Ray Barretto, percusionista todoterreno
Procedente del jazz, el negocio le hizo desplazarse hacia ritmos latinos
Ray Barretto -al que el pasado mes de enero le fue implantado un marcapasos y ahora estaba hospitalizado porque sufr¨ªa una neumon¨ªa-, muri¨® rodeado de su mujer y sus dos hijos. Era una rareza en el planeta de los percusionistas: proced¨ªa del jazz y la presi¨®n del negocio le hizo desplazarse hacia los ritmos latinos m¨¢s populares, justo al rev¨¦s de lo habitual.
Nacido en Brooklyn el 29 de abril de 1929, estaba cumpliendo su servicio militar en Alemania cuando irrumpieron en su vida los discos del emergente be bop. En 1948, Dizzy Gillespie salpimentaba su jazz con el repiqueteo del conguero habanero Chano Pozo y eso llam¨® la atenci¨®n del recluta. A principios de los cincuenta, Pozo ya hab¨ªa sido asesinado y Ray no tuvo problemas en que le hicieran un hueco en los locales de Harlem que acog¨ªan aquella m¨²sica insurrecta.
Disfrut¨® de la oportunidad de acompa?ar durante un par de semanas al gigante Charlie Parker. Se integr¨® luego en las agrupaciones de Eddie Bonnemere, Pete Terrace, Jos¨¦ Curbelo y Tito Puente (all¨ª reemplaz¨® al cubano Mongo Santamar¨ªa). En 1961, cuando dej¨® a Puente y se puso a las ¨®rdenes de Herbie Mann, debut¨® como solista con Pachanga con Barretto. Sin abandonar el mundo del jazz, se acerc¨® al mercado hispano liderando una formaci¨®n de charanga, con viol¨ªn y flauta en primer plano, que fue vigorizando felizmente con el a?adido de metales.
En 1963 tuvo incluso un ¨¦xito en las listas generales, con la jocosa El watusi, extra¨ªda de Charanga moderna, su elep¨¦ para Tico. Sin embargo, prefer¨ªa trabajar con sellos "anglos" y s¨®lo tuvo una presencia continuada en el mundo latino a partir de 1967, al fichar con Fania. Esa compa?¨ªa le invit¨® a formar parte de su All Stars, donde llegar¨ªa a ejercer de director musical. En Fania se adapt¨® al bugal¨² con Acid o The soul drummers y celebr¨® su visita a ?frica con Abidj¨¢n. Le apodaron Manos Duras y timoneaba una banda potente, con personalidades como el timbalero Orestes Vilato, el bajista Andy Gonz¨¢lez y el vocalista Adalberto Santiago. A mediados de los setenta, incluso cont¨® con los servicios de Rub¨¦n Blades. Ya reinaba la salsa, pero ¨¦l sent¨ªa fascinaci¨®n por el "jazz-rock" y en esa onda grab¨® para Atlantic, con ambiciones de crossover hacia el mercado principal (los Crusaders le produjeron todo un elep¨¦). Siempre pens¨® que era una simplificaci¨®n el considerarle un salsero: ¨¦l se ve¨ªa esencialmente como un jazzman; lo de afrocubano era el ¨²nico a?adido que aceptaba.
En los ochenta sigui¨® con la doble militancia, que obedec¨ªa tanto a consideraciones econ¨®micas como a querencias est¨¦ticas. Hac¨ªa fusi¨®n para CTI -su versi¨®n de Pastime paradise todav¨ªa suena en discotecas- y luego grababa salsa al lado de Celia Cruz. A todo esto, manten¨ªa su lucrativa faceta de m¨²sico de estudio. Particip¨® en infinidad de sesiones jazz¨ªsticas para Blue Note, A & M o Prestige, al lado de Dizzy Gillespie, Wes Montgomery, Kenny Burell, Freddie Hubbard, George Benson, Lou Donaldson o Stanley Turrentine. Igualmente, cuando los Rolling Stones, la Average White Band, los Bee Gees y otros grupos brit¨¢nicos necesitaban percusi¨®n latina, Barretto era el primer m¨²sico que se les ocurr¨ªa: sab¨ªan de su flexibilidad y virtuosismo.
Ya entrados los noventa, Ray se encarril¨® definitivamente por el latin jazz (una etiqueta que detestaba, aunque no hab¨ªa abandonado su pr¨¢ctica ni siquiera en los d¨ªas dorados de Fania). Al frente del sexteto New World Spirit, que cobij¨® a rotundos instrumentistas, dej¨® discos en Concord Picante, Owl, Blue Note o RCA, aunque sus presentaciones en directo sufrieron por su mala salud.
Tuvo su reivindicaci¨®n el 13 de enero de 2006, cuando le otorgaron el t¨ªtulo de Maestro del Jazz; Paquito D'Rivera era el otro m¨²sico latino que ten¨ªa esa distinci¨®n.
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