos y resid¨ªan en Madrid. Seg¨²n fuentes policiales, se trataba de dos delincuentes profesionales que se dirigieron ex profeso a ese domicilio.
Grecos contra atracadores
El suceso de Canals despert¨® de nuevo la psicosis colectiva. Porque no s¨®lo se trata de robos: las bandas entran en los domicilios con la familia en su interior y las somete a escenas de violencia y humillaci¨®n. Una vuelta de tuerca m¨¢s que ha ocasionado una enorme preocupaci¨®n.
"Hay bandas que atacan de d¨ªa y tienen informaci¨®n", comenta Eva Gunther, vecina de Alfaz del Pi (Alicante). "Sabemos de gente que ha vendido un piso, acaba de cobrar un dinero y ese mismo d¨ªa por la tarde se ha encontrado con los atracadores en su casa". Empresarios consultados reconocen que no airean m¨¢s sus quejas por no perjudicar los intereses tur¨ªsticos de la costa levantina.
Los informes de la polic¨ªa confirman la existencia de grupos organizados que se renuevan con cierta velocidad. Un alto porcentaje de estos grupos tiene nacionalidad rumana, pero se aprecia la llegada de grupos procedentes de Colombia y de Lituania. Consciente de la gravedad del problema, la polic¨ªa destin¨® un grupo especial, denominado Greco, a la zona de Benidorm y Orihuela. Lo hab¨ªa hecho unos meses antes en la Costa del Sol. Los Greco destinados a la Comunidad Valenciana ten¨ªan una misi¨®n concreta: combatir las bandas de atracadores.
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