Gasolina al fuego
La difusi¨®n de las im¨¢genes de la paliza propinada por unos soldados brit¨¢nicos a unos adolescentes en Basora (Irak) ha echado gasolina sobre el fuego de la tensi¨®n antieuropea y antioccidental provocada por las vi?etas de Mahoma. Se trata, al parecer, de una atrocidad cometida en 2004, que el Gobierno de Blair se ha tomado "muy en serio". Ayer mismo arrest¨® a un sospechoso. Es posible que el v¨ªdeo registre una atrocidad singular, que no es extensible a los soldados brit¨¢nicos que en n¨²mero de 80.000 han pasado por Irak desde la invasi¨®n y de los que han muerto un centenar. Tres uniformados brit¨¢nicos ya fueron condenados el a?o pasado por malos tratos semejantes. Sin embargo, no parece que haya habido abusos sistem¨¢ticos como en el caso norteamericano de la c¨¢rcel de Abu Ghraib. Pero la imagen del buen brit¨¢nico en Basora, que por su pasado colonial conoc¨ªa a los iraqu¨ªes, ha quedado hecha a?icos, y por extensi¨®n la de los occidentales.
El momento elegido para la filtraci¨®n de este v¨ªdeo, no se sabe por parte de qui¨¦n, no pod¨ªa haber sido peor, cuando la rabia por las caricaturas danesas de Mahoma recorre una buena parte del mundo musulm¨¢n. Hay una enorme diferencia, por supuesto, entre el debate sobre las vi?etas -que tiene un trasfondo cultural e incluso doctrinal- y la paliza de Basora. Los comentarios del sujeto que estaba grabando la escena resultan tan abominables como las propias patadas.
En la era de la televisi¨®n por sat¨¦lite e Internet, este v¨ªdeo ha dado casi instant¨¢neamente la vuelta al mundo, como sucedi¨® con las vi?etas, da?ando profundamente la imagen de un Occidente que debe defender la libertad de expresi¨®n. Flaco favor hacen estas im¨¢genes a la idea de que las tropas ocupantes -pues aunque no lo sean formalmente, ejercen de tales en la pr¨¢ctica- americanas y brit¨¢nicas est¨¢n all¨ª para apoyar el avance hacia la democracia. Dos meses despu¨¦s de las elecciones en Irak, la coalici¨®n chi¨ª que las gan¨® ha reafirmado al actual primer ministro, el m¨¦dico islamista Ibrahim Yafari, para el cargo que m¨¢s poder conlleva. Pero el suceso de Basora viene a tapar este gesto positivo. Parece como si Occidente, un d¨ªa en un pa¨ªs, otro d¨ªa en otro, quisiera meter el pie en todos los charcos que se le presentan. Como si no se pudiera dar ni un solo paso a derechas.
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