Ferrocarrils despidi¨® en 1992 a nueve personas por criticar los planes de pensiones de sus directivos
Hace unos d¨ªas, al leer los diarios, varias personas tuvieron una emoci¨®n especial: se reproduc¨ªa la lista de directivos de Ferrocarrils de la Generalitat que, en ¨¦poca de CiU, decidieron crear un plan de pensiones con dinero de la empresa pero sin comunicarlo al consejo de administraci¨®n. Fue en 1991 y el plan se mantuvo vivo hasta 2000. Entonces fue disuelto y quienes no hab¨ªan cobrado antes (los que se fueron de la empresa, por propia voluntad o jubilaci¨®n cobraron en el momento de irse) se repartieron el dinero. En total, 3,2 millones de euros. Hubo entonces algunas personas que se atrevieron a poner en duda que la decisi¨®n fuera la correcta. Lo pagaron caro: con el despido, luego declarado -salvo en un caso- improcedente por los jueces. Ahora, al saber que ten¨ªan raz¨®n y que quienes los despidieron lo hicieron para tapar la denuncia, se sienten moralmente reconfortados, aseguran.
La historia del despido es cuasi detectivesca, porque la empresa lleg¨® a contratar detectives (seg¨²n consta en una sentencia) para ver a qui¨¦n ten¨ªa que despedir.
Todo empez¨® con unos an¨®nimos, a efectos narrativos, porque la historia de verdad comienza con la constituci¨®n del plan de pensiones para los directivos de la empresa (tres de los cuales siguen en ella y ya han cobrado su parte). Los an¨®nimos aparec¨ªan bajo el titular El Corc¨®.Los folletos se repart¨ªan de modo clandestino entre los empleados. En ellos se denunciaban supuestas tropel¨ªas de los dirigentes de Ferrocarrils de la Generalitat, sin dejar de lado las veleidades convergentes de algunos o las ambiciones de otros. En el primer n¨²mero de los dos que salieron bajo el t¨ªtulo de El Corc¨® se inclu¨ªa la promesa de hablar en el futuro de los "seguros de vida y pensiones de jubilaci¨®n" y se relacionaba con ellos al primero director general y luego presidente, Enric Roig. Roig acabar¨ªa siendo uno de los beneficiaros del plan de pensiones. Al dejar la empresa percibi¨® una cantidad superior al mill¨®n de euros. Tambi¨¦n aparec¨ªa satirizado en el texto el entonces director financiero y luego presidente, Antonio Herce.
El segundo n¨²mero de la ef¨ªmera publicaci¨®n conclu¨ªa con una promesa: "Pr¨®ximamente: se explicar¨¢n los suculentos fondos de pensiones de jubilaci¨®n de directivos de FGC, cuyas primas ha pagado la empresa". Ese tercer n¨²mero nunca vio la luz. En medio se produjeron los despidos.
Nunca se supo qui¨¦n era el autor del an¨®nimo y los intentos de este peri¨®dico, 14 a?os despu¨¦s, tampoco han dado frutos. Los directamente acusados por la empresa lo niegan. Pero quedan para la historia los afanes de un detective semi¨®logo que analizaba la sem¨¢ntica y las comas del escrito para deducir su autor¨ªa. Manuel V¨¢zquez Montalb¨¢n, en la serie Carvalho, cre¨® un polic¨ªa semi¨®logo. A?os antes, Ferrocarrils ya hab¨ªa encontrado un personaje similar aunque, tal como se tem¨ªa el escritor, en el sector privado.
Gregorio Risquez, ex diputado socialista y uno de los despedidos, de modo improcedente seg¨²n sentencia firme, supo de las habilidades filol¨®gicas de los detectives en una curiosa conversaci¨®n que se celebr¨® en un despacho que la empresa ten¨ªa en los locales de plaza de Catalunya. Igual que otros de los despedidos, fue citado para, supuestamente, hablar con el que con el tiempo ser¨ªa director general, Miquel Llevat (tambi¨¦n beneficiario del plan de pensiones). Pero Llevat abandon¨® la sala en cuanto entraron tres tipos que sacaron de sus bolsillos unas placas y se identificaron: "Ministerio del Interior". Los detectives utilizaron un tono que Francesc Benaiges, otro de los despedidos, hoy concejal socialista en Martorell, define como "coactivo y grosero". Entre insultos y preguntas, les explicaron que ten¨ªan pruebas de que el primero hab¨ªa escrito El Corc¨®. Pruebas basadas en "la sem¨¢ntica, las comas y los acentos", mientras que el segundo hab¨ªa sido el apoyo material, cosa que pod¨ªa probar porque ten¨ªa "conocimientos de inform¨¢tica y, adem¨¢s, un ordenador con impresora". La juez que lleg¨® a ver el despido de Risquez alude con desde?o a las aportaciones de los detectives. El caso de Benaiges ni se lleg¨® a ver, la empresa acept¨® su readmisi¨®n en la fase conciliatoria.
Menos suerte tuvo Rafael Mois¨¦s Molera Alc¨¢zar, dirigente de UGT en la empresa. Tambi¨¦n fue despedido. Su despido fue declarado improcedente, pero acab¨® tan harto de la historia que acept¨® la indemnizaci¨®n. "Me alegro de haberlo hecho. La verdad es que al principio lo pas¨¦ mal", asegura. Benaiges y Risquez coinciden en que fueron hostigados.
Algunos de aquellos despedidos sopesan la posibilidad de personarse en la causa de los planes de pensiones en cuanto haya calificaci¨®n fiscal. "Era dinero de la empresa y se lo repartieron privadamente", dicen. Y creen que el asunto de Ferrocarrils va m¨¢s all¨¢ de que hubiera unas personas confabuladas para quedarse dinero de todos, con el permiso de los correspondientes consejeros de Pol¨ªtica Territorial, que fueron Joaquim Molins (1988-1993), Josep Maria Cullell (hasta 1994), Jaume Roma (1994-1995), Artur Mas (1995-1997) y Pere Macias, hasta 2001, cuando fue sustituido por Felip Puig.
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