Messi se consagra en Stamford Bridge
El Bar?a logra un triunfo hist¨®rico ante un Chelsea que acus¨® la expulsi¨®n de Del Horno en la primera parte
Un futbolista virtuoso de nombre Leo Messi acab¨® con el juego pendenciero del Chelsea y el Barcelona derrib¨® la puerta de Stamford Bridge, inaccesible desde que la guardaba Mourinho, depositario de las esencias defensivas del juego. La dificultad del rival, la solemnidad del escenario y la exigencia del torneo agrandaron la actuaci¨®n del delantero. Messi se consagr¨® en un partido sensacional. El impacto que caus¨® fue tan espectacular que Ronaldinho y Eto'o ejercieron de acompa?antes para no discutir su jerarqu¨ªa.
Messi desequilibr¨® al Chelsea al empezar para que el Bar?a manejara el encuentro en superioridad num¨¦rica por la expulsi¨®n de Del Horno y lider¨® despu¨¦s el remonte cuando los azulgrana se hab¨ªan marcado tontamente un gol a la salida de una falta. La intervenci¨®n de la pulga marc¨® la diferencia en un encuentro competido, generalmente bien gobernado por el Barcelona y mal arbitrado, porque el colegiado le birl¨® dos penaltis a los barcelonistas, uno cometido, naturalmente, a Messi.
CHELSEA 1 - BARCELONA 2
Chelsea: Cech; Ferreira, Terry, Carvalho, Del Horno; Makelele, Gudjohnsen, Lampard; Cole (Geremi, m. 39), Crespo (Drogba, m. 46) y Robben (Wright-Phillips, m. 78).
Barcelona: Vald¨¦s; Oleguer, M¨¢rquez, Puyol, Gio (Sylvinho, m. 69); Deco (Iniesta, m. 85), Edmilson, Motta (Larsson, m. 65); Messi, Eto'o y Ronaldinho.
Goles: 1-0. M. 59. Lampard lanza una falta, Vald¨¦s se queda a media salida, el bal¨®n toca en Motta y se aloja en la red. 1-1. M. 72. Ronaldinho ejecuta una falta, el centro lo desv¨ªa de cabeza Terry hacia atr¨¢s y marca en propia puerta. 1-2. M. 80. M¨¢rquez recibe de Larsson y su centro al segundo palo lo cabecea a gol Eto'o.
?rbitro: Terje Hauge (Noruega). Expuls¨® a Del Horno (m. 36). Amonest¨® a Puyol e Iniesta.
Unos 42.000 espectadores en Stamford Bridge.
M¨¢s que un fangal, el cuadril¨¢tero de Stamford Bridge se convirti¨® en una ci¨¦naga por la manguera de Mourinho, polemista por naturaleza, siempre a gusto en el cuerpo a cuerpo, dispuesto a marcar las condiciones del juego. No rodaba la pelota porque regaron mucho la cancha y los dos equipos se neutralizaban en un ejercicio de tanteo m¨¢s aceptado por el Chelsea que por el Barcelona. La condici¨®n de local no ten¨ªa incidencia en el comportamiento del equipo de Londres. Muy retrasado, respond¨ªa al cartel que hab¨ªa levantado su entrenador: "Firmamos el 0-0". Y si se produc¨ªa cualquier alteraci¨®n ser¨ªa m¨¢s que nada por negligencia del Bar?a.
Escarmentado por las triqui?uelas de la ronda del a?o pasado, no pic¨® el Barcelona, que tom¨® la pelota y se despleg¨® de manera muy seria en la cancha del Chelsea, empe?ados como estaban los ingleses en ganar el partido por c¨®rneres y faltas m¨¢s que por oportunidades o goles, esperanzados en que les alcanzar¨ªa con robarle un par de balones al contrario. Futbolista competitivo por excelencia, Deco se ofreci¨® para gobernar una refriega condicionada por el juego estraperlista del Chelsea.
Parada la refriega a mitad de campo por orden de los volantes, el partido se desequilibr¨® por decisi¨®n de Messi, protagonista indiscutible de la noche. Ofreci¨® un mon¨®logo estupendo hasta que Del Horno le elimin¨® con tal crueldad que al ¨¢rbitro no le qued¨® m¨¢s remedio que expulsarle. Los azulgrana descargaron su juego en la pulga, un futbolista que es m¨¢s veloz con la pelota que sin ella. El suyo fue un mon¨®logo delicioso. Fue el primero que remat¨® a porter¨ªa, el que gener¨® la primera ocasi¨®n y el primero que sonroj¨® a los zagueros del Chelsea. Del Horno le abati¨® con un hachazo que el ¨¢rbitro pas¨® por alto antes de acabar en la caseta por reincidir en la agresi¨®n.
Vertical, profundo y veloz, Messi enfilaba, aceleraba y desestabilizaba la organizaci¨®n defensiva del plantel blue. Ante la situaci¨®n de inferioridad de su equipo, Mourinho perdi¨® a Cole para dar entrada a Geremi como lateral derecho mientras Ferreira pasaba a cuidar de Messi. La expulsi¨®n de Del Horno marc¨® un punto de inflexi¨®n sorprendente. El Chelsea encontr¨® una coartada para justificar su plan y, aunque el ¨¢rbitro se comi¨® un penalti de Makelele, el Barcelona perdi¨® su sitio despu¨¦s de no rematar la ofensiva de Messi en una jugada que ni Ronaldinho ni Eto'o acertaron a finalizar.
Reanimado por la salida de Drogba, el Chelsea se puso agresivo. El Bar?a se encogi¨®, incapaz de abrir el campo, de mover al rival para desfondarle, impreciso y pu?etero en el remate. Se conden¨® por un momento a la salida de una falta botada por Lampard y rematada por Motta sobre la salida de Vald¨¦s. Un gol que sancionaba su indolencia en las dos ¨¢reas, agravada por la poca presencia de Ronaldinho y Eto'o en ataque y la falta de contundencia en la defensa de las jugadas de estrategia.
Rijkaard acert¨® al dar entrada a Larsson por Motta y al rescate del Bar?a acudi¨® nuevamente Messi, que no par¨® hasta darle la vuelta al marcador, por mucho que Robben tir¨® siempre del Chelsea con una clase y profundidad estimables. Messi forz¨® hasta dos ocasiones para despu¨¦s rematar a la escuadra derecha de Cech. Hasta que Terry cabece¨® un libre indirecto sobre su porter¨ªa cuando era presionado por M¨¢rquez, espl¨¦ndido en el empate y en el gol del triunfo, cuando progres¨® desde su propio campo para ponerle la pelota a la cabeza de Eto'o. Los azulgrana se superaron y ofrecieron una media hora de ataque y gol que fue coreada por los aficionados azulgrana desplazados a Londres. Jug¨® el Barcelona de perlas con el Chelsea sacando balones de la raya de gol y Messi relami¨¦ndose a sus 18 a?os con una sublime actuaci¨®n.
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