Carta de Rafael Vera
Son las tres y media de la madrugada del domingo. No concilio el sue?o, como cada d¨ªa me viene sucediendo desde que entr¨¦ en prisi¨®n, que en este mes de febrero har¨¢ un a?o. He le¨ªdo ese brev¨ªsimo resumen del pasado viernes, que publicaba su peri¨®dico, del libro en el que relata Jos¨¦ Amedo los or¨ªgenes del caso Marey, y de todo lo que se desencaden¨® a continuaci¨®n por los celos y rencores de un juez, al que unos pocos, entre los que yo me encuentro, llevamos al "estrellato".
No hay nada nuevo en lo que he le¨ªdo, y me temo que para muchos de sus lectores, tampoco.
Lo que ah¨ª se cuenta es la verdad, que en su d¨ªa ya se conoci¨®, pero entonces la inmensa mayor¨ªa de la opini¨®n p¨²blica miraba para otro lado. Unos, porque aquellos esc¨¢ndalos beneficiaban la alternancia, y por ende colocaban en el poder al Partido Popular, al que apoyaban. Otros, porque, trat¨¢ndose de la justicia, y de los jueces, la cr¨ªtica estaba fuera de lugar. El Estado de derecho, y la fr¨¢gil divisi¨®n de poderes, peligrar¨ªa. El resto de los autistas, porque quer¨ªan ajustar cuentas con el Gobierno de Felipe Gonz¨¢lez, y especialmente con algunos de sus ministros.
He empezado a escuchar en alguna tertulia los t¨®picos de siempre, frases como las siguientes: "Esta denuncia que la hagan en el juzgado de guardia", "?Qu¨¦ cr¨¦dito tiene un se?or como Amedo"?, "?Qu¨¦ perseguir¨¢ este se?or con esta historia 12 a?os despu¨¦s?". En su d¨ªa se presentaron recusaciones y denuncias que se rechazaron, pero que dieron lugar despu¨¦s a cambios legales de gran calado para salvaguardia de los que pudieran resultar afectados por casos similares a partir de entonces. Se escucharon cintas grabadas, y entrevistas que confirmaban lo que ahora leemos, y se adjudicaron sin rubor a ese "cuerpo vivo" que todav¨ªa hoy y para algunos habita entre nosotros y que se llamaba GAL. En cambio, se concedi¨® cr¨¦dito ilimitado a todo lo que se dec¨ªa y se publicaba en un totum revolutum que estremec¨ªa en torno a la guerra sucia y a sus mentores, y el se?or Amedo fue alabado por aquellos que lo utilizaron de una forma canallesca.
Luego vendr¨ªa, para ensuciarlo todo m¨¢s, lo de los "fondos reservados". Esto s¨ª era grave, porque lo de robar estaba peor visto que el secuestro y el crimen de Estado. M¨¢s informaciones escandalosas, por cierto, procedentes tambi¨¦n del mismo Juzgado Central de Instrucci¨®n: cuentas en Suiza, en Andorra, en la isla de Man. Noticias que se iban deshaciendo como un azucarillo en agua, pero que dejaban una estela pestilente. El juicio, la condena sin pruebas, la c¨¢rcel para m¨ª y el embargo para mi familia, sin consideraci¨®n alguna, y con el estribillo del "castigo ejemplar". Un magistrado del Supremo falsifica su testimonio en el juicio, otro firma el rechazo de la casaci¨®n y los recibos de los fondos, y otros muchos jueces y fiscales miran para otro lado ante las denuncias p¨²blicas de unos pocos amigos de la vida pol¨ªtica. Todav¨ªa estoy esperando esas querellas por falsedad en el juzgado de guardia que las tertulias tanto reclaman, porque las que alg¨²n particular present¨® en su d¨ªa se archivaron. ?Cu¨¢ntos favores y dinero y cu¨¢ntas falsas informaciones habr¨¢ empleado Pedro J. Ram¨ªrez en esta operaci¨®n para encarcelarme?.
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