Instantes s¨²bitos

La obra del escultor suizo Roman Signer (Appenzell, 1938) es toda una enciclopedia sobre el concepto de lo s¨²bito, una categor¨ªa temporal que el artista estudia desde todos los ¨¢ngulos posibles y a la que se acerca desde el punto de vista de la escultura, no como un performer. La exposici¨®n que repasa su trayectoria en el CGAC re¨²ne un amplio muestrario de materiales y soportes que permiten vislumbrar el sentido ¨²ltimo de la obra de un artista con evidentes influencias cinematogr¨¢ficas.

Esto ¨²ltimo no debe entenderse en el sentido de que Signer est¨¢ interesado en contar historias, m¨¢s bien al contrario, su vocaci¨®n es la de ahondar en la estructura interna de acontecimientos concretos. La relaci¨®n con el cine viene de su obsesi¨®n por crear suspense. Los ingenios que dise?a tienen la capacidad de intrigar y muchas veces esconden sorpresas bajo su apariencia inocua. No se trata de buscar una respuesta por parte del p¨²blico sino de que las piezas funcionen como un mecanismo de captaci¨®n del inter¨¦s de quien las contempla. En los v¨ªdeos contin¨²a investigando sobre la naturaleza de lo s¨²bito y busca que el espectador reflexione sobre la relaci¨®n causa-efecto. ?l mismo es muchas veces el protagonista de las secuencias pero su presencia es accesoria.

Y es que el trabajo de Signer tiene algo de magia y de ciencia a la vez. Unas veces recurre a la grandilocuencia y nos apabulla con una puesta en escena espectacular al colocar un grupo de piraguas colgando longitudinalmente del techo. En otras ocasiones se vale de elementos mucho m¨¢s modestos, como un peque?o motor que hace vibrar una cuerda y ¨¦sta, a su vez, transmite las vibraciones a un ¨¢rbol. Vibraci¨®n resume as¨ª el inter¨¦s del artista por el uso de material industrial y por combinarlo con elementos de la naturaleza.

Otro factor muy presente en su obra es el humor. Los artefactos y situaciones concebidas por Signer tienen mucho de estrafalario y todo parece estar inmerso en una atm¨®sfera absurda que remite a la mejor tradici¨®n del cine mudo. El propio artista no duda en convertirse en un conejillo de indias dispuesto a experimentar todo tipo de situaciones en las que tarde o temprano aparece un elemento extra?o que hace aparecer el ¨²nico e irrepetible instante s¨²bito.