Hilde Domin, poeta alemana
Conoci¨® el exilio, pero su l¨ªrica huy¨® de todo patetismo
La poeta alemana Hilde Domin, que acaba de morir a los 96 a?os en la ciudad universitaria de Heidelberg, al sur del pa¨ªs, puso en pr¨¢ctica con su vida y su obra la m¨¢xima de que la patria es el idioma. Hija de un abogado jud¨ªo de Colonia, Domin estudi¨® Derecho, Econom¨ªa, Sociolog¨ªa y Filosof¨ªa en Heidelberg y tuvo como maestros nada menos que a Karl Mannheim y Karl Jaspers. En 1932, con 23 a?os, antes de la llegada al poder de la barbarie nazi, abandon¨® Domin Alemania junto con el que despu¨¦s ser¨ªa su marido, el escritor y te¨®rico del arte Edwin Walter Palm.
Condenados al exilio tras la llegada del nazismo, Domin estudi¨® en Italia y se doctor¨® en Florencia en 1935 con una tesis sobre la teor¨ªa del Estado en el Renacimiento Pontano como precursor de Maquiavelo. El exilio les llev¨® al Reino Unido y el matrimonio recal¨® en la Rep¨²blica Dominicana el a?o 1940 donde su marido consigui¨® una c¨¢tedra en la universidad y ella trabaj¨® como profesora de alem¨¢n, traductora y fot¨®grafa de arquitectura. Su vocaci¨®n y carrera son tard¨ªas, datan de 1951 y se iniciaron con algo m¨¢s de 40 a?os. Una ma?ana se levant¨® y ley¨® a su marido versos, en vez de uno de sus trabajos de traducci¨®n. Los primeros versos surgieron de la muerte de su madre y en poco m¨¢s de dos a?os escribi¨® unos 200 poemas. Como homenaje a su pa¨ªs de adopci¨®n, cambi¨® su apellido de Palm por el de Domin con el que logr¨® reconocimiento expresado en m¨²ltiples condecoraciones y homenajes.
Dec¨ªa Domin que su domicilio era la palabra alemana y as¨ª lo destac¨® el supremo sacerdote de la cr¨ªtica literaria alemana Marcel Reich-Ranicki en el 95 cumplea?os de la poeta. "S¨®lo o sobre todo por el idioma regres¨® a Alemania. En ning¨²n otro emigrante encontr¨¦ lo que escribi¨® Hilde Domin: Me levant¨¦ y regres¨¦ a casa, a la palabra", dijo Reich-Ranicki. Uno de sus versos m¨¢s citados reza: "No te acostumbres/no debes acostumbrarte/una rosa es una rosa/ pero un hogar/no es un hogar". De aquellos d¨ªas del exilio dijo Domin que escribir era su salvaci¨®n sin plantearse publicar. Sobre su primera poes¨ªa en el exilio se?al¨® Reich-Ranicki: "Su poes¨ªa siempre es contradicci¨®n y resistencia, examen y protesta, revisi¨®n y rebeli¨®n. Oposici¨®n a el destierro, resistencia frente a la deportaci¨®n, rebeli¨®n contra el exilio y la marcha del mundo".
Esta l¨ªnea en su obra po¨¦tica se mantiene tras su retorno a Alemania en 1954, tras 22 a?os de exilio, a Heidelberg, donde su marido recibi¨® una c¨¢tedra. Su l¨ªrica ya no se dirige contra el exilio, sino "contra la dureza de coraz¨®n, la indiferencia, el oportunismo y el conformismo". No hac¨ªa concesiones a las modas o a la pol¨ªtica cotidiana, pero se consideraba como una persona que se inmiscuye. Dec¨ªa que un poeta para ser ¨¦l mismo necesita el valor de no enga?arse y de nombrar a las cosas por su nombre.
Escribi¨® el cr¨ªtico literario Peter Mohr que ella siempre crey¨® en la fuerza de la palabra y cita un verso: "Prefiero un cuchillo a una palabra/ Un cuchillo puede estar romo/ Un cuchillo no acierta muchas veces con el coraz¨®n/La palabra, s¨ª". Describe Mohr la poes¨ªa de Domin como impregnada de un vocabulario sencillo, carente por completo de patetismo, pero que impacta, pocas veces metaf¨®rica, pero llamativa. En pocas palabras: poemas accesibles para el lector no profesional.
Damin muri¨® en la cl¨ªnica universitaria de Heidelberg, en donde la internaron como consecuencia de una ca¨ªda en su casa con fractura de una pierna. -
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.