El humor brit¨¢nico entra en el museo
Sonrisas, miradas c¨®mplices, carcajadas mal contenidas. Pocos visitantes se dejan sorprender con una expresi¨®n agria en el recorrido por el Cartoon Museum, el museo del chiste gr¨¢fico que acaba de abrir sus puertas en el barrio de Bloomsbury, en el centro de Londres. A dos pasos del archipopular British Museum, alberga en los pisos de una antigua lecher¨ªa unos 250 dibujos e impresos originales de una colecci¨®n privada de 1.200 caricaturas, c¨®mics y tiras humor¨ªsticas. Una biblioteca de referencia, con m¨¢s de 3.000 libros, complementa este curioso cap¨ªtulo en la historia del humor brit¨¢nico de los ¨²ltimos tres siglos.
El chiste gr¨¢fico ingl¨¦s se remonta al XIX con la aparici¨®n de la revista Punch y la contrataci¨®n en la plantilla de The Pall Mall Gazette de un dibujante sat¨ªrico. Era la primera vez que esto ocurr¨ªa en la prensa brit¨¢nica, ayudando a consolidar la vi?eta pol¨ªtica. Tambi¨¦n tomaba fuerza la caricatura de personajes famosos e infames, cuyo origen se atribuye al pintor italiano del XVI Annibale Carracci. Su definici¨®n del g¨¦nero -"una bella... perfetta deformit¨¢"- sigue relevante hoy d¨ªa.
Los brit¨¢nicos dominan el arte del chiste. Dibujantes pasados y presentes -desde James Gillray a Kipper Williams o Steve Bell, entre muchos otros- resumen en pocos trazos eventos de vital relevancia para la sociedad. En una tira humor¨ªstica de Riddell, el presidente George W Bush jura la Constituci¨®n y promete "defender la libertad de EE UU para torturar y encarcelar a quien nosotros seleccionemos, en cualquier lugar y en cualquier momento...". A su vera, el pr¨ªncipe Enrique, vestido de nazi y con los pelos en punta, comenta que se disfrazar¨¢ de Bush en la pr¨®xima fiesta de "nativos y colonizadores".
Los dibujantes provocan, ridiculizan y probablemente ofenden al retratado con unas caricaturas psicol¨®gicas por lo general m¨¢s pertinentes que los retratos convencionales. John Major, ex primer ministro brit¨¢nico, ha quedado para siempre inmortalizado en la imagen creada por Bell en el diario The Guardian: en calzoncillos de motas alzados hasta la barriga. Dave Brown capt¨® la ¨²ltima victoria pol¨ªtica del siempre iracundo reverendo Paisley dibuj¨¢ndole como un King Kong peludo, que ruge mientras exprime en su mano izquierda a David Trimble, el ca¨ªdo primer ministro auton¨®mico de Irlanda del Norte.
John Kent, en Private Eye, hace referencia a la agenda oculta de la guerra de las Malvinas en Murieron para salvar su pellejo. La tira consiste en un busto de Margaret Thatcher presidiendo un monumento a los ca¨ªdos de 1982. Otras conquistas imperiales se documentan a trav¨¦s de John Bull, s¨ªmbolo de Inglaterra, que aparece en una caricatura de Gillray engullendo fragatas y nav¨ªos. En otro dibujo, Napole¨®n y el entonces primer ministro ingl¨¦s William Pitt se reparten a cuchillazos la bola del mundo.
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