Estructuras de lo interior
La lectura en paralelo de los ¨²ltimos poemarios de Joan Margarit y Pere Rovira produce una sensaci¨®n muy peculiar. La de asistir al desarrollo, a partir del tronco com¨²n de la obra de Gabriel Ferrater, de dos ramas diferenciadas. Aunque los dos autores comparten una po¨¦tica de base experiencial, ¨¦sta se concreta con un resultado distinto en cada uno de ellos. M¨¢s all¨¢ de la diferencia de edad, que no los excluye de compartir una misma generaci¨®n, la distinci¨®n entre un libro y otro estriba en el distinto ¨¦nfasis con que se trata la tem¨¢tica de la que los dos participan. Tanto en C¨¢lculo de estructuras como en El mar de dentro hay memoria. Y meditaci¨®n sobre la presencia de la muerte y sobre el paso del tiempo. Y acercamientos al poema como trasunto de vida. Y amor a los seres cercanos. Y una sentimentalidad intensa, conmovedora a veces.
C¨¢lculo de estructuras
Joan Margarit.
Traducci¨®n del autor. Visor. Madrid, 2005. 181 p¨¢ginas. 8 euros.
El mar de dentro
Pere Rovira.
Traducci¨®n de Celina Alegre y del autor. Pre-Textos. Valencia, 2005. 89 p¨¢ginas. 15 euros.
Joan Margarit trata esos elementos partiendo, sobre todo, de la experiencia vivida. La infancia, la evocaci¨®n de los momentos sombr¨ªos de la historia familiar, el amor recobrado en sus primeros pasos, la huella del dolor -Joana, la hija muerta, es una referencia inevitable-, esponjado por una sensaci¨®n de felicidad huidiza y prolongado mediante una melancol¨ªa sutil y casi desesperanzada, sit¨²an al libro en el eje de su poes¨ªa m¨¢s intensa y precisa, en la que comienza a frecuentar, sobre todo, a partir de Estaci¨® de Fran?a (1999).
De otro lado, Joan Margarit rescata, de la arquitectura, su profesi¨®n, una concepci¨®n del poema como edificio o s¨ªntesis de la vida. Es decir: como paradigma de lo exacto y despojado, de la necesaria precisi¨®n con que el lenguaje ha de tocar el n¨²cleo de la realidad vivida, de la experiencia entendida no en su capilaridad, sino en la complejidad que abarca e integra lo so?ado y le¨ªdo, lo recordado y vivido o imaginado, la memoria ajena y la heredada. El poema, en Margarit, trabaja con objetos, con olores, con fotograf¨ªas, con paisajes, con pinturas, para construir una visi¨®n depurada de la realidad cotidiana, lo cual quiere decir, en gran medida, para avivar la memoria. Todo ello tiene un efecto inducido sobre la cosmovisi¨®n que traslada al lector: la muerte asoma siempre. Es su amenaza la que incita a la evocaci¨®n, y es su sombra la que genera la sensaci¨®n de p¨¦rdida con que se reconstruyen, en los poemas, los momentos felices. Joana, el padre, la madre, los familiares pr¨®ximos. Todos forman parte del coro (de la estructura) que Margarit recobra con su libro.
Los poemas de Pere Rovira, sin embargo, descansan m¨¢s en la experiencia literaria. No en vano, el primer apartado del libro lleva por t¨ªtulo Literatura y tiene mucho de sedimento de una educaci¨®n sentimental fundida con lo literario desde la ¨®ptica de quien no s¨®lo lee para vivir, sino para escribir fundiendo acto de lectura y proceso de creaci¨®n. As¨ª, Rovira incluye dos versiones libres de sendos poemas ajenos: Strange fruit, de Lewis Allen y Billie Hollyday, o Child wife, de Paul Verlaine, y algunos poemas proceden de lecturas de otros: Antonio Machado, Horacio, Baudelaire. La segunda parte, El mar de dentro, es un viaje a la intimidad. M¨¢s apegado al paisaje y a la naturaleza que el de Margarit. Y m¨¢s apegado al presente: incluso cuando a la memoria alude, apela al valor del instante que se vive. Tambi¨¦n cuando se evoca la muerte del padre, una experiencia traspasada por la mirada hacia el futuro, hacia los hijos: "Los veo vivir: ¨¦l me dibuja / caballos blancos". Son dos poetas que han trabajado a fondo las posibilidades de una poes¨ªa realista y emocionada renovando el legado de la l¨ªrica m¨¢s experiencial de la generaci¨®n del medio siglo (Gonz¨¢lez, Gil de Biedma, el al principio aludido Ferrater) y que tienen en la emoci¨®n un sustrato esencial.
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