Teor¨ªa del golpe
Habr¨¢ quien se acuerde de Fern¨¢ndez, Montero Castillo y Aguirre Su¨¢rez, que all¨¢ por los 70 fueron antecesores de los Latin Kings y otras bandas violentas hispanoamericanas. Aunque su condici¨®n de futbolistas les imped¨ªa portar armas en el campo, resultaban de lo m¨¢s peligroso. Su equipo, el Granada, daba miedo. Amancio no debe de haberse olvidado de aquel Granada. Una tarde de 1974, en Los C¨¢rmenes, Fern¨¢ndez le mand¨® al hospital de una patada. El parte m¨¦dico indic¨® que la puntera hab¨ªa entrado tan hondo en el muslo que la herida parec¨ªa una cornada de toro.
Quien se acuerde de aquellos dos uruguayos y de aquel paraguayo se acordar¨¢ tambi¨¦n de Goikoetxea, el centrocampista del Athletic que cumpli¨® 23 partidos de sanci¨®n por romper a Maradona y a¨²n tuvo tiempo de romper adem¨¢s a Schuster.
Antes se marcaba al hombre. Cuando hac¨ªa falta pegar, se pod¨ªa apuntar bien y controlar la fuerza de la patada
Estos d¨ªas, en Italia, se teoriza en abundancia sobre golpes, patadas y codazos. Desde que el peron¨¦ de Totti dijo basta, el domingo pasado, no hay quien carezca de ideas propias sobre la peligrosidad de la entrada por detr¨¢s o el manotazo en los ojos. El maestro Gianni Mura explicaba ayer en La Repubblica que la ¨²ltima moda es el rodillazo en los ri?ones cuando se salta de cabeza: limpio, doloroso y dif¨ªcilmente visible para el ¨¢rbitro.
Una opini¨®n valiosa y autorizada es la de Pietro Vierchowod, El Zar, un defensor espl¨¦ndido que gan¨® un scudetto con el Roma (1983), otro scudetto y una Recopa con el Sampdoria (1991) y, a los 37 a?os, una Copa de Europa con el Juventus (1996). Jug¨® hasta los 40 y se dice que los tobillos machacados de Marco van Basten, prematuramente jubilado, llevaban la marca indeleble de los tacos de Vierchowod. Maradona le llamaba Hulk y procuraba evitarle. Vierchowod jugaba bien y pegaba fuerte. ?l mismo lo reconoce: "En mi ¨¦poca se daban m¨¢s patadas que ahora. Quien quer¨ªa hacer da?o hac¨ªa da?o y, como m¨¢ximo, se llevaba una amonestaci¨®n".
Sin embargo, El Zar -el apodo sali¨® del origen ucraniano y de lo mucho que mandaba en el ¨¢rea- considera que, pese al laxismo arbitral de a?os atr¨¢s, pese a las cornadas del tr¨ªo suramericano del Granada y pese a todas las brutalidades que se ve¨ªan en los campos, incluidas las suyas propias, antes el f¨²tbol era menos peligroso. La teor¨ªa del golpe de Vierchowod propone incluso un culpable de todos los males contempor¨¢neos: Arrigo Sacchi. ?Por qu¨¦? Por la defensa zonal que Sacchi y el Milan pusieron de moda.
Antes, explica Vierchowod, se marcaba al hombre. El marcador intentaba no despegarse de su v¨ªctima en todo el partido y, cuando hac¨ªa falta pegar, le ten¨ªa a mano. Pod¨ªa apuntar bien y controlar la fuerza de la patada o, mucho m¨¢s a menudo, poner una simple zancadilla. Ahora no funciona as¨ª. Los defensas cubren una zona determinada, con bastante frecuencia cercana al centro del campo, y cuando se les escapa alguien "arrancan desde lejos para interceptarlo", explica El Zar, por lo que, "cuando alcanzan al adversario, le caen encima a gran velocidad". "Si est¨¢s lejos, careces de alternativas y, cuando pegas, las consecuencias son ruinosas", dice.
Podr¨ªa ser que Vierchowod tuviera raz¨®n. Uno prefiere no pensar, en ese caso, qu¨¦ habr¨ªa ocurrido si Aguirre Su¨¢rez, Goiko o el propio Vierchowod hubieran tenido que ganarse la vida haciendo defensa zonal. Van Basten usar¨ªa muletas. Y Amancio habr¨ªa acabado como Joselito.
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