Opini¨®n y conducta
"Los libros deben combatirse con libros, no con leyes", opin¨® un fil¨®sofo en este diario. La condena a tres a?os de c¨¢rcel del mal llamado historiador brit¨¢nico David Irving por un tribunal austriaco, por negar hace 17 a?os en unas conferencias la existencia del Holocausto, es una exageraci¨®n y una equivocaci¨®n. No por lo absurdo de las posiciones de este falso historiador -el Holocausto nazi contra los jud¨ªos est¨¢ suficientemente probado por la historia-, sino porque m¨¢s que ante un delito de conducta estamos ante una sentencia contra una toma de posici¨®n. Por m¨¢s que Irving sea un provocador, la sentencia deja mal sabor de boca en unos momentos en que la libertad de expresi¨®n est¨¢ en cuesti¨®n por las caricaturas de Mahoma y diversas leyes restrictivas.
Irving se merec¨ªa desde hace tiempo una severa reprobaci¨®n moral, una respuesta pol¨ªtica y la m¨¢s contundente descalificaci¨®n acad¨¦mica, pero no una condena de c¨¢rcel. Su toma de posici¨®n es fruto de la mala fe y la intenci¨®n. Pero no se puede juzgar a un autor por sus intenciones. Hanna Arendt consider¨® en 1950 que no se deben "tratar los hechos como si fueran meras opiniones", pero cabe a?adir que, en casos como ¨¦ste, tampoco se debe hacer lo contrario, tratar las opiniones como si fueran hechos susceptibles de ser considerados delictivos. Pues en Viena se han juzgado actitudes y opiniones, por muy execrables que resulten, y no una conducta criminal. Otra cosa ser¨ªa que Irving hubiera organizado o financiado a grupos antisemitas o nazis.
Irving ha ca¨ªdo en manos de la justicia m¨¢s dura contra el negacionismo del Holocausto, la de una ley de 1947 en Austria, pa¨ªs con un pasado tenebroso al respecto. Otras naciones tienen en sus c¨®digos penales medidas contra los que niegan los genocidios, incitan al odio o niegan su pasado, incluso la esclavitud en el ¨²ltimo paso dado por Francia. El espa?ol, en su art¨ªculo 607.2, se refiere a la negaci¨®n o justificaci¨®n de "delitos" de genocidio; es decir, no hechos hist¨®ricos, sino cr¨ªmenes probados ante los tribunales. Para la incitaci¨®n al odio, a la discriminaci¨®n o la violencia por motivos racistas, antisemitas u otros, hay otro art¨ªculo, el 510. En el caso de L¨¦on Degrelle, tambi¨¦n negacionista, el Tribunal Constitucional espa?ol estableci¨® que la libertad de expresi¨®n no autoriza a difundir "un determinado entendimiento de la historia con el deliberado ¨¢nimo de menospreciar y discriminar a personas o grupos". Pero no se puede considerar que el delito de negaci¨®n de la verdad hist¨®rica tenga fundamento jur¨ªdico.
Este camino podr¨ªa conducir a prohibir la venta de un panfleto como el Mein Kampf de Hitler, o de obras literarias de contenido antisemita. En sentido contrario, el gran novelista turco Orhan Pamuk fue procesado -y posteriormente sobrese¨ªdo debido a la presi¨®n internacional- en su pa¨ªs por reconocer la verdad hist¨®rica del genocidio armenio de 1915, negada oficialmente en Turqu¨ªa, algo que se considera delito en Francia. Irving y sus ideas se merecen todo el desprecio y condena moral, pero no de los jueces. En nombre de la defensa de los valores de la libertad, no se puede retroceder en su ejercicio.
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