Un aceler¨®n de leyenda

Nadie en el puerto de Wellington (Nueva Zelanda) pod¨ªa cre¨¦rselo. Ninguno de los seguidores que en cientos de barcos esperaba el fin de la tercera etapa de la Vuelta al mundo de vela daba cr¨¦dito. Tras cuatro d¨ªas de navegaci¨®n, de 2.778 kil¨®metros desde Melbourne (Australia), dos barcos emparejados como si acabaran de tomar la salida se acercaban al l¨ªmite de sus fuerzas. En ese ambiente ¨¦pico se produjo la primera victoria de etapa de un velero espa?ol, el Movistar, en la historia. El barco capitaneado por Bouwe Bekking se impuso al ABN Amro 1 al sprint, por s¨®lo nueve segundos, la diferencia m¨¢s corta en los 32 a?os de vida de la prueba. Unos 11 metros, media eslora, les separ¨®. Es decir, un 0,000003% del total del recorrido.

Despu¨¦s de cuatro d¨ªas casi sin dormir, el equipo espa?ol gan¨® al izar una vela tres segundos antes

"Esto trasciende la vela. Para el deporte espa?ol es algo muy grande", exclamaba ayer Pedro Campos, jefe del Movistar, que entra de lleno en la lucha por la Vuelta: es tercero con 25 puntos, a tres del ABN Amro 2 y a 13,5 del ABN Amro 1 despu¨¦s de tres etapas cortas (hay siete) y tres largas (nueve).

La etapa fue una odisea resuelta con foto finish. Comenz¨® con muy poco viento, la flota se disgreg¨® y el Movistar qued¨® descolgado. Pronto se endureci¨® el panorama. El agua alcanzaba los 20 metros al romper contra el barco y las condiciones extremas favorec¨ªan al holand¨¦s ABN, dise?ado por el argentino Juan Kouyoumdijan para soportar vientos muy fuertes. El Movistar, del australiano Bruce Farr, es m¨¢s equilibrado, para vientos duros y otros racheados. El barco holand¨¦s tuvo hora y media de ventaja. Hasta que comenz¨® "la caza". A 30 millas del final, empatados, comenz¨® una aut¨¦ntica match race (carrera barco contra barco) m¨¢s propia de la Copa del Am¨¦rica y que se prolong¨® 14 horas en un esfuerzo agotador.

El viento era caprichoso. Aparec¨ªa con 30 nudos y se esfumaba con uno. Los barcos atravesaron un "pantano barom¨¦trico", una zona de choque entre una borrasca y un anticicl¨®n que fren¨® los veleros. Las guardias para los 10 tripulantes se agotaron, ya no se pod¨ªa dormir. "Se ca¨ªan de sue?o", explica Campos. Pero deb¨ªan seguir. El Movistar tom¨® la delantera pese a su en¨¦sima aver¨ªa: perdi¨® una pieza que ejerce de cierre entre la quilla y el casco y evita la entrada de agua, lo que frenaba al barco justo cuando requer¨ªa la m¨¢xima velocidad y causaba una turbulencia. Quedaban dos millas y las embarcaciones no se separaban. Sus tripulantes se observaban a escasos metros, cruzando las miradas, esperando la maniobra que decantar¨ªa el ganador. Era la hora del c¨®digo cero, un g¨¦nova (vela delantera) muy grande y lento de desplegar, pero de una aceleraci¨®n "bestial".

El ABN 1 y el Movistar amagaron varias veces, hasta que el equipo holand¨¦s iz¨® la vela. El espa?ol fue tres segundos m¨¢s r¨¢pido y consigui¨® el impulso necesario para cruzar la meta por delante despu¨¦s de 3 d¨ªas, 22 horas, 9 minutos y 26 segundos. Los tripulantes acabaron con moratones por los "olazos" -un tripulante del ABN 2 sufri¨® una fractura en la cara y el patr¨®n del Brasil se rompi¨® un dedo- y "destrozados". "Ha sido de locos, pero precioso. Hab¨ªa mucha tensi¨®n y no hemos descansado", afirm¨® el proa Pepe Ribes, que en la anterior etapa, de 22 d¨ªas, perdi¨® 10 kilos. "Es una victoria muy dulce con un final dram¨¢tico. Nunca hab¨ªa vivido unas horas tan emocionantes", a?adi¨® Bekking. "?pico, impresionante", acert¨® a decir Stu Bannatyne. "Le hemos dado en el morro al ABN y demostrado que no son imbatibles. Hay una igualdad tremenda, los barcos van al l¨ªmite y el nuestro est¨¢ ya a tope", coment¨® Iker Mart¨ªnez, participante en dos regatas cortas.

La mejor actuaci¨®n espa?ola se remontaba a octubre de 1993, cuando el W60 Galicia fue segundo en Punta del Este (Uruguay). El Movistar comenz¨® a reparar ayer los da?os en la quilla, por lo que recibir¨¢ un "penalti" o retraso de dos horas en el siguiente tramo, al recibir ayuda externa. El domingo comienza la cuarta etapa, hasta R¨ªo de Janeiro. Llega el temido Cabo de Hornos.