El GRAPO mata para sobrevivir
La banda terrorista, desarticulada seis veces de forma "definitiva", reaparece en Zaragoza con el asesinato de una empresaria
No hace ni tres semanas presenci¨® c¨®mo un terrorista mataba a su mujer de un disparo por la espalda. A ¨¦l, que hab¨ªa logrado refugiarse en su coche, un segundo pistolero le vaci¨® el cargador de su rev¨®lver a trav¨¦s de la luna delantera. Aun as¨ª fue capaz de telefonear pidiendo ayuda y de poner sobre la pista a los primeros agentes que llegaron al n¨²mero 17 de la calle Cervantes de Zaragoza: "Me han dicho que eran de los GRAPO".
Lo que m¨¢s impresiona de Francisco Colell es su serenidad. Su tono de voz no cambia cuando rememora los detalles del atentado, se lamenta por la suerte de su esposa -Ana Isabel Herrero, de 44 a?os- o muestra su enfado por la tardanza de los mandos policiales en admitir su versi¨®n. Durante d¨ªas, por Zaragoza circul¨® el rumor de que se hab¨ªa tratado de un ajuste de cuentas, una expresi¨®n que mancha tanto al sicario como a su v¨ªctima. "Me he sentido", dice, "como una mujer violada que tiene que demostrar su decencia".
La v¨ªctima: "Eran muy educados, tanto que no pens¨¦ que me pudieran hacer da?o"
Colell, un empresario de origen leridano, fue ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos con disparos en el t¨®rax y el abdomen, pero a los pocos d¨ªas se recuper¨® y pidi¨® el alta voluntaria. Su determinaci¨®n a la hora de identificar a dos de los sospechosos y la aportaci¨®n de un testigo que crey¨® ver a un tercer terrorista fueron convenciendo a la polic¨ªa. Las pesquisas se centran ahora en los miembros de los Grupos Revolucionarios Antifascistas Primero de Octubre (GRAPO) Israel Torralba, Israel Clemente y Juan Garc¨ªa Mart¨ªn.
A ¨¦ste ¨²ltimo, la Audiencia Nacional ya lo juzg¨® en 1980 por robar jamones y cecina de vaca en una tienda de ultramarinos del centro de Madrid. El hecho, aun pareciendo ex¨®tico, fue toda una premonici¨®n. Desde entonces para ac¨¢, y sobre todo en los ¨²ltimos a?os, los GRAPO han tenido que enfocar buena parte de su actividad criminal a no morir de inanici¨®n. Tan es as¨ª que un buen n¨²mero de las 84 personas asesinadas por la banda terrorista lo fueron en el transcurso de atracos a furgones blindados o a sucursales bancarias. A mediados de los noventa, la polic¨ªa consigui¨® infiltrar a uno de los agentes en los GRAPO. Un oficial recuerda que en los partes sucesivos que aquel polic¨ªa le hac¨ªa llegar siempre hab¨ªa una frase repetida: "Paso mucha hambre".
Las fuentes policiales consultadas consideran que el en¨¦simo retorno de los GRAPO a la acci¨®n tiene mucho que ver con esto ¨²ltimo. Una interpretaci¨®n que ha sido confirmada por la propia banda terrorista a mediados de esta semana. En un comunicado de dos folios, el autodenominado Comando Central reconoce que no estaba entre sus planes asesinar a Ana Isabel Herrero. Claro que no lo dice as¨ª. "El objetivo del operativo era expropiarles una determinada suma de dinero en concepto de impuesto revolucionario y as¨ª se les hizo saber en el momento en que fueron abordados, explic¨¢ndoles nuestros combatientes que ten¨ªan ¨®rdenes de ejecutarlos inmediatamente si se negaban al pago. En lugar de atender razonablemente nuestras exigencias ambos optaron por el enfrentamiento, resisti¨¦ndose a su retenci¨®n...".
La noche del lunes 6 de febrero, Francisco Colell y su esposa, due?os de la empresa Arquitempo, bajaron a un garaje pr¨®ximo a las oficinas para montarse en su coche, un Mercedes de color gris claro. Notaron que dos hombres les segu¨ªan, pero, dado su buen aspecto, no les infundieron sospechas. Ni aun cuando los terroristas sacaron sus armas Colell se alarm¨® demasiado. "Lo primero que hicieron", dijo el empresario, "fue identificarse como miembros de los GRAPO. Eran muy educados, tanto que no pens¨¦ en ning¨²n momento que nos pudieran hacer da?o. Le dije a los polic¨ªas que uno me pareci¨® universitario y me han dicho que s¨ª, que uno de ellos es licenciado en Filolog¨ªa...".
La polic¨ªa sit¨²a a un tercer terrorista en la puerta del garaje. Se tratar¨ªa, seg¨²n la declaraci¨®n de un testigo, de Juan Garc¨ªa Mart¨ªn. Gafas, poco pelo y un auricular de tel¨¦fono m¨®vil colg¨¢ndole de una oreja. La situaci¨®n se complic¨® cuando un coche enfil¨® la rampa para entrar en el garaje. La esposa de Colell aprovech¨® la coyuntura para intentar huir y los terroristas no quisieron esperar m¨¢s para usar sus armas. No hab¨ªa que aguardar al comunicado para saber que la culpa del fatal desenlace fue de los "dos empresarios esclavistas" que no respondieron "razonablemente".
Durante estos d¨ªas, agentes de la polic¨ªa y de la Guardia Civil han ido informando a Colell de las caracter¨ªsticas de los verdugos de su mujer. "Al parecer", explica el empresario, "alguno de ellos nunca hab¨ªa participado en un acto criminal. Pertenec¨ªan a lo que llaman aparato militar. Se ve que por falta de medios han tenido que pasar a la acci¨®n. Es el ¨²ltimo resquicio que les queda para mandar dinero a los presos en las c¨¢rceles y mantener su estructura en el exterior. Ellos tienen claro que su acci¨®n fue un fracaso. Lo que pretend¨ªan era un secuestro expr¨¦s, como al parecer ya han hecho en otros lugares, pero les sali¨® mal y optaron por el plan B".
La polic¨ªa considera que los GRAPO est¨¢n en las ¨²ltimas, que los terroristas con capacidad de atentar se pueden contar con los dedos de una mano y que los 30 que permanecen en prisi¨®n apenas reciben ayuda. Reconocen, sin embargo, que seis veces se dio a la banda por desmantelada de forma "definitiva" y otras tantas reapareci¨®. El Gobierno del PP negoci¨® sin ¨¦xito durante meses con los dirigentes de la organizaci¨®n, que fueron reagrupados en la c¨¢rcel de Sevilla. La situaci¨®n de Publio Cord¨®n sigue siendo un misterio y el l¨ªder indiscutible de la banda, Manuel P¨¦rez Mart¨ªnez, m¨¢s conocido como camarada Arenas, sigue dirigiendo a sus hombres desde una c¨¢rcel francesa.
"Son pocos, tienen armas viejas y necesitan dinero urgentemente", dice un experto en la lucha antiterrorista, "por eso, ahora, son m¨¢s peligrosos que nunca".
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