La patria y el capital
Se dice que el dinero no sabe de sentimientos y que la ¨²nica lealtad que conoce es la cuenta de resultados. Pero todo lo acontecido en torno a la famosa OPA de Gas Natural sobre Endesa indica que s¨ª, que el capital tiene patria. O por lo menos as¨ª lo entiende el poder pol¨ªtico. El Gobierno de Zapatero adopt¨® la OPA como causa propia, porque era la oportunidad de crear un gran grupo energ¨¦tico espa?ol con peso en el mundo. El tripartito catal¨¢n present¨® la OPA como un elemento m¨¢s en la estrategia, tantas veces glosada por Pasqual Maragall, de conseguir que Catalu?a mande mucho en Madrid. Y los dirigentes del PP, que desde el primer momento rechaz¨® la OPA con una combatividad altamente sospechosa, se encargaron de hacer saber que prefer¨ªan que Endesa fuera controlada por capital extranjero antes que por capital catal¨¢n. Tres maneras de entender que el dinero s¨ª tiene patria, que se corresponden con tres ideas sensiblemente distintas de lo que es la patria: la nacional, la perif¨¦rica y la separadora. Ahora, ante el curso que han tomado los acontecimientos, con la intromisi¨®n alemana en el proceso, cada cual tendr¨¢ que dar explicaciones. Los protagonistas pol¨ªticos no quedan en este caso en mejor posici¨®n que los protagonistas empresariales. Y seg¨²n termine esta historia tendr¨¢ inevitablemente consecuencias pol¨ªticas.
Por m¨¢s que vayamos hacia una sociedad l¨ªquida (Bauman) en que el capital se siente perfectamente desvinculado del territorio que pisa, hay cierta relaci¨®n entre el poder econ¨®mico y el lugar en el que residencia la toma de decisiones. La situaci¨®n de un pa¨ªs en el ranking de los Estados tiene mucho que ver con la capacidad que sus empresas tienen de incidir y decidir sobre la econom¨ªa global. Espa?a tiene un papel muy reducido en este concierto. No son m¨¢s de tres o cuatro las empresas capaces de desarrollar una verdadera pol¨ªtica industrial de car¨¢cter internacional. Endesa era una de ellas. Si pasara a manos extranjeras, Espa?a tendr¨ªa una p¨¦rdida significativa de poder econ¨®mico. El tama?o de las empresas espa?olas las hace vulnerables a los grandes tiburones de la econom¨ªa global. La OPA de Gas Natural sobre Endesa se presentaba como una operaci¨®n dentro de la l¨®gica de crear una empresa de unas dimensiones m¨¢s respetables. Es l¨®gico que Zapatero diga que es "una posici¨®n de Estado" que Endesa quede en manos espa?olas. Lo que no es tan l¨®gico es que su Gobierno no haya sido capaz de encauzar un proceso cuya dilataci¨®n en el tiempo era una verdadera invitaci¨®n a la intervenci¨®n extranjera, debidamente estimulada por los directivos de la empresa y por el PP.
Desde el primer momento ha sido sorprendente la cantidad de energ¨ªa gastada por el PP -con intervenciones de sus principales dirigentes, presentes y pasados, ante las instituciones europeas- para evitar esta OPA. Alg¨²n d¨ªa se sabr¨¢n las razones ocultas. Pero el indisimulado deseo de que Endesa caiga en manos alemanas antes que catalanas (coherente con la actitud del Gobierno de Aznar de impedir la OPA anterior sobre Iberdrola) obliga a preguntar: ?qui¨¦n crea m¨¢s dificultades a la cohesi¨®n pol¨ªtica de Espa?a, el separador que niega a un proyecto empresarial catal¨¢n lo que reconoce a un proyecto alem¨¢n, o el separatista que defiende por procedimientos democr¨¢ticos sus posiciones ideol¨®gicas?
Desde Alemania, la OPA de E.ON es vista como una pieza m¨¢s en el intento de recuperar la autoestima nacional emprendida por el Gobierno de la se?ora Merkel. En Espa?a, produce sonrojo: la torpeza con que el Gobierno ha gestionado esta historia invita a sospechar que Zapatero y los suyos tienen un concepto idealizado del pa¨ªs, muy lejano de su poder real. El tripartito ve c¨®mo el c¨¢ntaro de su cuento de la lechera sobre el poder de Catalu?a se rompe, mientras sigue entretenido en sus peleas sobre el ser y el no ser de la patria. Y el PP, convertido en una verdadera f¨¢brica de separatistas, sigue demostrando que su idea de patria comienza y acaba donde termina su poder. Los que ironizaban sobre la decadencia de Alemania, ?qu¨¦ dir¨¢n ahora que una empresa alemana cualquiera provoca el gran revuelo al irrumpir entre dos de las grandes empresas espa?olas? Un poco de realismo, por favor.
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