Todo un arist¨®crata

Bien es cierto aquello de que "quien tuvo y retuvo...".

El gal¨¦s John Cale, con 64 a?os, ofreci¨® anteanoche en Madrid una convincente actuaci¨®n en la que revalid¨® su estatus de arist¨®crata de la experimentaci¨®n sonora, profesional del underground con toque acad¨¦mico y algo clasicista y cierta rendici¨®n al formato del rock and roll como veh¨ªculo de expresi¨®n.

Acompa?ado de un excepcional tr¨ªo de m¨²sicos, de entre los que hay que destacar al talentoso bater¨ªa Michael Moore, Cale hizo un extenso repertorio para el que escogi¨® canciones de toda su discograf¨ªa, haciendo especial hincapi¨¦ en la presentaci¨®n de su ¨²ltimo CD, Black Acetate. A ratos a la guitarra, otros con un teclado l¨ªrico y en otros manipulando una consola de ruidos, Cale se mostr¨® estupendo de voz, h¨¢bil a la interpretaci¨®n y un poco tendente a explorar en formato largo algunas de sus canciones en pos de lo inexplorado; esto a veces resultaba un poco aburrido. Llega m¨¢s al espectador el Cale l¨ªrico y concreto, el que es capaz de defenderse a solas con el piano y su voz en clave m¨¢s rom¨¢ntica. Pero tampoco estuvo nada mal cuando retorn¨® a los tiempos de sus inicios en el mundo del pop, junto a Lou Reed en Velvet Underground.

Comenz¨® el concierto tocando la viola para interpretar la tortuosa Venus in furs, y unos minutos despu¨¦s atacaba de forma personal otro cl¨¢sico de aquellos tiempos: Femme fatale. De entre las canciones nuevas, cabe destacar Perfect, un contundente tema de rock que posee elementos como para sonar perfectamente en la radio. Al final, solo con su piano, desped¨ªa a sus incondicionales de Madrid, nutrido grupo que llen¨® la sala y en el que hab¨ªa desde chavales de 20 a?os a espectadores de alrededor de 60, a los acordes de otra bonita canci¨®n propia: Pablo Picasso.