Por la vi?eta hacia Dios
- DIBUJOS ATENDIDOS. No hay que ser tan listorro como Fernando Savater para dictaminar que la estupidez, junto al sentido com¨²n, es la cosa mejor repartida en este mundo, pero el caso es que el asunto de las vi?etas danesas ha deparado ya decenas de muertos y convocado a centenares de miles de furiosos manifestantes en muchos lugares de este mundo. Es posible que todos est¨¦n equivocados, pero resulta m¨¢s problem¨¢tico determinar el sitio desde el que se dictamina ese horror. Una bromita de patio de colegio en forma de chistes gr¨¢ficos sobre Mahoma genera una intifada de tal magnitud que desborda los esquemas que podr¨ªan entenderla y, sobre todo, digerirla. Las consecuencias pol¨ªticas, quiero decir econ¨®micas, del asunto ser¨¢n notables, pero eso ocurrir¨¢, seguramente, a medio plazo. Una cat¨¢strofe mayor es que incluso el acontecimiento de significaci¨®n nimia conmueva los cimientos de una convivencia tan global como se ha visto en la velocidad de la circulaci¨®n de las noticias.
- LENGUAJE DEPORTIVO. El deporte es competici¨®n, ya lo sabemos, a veces del deportista con sus propias limitaciones, y otras de un grupo contra otro, que suelen ser las de mayor ¨¦xito. Pero eso no autoriza a titular a la buena de dios las noticias que dan cuenta de sus resultados: El Pamesa da el golpe, El Madrid fulmina al Bar?a, El TAU dinamita el partido o Guti y Robinho sepultan al Alav¨¦s, son algunos de los guerreros titulares deportivos de la pen¨²ltima jornada de las ligas. As¨ª las cosas, Ronaldo se pone a llorar de tristeza, como un Alfons Cervera cualquiera, Guti pierde su esbelta compostura de se?orito y hasta Zidane zancadillea a un contrario, astucia muy alejada de su elegancia habitual. M¨¢s all¨¢ de teor¨ªas de educadores, los padres saben de sobra que los ni?os se comportan en buena medida por imitaci¨®n. Exactamente como los adultos y sus m¨¢s pr¨®ximos mitos de referencia.
- ZAPLANERIAS. El secreto de Eduardo Zaplana, emboscado en cualquiera de sus m¨²ltiples carnavales, es su dislocada transparencia. Es un misterio menor que un tipo que habr¨ªa bordado el papel de tah¨²r de segunda fila en un plano general de pel¨ªcula del Oeste rodada en Almer¨ªa se alce con la portavoc¨ªa opositora de un partido de cantama?anas en el que la raz¨®n se adjudica al que la dice m¨¢s gorda. Por decir que no quede. "Estos -dijo el otro d¨ªa en relaci¨®n con sus problemas de gases- es que se creen que est¨¢n en Cornell¨¤". Ese despectivo "estos" va por los socialistas, que gobiernan porque as¨ª lo decidi¨® la mayor¨ªa de ciudadanos de este pa¨ªs. Y la alusi¨®n a Cornell¨¤ como poblaci¨®n del extrarradio catal¨¢n est¨¢ de m¨¢s en un sujeto de Cartagena que tiene en las trapacer¨ªas de Benidorm el origen de una carrera m¨¢s que concluida. El secreto de Zaplana es que no los tiene.
- ENTRAR EN POLITICA. Es un poco penoso ver a la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo o a plataformas como Basta Ya o Foro de Ermua intentando imponer al Gobierno los plazos, ritmos y contenido de la b¨²squeda de la paz en el Pa¨ªs Vasco y, de rebote, en Espa?a. Su condici¨®n de v¨ªctimas o de familiares de v¨ªctimas no les concede una mayor verosimilitud de opini¨®n que al resto de los ciudadanos, e incluso podr¨ªa pensarse, con todo respeto, que en ocasiones puede funcionar como elemento objetivamente distorsionador. En cuanto al derecho, parece que es llevar las cosas demasiado lejos esgrimir la condici¨®n de v¨ªctima para presionar sobre lo que debe hacerse, sobre todo cuando se trata de evitar que se produzcan m¨¢s v¨ªctimas. Y a sabiendas de que estos nuevos protagonistas pol¨ªticos saben de sobra que el Gobierno est¨¢ dispuesto a aceptar no importa qu¨¦ plan de paz. Lo dem¨¢s es soliviantar con alicantinas.
- LA VALENCIA FEA. El libro de Adolf Beltran es bonito por infrecuente y por clarificador, adem¨¢s de constituir una aut¨¦ntica galer¨ªa de los horrores que produce cierto pasmo en esa mirada de conjunto. El autor inici¨® estudios de Arquitectura, y se nota en los breves y jugosos comentarios que forman un todo indisoluble con las fotos seleccionadas, adem¨¢s de proporcionar al lector ne¨®fito claves de comprensi¨®n sobre la funci¨®n de una fachada ciudadana, su di¨¢logo con el entorno, o la unidad de funci¨®n del edificio con el uso al que va destinado. Esos fragmentos m¨¢s o menos dispersos de un paisaje urbano aterrador tienen, adem¨¢s, la ventaja de aislar en im¨¢genes un paciente recorrido por la ausencia de criterios de una arquitectura insolvente, que es precisamente como la arbitrariedad que se se?ala se ofrece a la perpleja mirada del ciudadano cr¨ªtico.
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