Un poco de racionalidad
No s¨¦ si queda hueco para un poco de racionalidad. Voy a tratar de evitar el problema general del Estatuto (?el tercero, hay quien anuncia el cuarto!), aunque ya s¨¦ que todo va a lo mismo: a una pr¨¢ctica independencia, cubierta por el uso ambiguo de la palabra "naci¨®n". Lean el Diccionario de la Academia. Hay sentidos que s¨ª corresponden a Catalu?a, uno que no.
Me limito a las lenguas. No conocemos la redacci¨®n definitiva del nuevo Estatuto, pero a juzgar por la desde el principio flagrante vulneraci¨®n del art¨ªculo 3 de la Constituci¨®n espa?ola, algo tolerado por todos los Gobiernos, tendremos m¨¢s de lo mismo: "Lip service" al castellano y monoling¨¹ismo catal¨¢n. De aquello de la obligaci¨®n de aprender el castellano y derecho a usarlo, nada de nada. Igual en el Pa¨ªs Vasco y Galicia.
Ni hay centros de ense?anza en castellano, ni misas, ni anuncios en los centros oficiales
Nadie de a pie en Catalu?a ha protestado contra el castellano, las dos lenguas se han llevado siempre perfectamente. En Barcelona se oye tanto catal¨¢n como castellano o espa?ol, que de los dos modos se llama. S¨®lo los pol¨ªticos ven problema. Y no es, en este planeta, el ¨²nico pa¨ªs biling¨¹e. Es frecuente que en una naci¨®n existan una lengua com¨²n y otras dos o m¨¢s en ¨¢mbitos geogr¨¢ficos diversos.
Porque este es el problema: no entre un 50% de castellano-hablantes y un 50% de catalano-hablantes, como dicen. Hay una lengua com¨²n, un 100% de castellano-hablantes, de lengua com¨²n. ?Por qu¨¦ desprecian esa riqueza? ?Por qu¨¦, pr¨¢cticamente, no la ense?an?
El cambio ling¨¹¨ªstico forzado es imposible. En el Pa¨ªs Vasco, por ejemplo, los ni?os hablan en la escuela en vascuence, en el recreo (el "segmento de ocio" de los pedagogos) en castellano: espa?ol, porque es com¨²n a toda Espa?a y a gran parte de Am¨¦rica, donde con naturalidad as¨ª lo llaman. En fin, por mucha pol¨ªtica, mucha legislaci¨®n, muchos euros empleen para marginar al castellano, tienen la partida dif¨ªcil.
En Catalu?a, el espa?ol va a sobrevivir, aun maltratado. Nadie es, a la larga, capaz de tener ¨¦xito en las imposiciones ling¨¹¨ªsticas. Ni Franco ni ellos. Si es que hab¨ªa un problema, hay mil soluciones: desde la ense?anza biling¨¹e a las universidades en una u otra lengua, como en Canad¨¢. Pero no hab¨ªa un problema. Y si el espa?ol desapareciera, ser¨ªa malo para Catalu?a m¨¢s que para nadie.
De ser parte importante de una naci¨®n grande, Catalu?a pasar¨ªa a ser una especie de Albania. Con rotura total de la movilidad de las personas y un deterioro total de los servicios, de la vida. Ser¨ªa un problema artificial el que habr¨ªan creado los pol¨ªticos, con da?o para el pueblo catal¨¢n. Quedar¨ªa fuera de las relaciones con todos, algo que en Espa?a no querr¨ªamos nadie, pienso que en Catalu?a tampoco. Un salto en el vac¨ªo.
Y un gran sufrimiento para todos. Ya lo es. En suma, creo que ese da?o a un pa¨ªs que es biling¨¹e, por el solo hecho de que al lado del catal¨¢n haya una lengua materna de muchos y com¨²n de todos, no conviene a nadie. No es racional, es algo construido sobre bases fantasm¨¢ticas, sobre un prejuicio acerca de lo que son una naci¨®n y una lengua, de visiones miopes. Hay naciones en situaciones ling¨¹¨ªsticas mucho m¨¢s complejas. Los catalanes no se lo merecen. Los castellano-hablantes en general, tampoco.
Hablan de Catalu?a como de un ente esencial cargado de derechos hist¨®ricos, agraviado, con una lengua y una cultura que est¨¢n invadidas. Son como iluminados. Pues no: el castellano o espa?ol es tambi¨¦n una lengua catalana, al menos desde el siglo XIV. Son tan propias la una como la otra. Viven en paz. La cuesti¨®n es no utilizar a la una contra la otra, no intentar perpetrar un gloticidio.
Hay ya toda una larga serie de prohibiciones, sin duda ir¨¢n a m¨¢s en ese Estatuto, si alguien no lo detiene. No quedan ya nombres de lugar sospechosos de castellanismo en las carreteras (para que un extranjero, ignorante de que debe pasar por Lleida, no sepa c¨®mo llegar a Madrid). Quitan el espa?ol de los letreros de las tiendas y de toda la vida urbana, mercantil, popular. Multan al que los conserva. Hay una polic¨ªa ling¨¹¨ªstica, como en ciertos pa¨ªses una polic¨ªa religiosa.
Ni hay ya centros de ense?anza en castellano, ni misas, ni anuncios en los centros oficiales. El que no entiende catal¨¢n (y a nadie le obliga a ello la Constituci¨®n) se siente perdido. Angustiado. Para que todos desconozcan la existencia de la otra lengua suya, como si fuera extra?a. No lo es. El precio es aislar a Catalu?a y a los catalanes dejarlos n¨¢ufragos, aislados. Dejar¨¢n de ir all¨ª los estudiosos y estudiantes extranjeros, como sucede ya.
Un poco m¨¢s y Catalu?a dejar¨¢ de ser el primer centro editorial en espa?ol, la sede de grandes peri¨®dicos en espa?ol, de una vida culta m¨²ltiple. Se aislar¨¢ del mundo cient¨ªfico. Provocar¨¢ rechazos detestables. ?Qu¨¦ desgracia! Todo un r¨¦cord en la historia de la persecuci¨®n ling¨¹¨ªstica (el Pa¨ªs Vasco y Galicia se le acercan).
No admitir¨¢n, pretenden, a espa?oles de otras regiones como jueces, m¨¦dicos o funcionarios. Para mejor dividir a Espa?a, para aislarse, asfixiarse en la endogamia. No admitir¨¢n a nadie sin apellido catal¨¢n para las consellerias y todo eso. Y ya tienen o pretenden tener tribunales, esp¨ªas, multas, contra los que hablan o escriben en espa?ol. Inquisici¨®n ling¨¹¨ªstica, dir¨ªamos. Leo que hasta entre los escolares habr¨¢ esp¨ªas y denunciantes. No acabo de cre¨¦rmelo.
Por favor, reflexionen esos dirigentes a d¨®nde llevan de pobreza y aislamiento a un sociedad culta y m¨²ltiple. ?Qu¨¦ locura es esa? ?Quieren romper lazos personales, culturales, mercantiles? ?Hacer una prohibici¨®n como la de la antigua Paestum, en Italia? Cuando los oscos la conquistaron, prohibieron hablar griego, ?salvo un d¨ªa al a?o, el d¨ªa de la gran fiesta (algo as¨ª como el d¨ªa de Santiago)! Todos sab¨ªan griego. Como todos saben espa?ol, en Catalu?a y en toda Espa?a.
Por favor, reflexionen los que inducen a esto y coaccionan a todos para que les voten. Aunque algunos lo hagan por la raz¨®n que sea, lo cierto es que, en lo hondo de su coraz¨®n, nadie apoya esto en Espa?a (ni izquierdas ni derechas). Creo que en Catalu?a tampoco. ?En qu¨¦ lengua van a hablar con los separatistas de otras regiones? ?En ingl¨¦s? Lo dudo.
Llegar¨¢ un d¨ªa, si siguen as¨ª las cosas, en que pase en Catalu?a lo que me pas¨® una vez en Gante con el franc¨¦s, en el que yo me dirig¨ªa a un flamenco: simular¨¢n que no saben espa?ol. O quiz¨¢ no lo sabr¨¢n ya. Pero las lenguas pueden conservarse largamente en las catacumbas. Salen de ellas con el tiempo: como hizo el propio catal¨¢n. A la larga esa batalla la tienen perdida.
Los catalanes saben el espa?ol tan bien como nosotros. Desde el siglo XIV, las isoglosas del catal¨¢n son, las m¨¢s, comunes con el castellano o espa?ol (luego fue "purificado", "normalizado" por Pompeu Fabra). Se hablaba all¨ª ya entonces, se sigue y seguir¨¢ hablando, aunque en ciertos ambientes haya una gran presi¨®n para que los catalanes no hablen en espa?ol. Ni los dem¨¢s: para que yo y el taxista de Ja¨¦n hablemos en catal¨¢n (lo o¨ª proponer a alguien importante, no exagero). En el trato personal, todav¨ªa hay respeto y cortes¨ªa.
Se?ores pol¨ªticos catalanes: eso que est¨¢n imponiendo a los catalanes (y a los espa?oles todos) es una represi¨®n y un empobrecimiento, algo fuera de toda racionalidad. Nuestro siglo no se lo merece, Espa?a (que incluye a Catalu?a), tampoco. Todos hemos convivido, nos hemos ayudado, seguimos haci¨¦ndolo. Con el griego, el lat¨ªn, el ibero, habl¨¢bamos la misma lengua. No hab¨ªa suevos ni tartesios entre ustedes, tampoco una provincia Catalonia (la Tarraconense llegaba hasta Lugo). Luego hubo dos lenguas emparentadas que conviv¨ªan perfectamente. Ustedes se unieron a Arag¨®n, luego a Castilla, mediante bodas y tratados (no guerras). Vinieron a ayudarnos, frente al moro, en las Navas de Tolosa. Nadie les oblig¨®. Aprendieron espa?ol porque les era ¨²til. As¨ª se difunden las lenguas.
Desde entonces, Catalu?a es biling¨¹e, no impongan cosas forzadas. Ni en el coraz¨®n ni en la lengua se manda. Respeten los hechos, dejen un hueco para la reflexi¨®n, abandonen esa pasi¨®n mal razonada. Pierden, perdemos todos. ?Va a perder ahora Catalu?a el sentido de lo pr¨¢ctico? Los hechos son verdades duras, ya lo dijo Lenin. Y un poco de racionalidad, es necesaria. Siempre la ha tenido el pueblo catal¨¢n. Debemos no perderla ninguno.
Francisco Rodr¨ªguez Adrados es miembro de la Real Academia Espa?ola y de la Real Academia de la Historia.
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