La Generalitat de Pujol encarg¨® un centenar de sondeos para orientar el futuro de CiU
El Gobierno realiz¨® 140 encuestas sobre pactos, corrupci¨®n o sobre la imagen del presidente
El anterior Ejecutivo catal¨¢n de Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) encarg¨® y pag¨® con fondos p¨²blicos, de 1983 a 1997, m¨¢s de 140 encuestas con el objetivo de planificar su acci¨®n de Gobierno y perpetuarse al frente de la Generalitat. Los sondeos abarcan todos los aspectros sociales, pero abundan los de car¨¢cter electoral -por ejemplo, sobre la manera de arrebatar a los socialistas la alcald¨ªa de Barcelona-, c¨®mo afrontar los pactos con el Gobierno central de la ¨¦poca, de Felipe Gonz¨¢lez, o sobre la forma de mejorar la imagen del entonces presidente Jordi Pujol. Hay otro paquete de sondeos y estudios para conseguir que el ideario nacionalista penetrase en todas las capas sociales, principalmente entre la juventud y los inmigrantes.
Hace 15 d¨ªas aparecieron otras 33 encuestas de similar contenido, encargadas por el Departamento de Presidencia y que permanec¨ªan agrupadas en cajas en el Instituto de Estad¨ªstica de Catalu?a, de las cuales no se ten¨ªa constancia. Ahora, se han conocido un total de 142 encargadas y pagadas por el anterior Gobierno de CiU.
Los gobiernos de Pujol ten¨ªan a su alcance, gracias a estos sondeos, una radiograf¨ªa completa de la sociedad catalana: su comportamiento electoral, h¨¢bitos ciudadanos, adscripci¨®n ideol¨®gica, simpat¨ªa con el nacionalismo, opini¨®n sobre la acci¨®n del Gobierno, su presidente y consejeros, e incluso de los pactos electorales que CiU suscribi¨® por aquel entonces con el PSOE y el Partido Popular. El contenido de esos estudios da fe de que el Gobierno de Pujol tomaba la mayor¨ªa de sus decisiones a golpe de encuesta.
Los sondeos empezaron a realizarse a partir de 1983 y fueron increment¨¢ndose paulatinamente hasta 1997. En 1995, por ejemplo, el Gobierno catal¨¢n encarg¨® un total de 10 sondeos electorales -uno por mes- acerca de la intenci¨®n de voto en las elecciones municipales y en las auton¨®micas y sobre c¨®mo pod¨ªa afectar a la federaci¨®n nacionalista su colaboraci¨®n con el Gobierno del PSOE, presidido por Felipe Gonz¨¢lez, inmerso en un mar de esc¨¢ndalos.
A los ciudadanos se les preguntaba si eran partidarios de romper los acuerdos CiU-PSOE, sobre qu¨¦ influencia ten¨ªan esos pactos en Catalu?a y Espa?a, si CiU deb¨ªa pactar con el Partido Popular en caso de que ganara las siguientes elecciones, o sobre la conveniencia de celebrar el mismo d¨ªa las elecciones generales y las auton¨®micas. Todo ello proporcionaba al Gobierno y a la coalici¨®n nacionalista un exhaustivo diagn¨®stico para planificar su estrategia de actuaci¨®n futura.
De este modo, el Ejecutivo catal¨¢n pudo saber que los ciudadanos partidarios de la ruptura con el PSOE fueron reduci¨¦ndose mes a mes, conforme Pujol iba lanzando mensajes a favor de la continuidad del acuerdo. Similar descenso se produjo entre quienes defend¨ªan un adelanto electoral de las auton¨®micas catalanas.
En esas fechas, si al presidente catal¨¢n se le pas¨® por la cabeza hacer coincidir los comicios auton¨®micos con los generales pudo comprobar que la mayor¨ªa de los ciudadanos (40%) rechazaban tal posibilidad y apostaban por agotar la legislatura en Catalu?a. Al final, las catalanas fueron en noviembre de 1995 y las generales en marzo de 1996, adelantadas por Felipe Gonz¨¢lez despu¨¦s de que CiU le negara su apoyo.
Pactos con el PP
Ante la perspectiva de esta ruptura y la posibilidad de que el Partido Popular ganara las siguientes elecciones, el Ejecutivo de CiU empez¨® a plantearse un posible pacto con los conservadores. En la oleada (tracking) de abril de 1995 ya se incorpor¨® una pregunta sobre este asunto, en el caso de que el PP no ganara con mayor¨ªa absoluta. El 35% de los encuestados se mostraron contrarios al pacto, frente al 26% que lo valoraron y el 28% lo supeditaban a ciertas condiciones.
Al final, tras la victoria del PP en marzo de 1996, CiU y los conservadores firmaron el denominado Pacto del Majestic. El Ejecutivo de Pujol encarg¨® un denso estudio, tanto cualitativo como cuantitativo, sobre las repercusiones de este acuerdo. El sondeo cualitativo se realiz¨® respecto a directivos de empresas, mujeres y j¨®venes.
Todos los trackings incorporaban una bater¨ªa de preguntas tipo e intenci¨®n de voto. Por ejemplo la opini¨®n de los encuestados sobre la imagen del presidente de la Generalitat, la acci¨®n del Gobierno catal¨¢n y de cada departamento, evaluaci¨®n de l¨ªderes pol¨ªticos, confianza en los partidos pol¨ªticos, medios de comunicaci¨®n m¨¢s consultados o impacto de las campa?as publicitarias del Ejecutivo aut¨®nomo.Joan Ferran, portavoz parlamentario adjunto del PSC, ya lo dijo la pasada semana: las 33 encuestas que el Gobierno de CiU no hab¨ªa entregado al Parlament era tan s¨®lo la "punta del iceberg".
En este reciente paquete de 142, destacan, sobre todo, las destinadas a arrebatar al Partit dels Socialistes la alcald¨ªa de Barcelona. Los sondeos y estudios de principios de 1995 son repetitivos sobre la intenci¨®n de voto al entonces candidato Miquel Roca, con recomendaciones sobre c¨®mo ajustar su discurso pol¨ªtico y redactar el programa electoral. De este modo se le recomend¨® insistir en sus denuncias sobre la inseguridad y el vandalismo, la marginaci¨®n social y la suciedad.
En ese sondeo se inclu¨ªan recomendaciones del tipo: "La aceptaci¨®n generalizada de la figura de Miquel Roca y sus atributos y caracter¨ªsticas personales permiten vincular su persona con un proyecto que recoja las motivaciones b¨¢sicas de los ciudadanos". O, por ejemplo, "una comunicaci¨®n en precampa?a que propugne una reducci¨®n dr¨¢stica de impuestos o medidas econ¨®micas quim¨¦ricas en vez de una ¨®ptica de racionalizaci¨®n y revisi¨®n puede tener repercusiones negativas".
Las encuestas electorales no se limitaban al Ayuntamiento de Barcelona. Respecto a la pol¨ªtica catalana, la oleada de junio de 1995 incorpora una pregunta sobre el candidato preferido del Partit dels Socialistes para ocupar la presidencia de la Generalitat. Encabeza la lista Pasqual Maragall (32%), le siguen Joaquim Nadal (7,8), Ernest Lluch (6,8) o Josep Borrell (5,8). Quiz¨¢ por esta raz¨®n, Jordi Pujol afirm¨® que si alg¨²n socialista llegaba a la presidencia de la Generalitat ese ser¨ªa Pasqual Maragall.
Uno de los informes m¨¢s completos corresponde a un an¨¢lisis de los resultados electorales de 1995. Se cruzan datos sobre nacionalismo, renta econ¨®mica, situaci¨®n social, lugar de procedencia, desplazamiento de voto, el peso de la inmigraci¨®n, de las defunciones o la incorporaci¨®n de j¨®venes al voto.
Viajes y entrevistas
Pujol, a trav¨¦s del consejero de Presidencia, Xavier Trias, encarg¨® estudios de todo tipo. Cada vez que el presidente catal¨¢n era entrevistado en televisi¨®n se contrataba una encuesta (TVE, TV-3 o Antena 3 en 1990) o cuando realizaba un viaje al extranjero (febrero de 1990 a Estados Unidos y en mayo a Jap¨®n). Los sondeos sobre estos viajes son de 3.364 entrevistas, algo inusual para este tipo de encuestas. Tambi¨¦n se pag¨® otro sondeo sobre la influencia del mensaje de fin de a?o de diciembre de 1990. Incluso, cuando el presidente realizaba alguna declaraci¨®n pol¨¦mica se encargaba un an¨¢lisis. Este fue el caso de unas afirmaciones en enero de 1990 en las que reclam¨® un mayor grado de autonom¨ªa para Catalu?a. Se realizaron 4.250 entrevistas en toda Espa?a sobre el grado de apoyo de Pujol en distintas comunidades aut¨®nomas.
Hay otro paquete de sondeos acerca de la estrategia de penetraci¨®n del ideario nacionalista en la sociedad, sobre todo entre los j¨®venes, y especialmente en las ¨¢reas metropolitanas, de mayor poblaci¨®n inmigrante. Por ejemplo, se preguntaba a la gente si asist¨ªa a ballades de sardanas, a exhibiciones castelleres o, por el contrario, acud¨ªan a la Feria de Abril de Santa Coloma de Gramenet.
Otros sondeos son, por ejemplo, sobre el caso Juan Guerra, hermano del entonces vicepresidente del Gobierno Alfonso Guerra, implicado en diversos casos de corrupci¨®n. Otro sobre la dimisi¨®n del consejero Josep Maria Cullell tambi¨¦n por un esc¨¢ndalo de corrupci¨®n y las repercusiones que eso podr¨ªa tener para el Gobierno catal¨¢n y el presidente Jordi Pujol.
En 1989 se contrat¨®, asimismo, otra encuesta sobre la fusi¨®n de la Caixa de Barcelona y la Caixa de Pensions.
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