Mal menor en Hait¨ª
El singular acuerdo que, con aval internacional, ha permitido declarar vencedor a Ren¨¦ Pr¨¦val tras la primera vuelta de las recientes elecciones presidenciales haitianas es un mal menor ante el riesgo de un pa¨ªs sacudido de nuevo por el enfrentamiento civil. La victoria de Pr¨¦val se ha cocinado repartiendo las numerosas papeletas en blanco entre todos los aspirantes, lo que ha elevado por encima del 50% indispensable los sufragios del ganador. Sus frustrados partidarios, los m¨¢s desheredados, amenazaban con una respuesta violenta a lo que percib¨ªan como un fraude tras anunciarse oficialmente, despu¨¦s de una semana de recuento, que Pr¨¦val no llegaba al 49% de los votos.
Las pac¨ªficas elecciones haitianas, organizadas b¨¢sicamente por el Gobierno interino, han sido tan ca¨®ticas como cab¨ªa esperar en un pa¨ªs devorado por la miseria, la fractura social y el delito, un escenario que Naciones Unidas ha intentado infructuosamente enderezar durante los dos ¨²ltimos a?os mediante el despliegue de una fuerza multinacional. Su legitimidad democr¨¢tica no s¨®lo ha sido empa?ada por su desenlace. Es simplemente inveros¨ªmil que decenas de miles de personas caminen kil¨®metros para acudir a votar y permanezcan luego hasta ocho horas en una cola para acabar depositando un papel en blanco, casi el 5% de los sufragios. Y la incompetencia o la desidia tampoco explican el hallazgo de urnas que conten¨ªan papeletas quemadas en vertederos de Puerto Pr¨ªncipe, la capital.
Pr¨¦val, aliado de Jean-Bertrand Aristide, ha sido el ¨²nico mandatario en la turbulenta historia haitiana capaz de agotar un mandato presidencial, entre 1996 y 2001, aunque su balance, a la sombra de su depuesto mentor, fuera devastador. En esta ocasi¨®n, para poner en pie una Administraci¨®n cre¨ªble y libre de los vicios capitales que han hecho del pa¨ªs caribe?o un Estado paria, Pr¨¦val deber¨¢ romper un espeso c¨ªrculo de corrupci¨®n y pistolerismo pol¨ªtico. Y, por supuesto, resistir la tentaci¨®n de hacer regresar a Aristide del exilio o dejarse manipular por ¨¦l.
Pero el rescate de Hait¨ª va a ser especialmente exigente para la comunidad internacional, que proclama estos d¨ªas su inter¨¦s por conseguir una naci¨®n viable. El compromiso con el pa¨ªs m¨¢s pobre del hemisferio exige no s¨®lo el mantenimiento, sino la ampliaci¨®n de la misi¨®n de la ONU all¨ª destacada. Y que se materialicen todas las ayudas econ¨®micas prometidas. Bush, actor crucial, que ha anunciado su deseo de colaborar con el nuevo presidente, tiene una oportunidad dorada para aplicar, esta vez junto a sus costas, su catecismo democr¨¢tico planetario.
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