La nueva campa?a de Al Gore
El ex vicepresidente de EE UU denuncia en un documental el peligro del calentamiento global
Al Gore quiere cambiar el mundo. Pero como la posibilidad de ser presidente de Estados Unidos se la arrebat¨® George W. Bush en las confusas elecciones de 2000, este dem¨®crata que ejerci¨® durante dos mandatos como vicepresidente de Bill Clinton ha decidido tomar una ruta alternativa igualmente popular: el cine.
A lo largo de casi dos horas, el documental An inconvenient truth (Una verdad molesta) sigue al ex vicepresidente durante una de las m¨¢s de mil conferencias multimedia que ha impartido por todo el planeta en los ¨²ltimos cinco a?os explicando de forma did¨¢ctica, entretenida y comprensible qu¨¦ es el efecto invernadero, cu¨¢les son sus consecuencias y qu¨¦ posibilidades tenemos de evitar que se hagan irreversibles. Gore aparca las vac¨ªas palabras que suelen llenar la pol¨ªtica para hablar precisamente de la realidad concreta hacia la que los pol¨ªticos no quieren mirar: los riesgos del cambio clim¨¢tico.
"Estamos ante una emergencia planetaria", dice el dem¨®crata, rival de Bush en el a?o 2000
Esta cinta independiente ha sido producida por el productor Jeff Skoll (fundador de eBay) y dirigida por el joven Davis Guggenheim y fue presentada en el Festival de Cine de Sundance, el certamen impulsado por Robert Redford en Park City (Utah).
"James Hansen afirma que s¨®lo nos quedan 10 a?os para que superemos el l¨ªmite. Despu¨¦s no habr¨¢ marcha atr¨¢s", alertaba Gore tras la proyecci¨®n frente a una entregada audiencia. Hansen es el director del Instituto Goddard de Estudios Espaciales de la NASA, un cient¨ªfico cuyo nombre ha llegado a la portada de The New York Times denunciando a la Administraci¨®n Bush por intentar silenciar sus advertencias sobre las consecuencias del efecto invernadero.
"La cuesti¨®n no deber¨ªa ser de tipo pol¨ªtico. La gravedad es tal que para m¨ª se ha convertido en una cuesti¨®n moral y por eso estoy haciendo esto", explicaba Gore para justificar el haberse convertido en protagonista de una pel¨ªcula ecol¨®gica. Y en cierto modo, si hay alg¨²n pol¨ªtico en Estados Unidos que puede presumir de haber tenido cierta conciencia en ese ¨¢mbito en la ¨²ltima d¨¦cada es ¨¦l, puesto que Gore firm¨® el protocolo de Kioto, aunque fuera s¨®lo de forma simb¨®lica ya que Bush se encarg¨® de no ratificarlo al convertirse en presidente.
An inconvenient truth habla de lluvias torrenciales, de sequ¨ªas devastadoras, de malaria, del deshielo de los casquetes polares, de la desaparici¨®n de ciudades bajo las aguas, de huracanes... Exactamente las mismas cosas sobre las que habla Hansen y los mismos riesgos que vaticin¨® recientemente un informe elaborado por la Oficina Meteorol¨®gica del Reino Unido, s¨®lo que con una diferencia: Gore consigue, quiz¨¢ por sus dotes de persuasor pol¨ªtico, que el tono apocal¨ªptico no fagocite el fin ¨²ltimo de la pel¨ªcula, incitar al cambio.
"Estamos ante una emergencia planetaria y aunque sea dif¨ªcil de aceptar, debemos aprovechar para hacer transformaciones que deber¨ªamos haber hecho s¨ª o s¨ª", resum¨ªa Gore durante el coloquio posterior a un filme en el que ir¨®nicamente, no se incluyeron una serie de entrevistas a causa del hurac¨¢n Katrina. "La industria de seguros ten¨ªa un congreso en Nueva Orleans para discutir los efectos del calentamiento global en sus beneficios. No filmamos porque cancelaron el congreso a causa de la mayor cat¨¢strofe natural de la historia de Estados Unidos", explicaba el director del filme.
El pasado de hombre pol¨ªtico de Gore le impide atacar con la dureza que muchos activistas considerar¨ªan necesaria a empresas y Gobiernos por su responsabilidad en las emisiones de CO2 y el cambio clim¨¢tico. Pero el objetivo de Al Gore no parece ser buscar culpables con nombre sino crear un verdadero movimiento que agite las conciencias, sobre todo las de los j¨®venes. "Ellos son los que pueden provocar los cambios que tanto necesitamos". Pero para que eso ocurra es fundamental que su pel¨ªcula se vea, y de momento, no tiene distribuidor. "Yo estoy dispuesto a ir puerta por puerta a venderla si es necesario", anunci¨®.
Lo fundamental, seg¨²n Gore es no pasar de la negaci¨®n a la desesperaci¨®n. "Hay que evitar la ilusi¨®n de que la crisis es demasiado grande para arreglarla. Hay soluciones. Lo que no hay es voluntad pol¨ªtica, pero eso es una fuente de energ¨ªa renovable". Pero que nadie espere que ¨¦l se ofrezca como alternativa ya que, como confes¨® en Sundance, "no pienso volver a presentarme a las elecciones. Soy un pol¨ªtico en rehabilitaci¨®n".
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