?Un nuevo Comit¨¦ Truman?
El hurac¨¢n Katrina destruy¨® algo m¨¢s que Nueva Orleans. Acab¨® con la fe popular en la competencia de la presidencia de Bush. Hasta entonces, el presidente George W. Bush hab¨ªa crecido en la estima de los ciudadanos gracias a la grandiosidad de sus sue?os. Prometi¨® heroicamente que "proteger¨ªa" al pueblo estadounidense mediante la "victoria total" sobre el terrorismo y convirtiendo al mundo ¨¢rabe a la democracia. La audacia de su visi¨®n y la pol¨ªtica del miedo ocultaron la incompetencia de la ejecuci¨®n. Ahora que el pueblo estadounidense ha experimentado en su propio pa¨ªs el fracaso posterior al Katrina, tal vez se pregunte si la guerra del presidente Bush en Irak es inmune a un amiguismo, una confusi¨®n y una corrupci¨®n comparables.
El caos nacional comenz¨® con el Departamento de Seguridad Nacional de EE UU tras los atentados terroristas del 11-S. El Departamento tiene 180.000 empleados y, seg¨²n The Washington Post, se distingue por "un dise?o fortuito, una guerra burocr¨¢tica y promesas incumplidas". Los dos secretarios de Seguridad Nacional consecutivos, Tom Ridge y Michael Chertoff, destacaron por su incapacidad para coordinar los esfuerzos de los 180.000 empleados. El hurac¨¢n Katrina puso claramente de manifiesto el desplome de la direcci¨®n del Departamento. Algunos funcionarios de la Administraci¨®n de Bush afirman que el segundo d¨ªa del hurac¨¢n se quedaron sorprendidos al enterarse de que se hab¨ªa roto un dique, lo cual permiti¨® que la crecida inundara Nueva Orleans. Resulta que la Casa Blanca ya estaba en conocimiento de la rotura del dique la primera noche de la tormenta. "Brownie, est¨¢s haciendo un trabajo espl¨¦ndido", dijo Bush del jefe del Organismo Federal para la Gesti¨®n de Emergencias (FEMA, siglas en ingl¨¦s), lo que da una idea de la teor¨ªa presidencial de la responsabilidad. Bush raramente destituye a nadie, pero Lincoln, Franklin D. Roosevelt y Truman habr¨ªan despedido a la mitad de su equipo, empezando por el secretario de Defensa. Cuando las presiones del Congreso acabaron forzando la salida del desafortunado Michael Brown, "Brownie" se veng¨® de los amigos que s¨®lo est¨¢n para lo bueno aportando a un comit¨¦ del Senado m¨¢s pruebas sobre la mala gesti¨®n federal de las emergencias.
Los republicanos de la C¨¢mara de Representantes, todos los cuales se presentar¨¢n a la reelecci¨®n dentro de nueve meses, redactaron el borrador de un informe muy cr¨ªtico con las acciones, o la inacci¨®n, de la presidencia republicana. "Esta crisis no s¨®lo era predecible, sino que se predijo". La situaci¨®n tampoco ha mejorado seis meses despu¨¦s. El Gobierno federal hab¨ªa prometido caravanas como refugio temporal para la gente a la que el hurac¨¢n dej¨® sin hogar. The New York Times inform¨® de que, de las 135.000 solicitudes de caravanas recibidas por el FEMA, "se han satisfecho poco m¨¢s de la mitad". Si Franklin D. Roosevelt hubiera estado tan aletargado a la hora de ordenar la fabricaci¨®n de aviones en 1940, es posible que Gran Breta?a hubiera perdido la guerra contra Hitler.
Muchos estadounidenses, hasta ahora satisfechos con la guerra de Irak, han empezado a aplicar las lecciones que tan dolorosamente aprendieron con el hurac¨¢n Katrina. Tienden a coincidir con la abierta acusaci¨®n del senador Chuck Hagel. ?ste, un republicano generalmente conservador, ex combatiente de Vietnam que vot¨® a favor de la guerra de Irak, y posible aspirante a la candidatura republicana en 2008, declaraba recientemente: "Cuando piense en otras cuestiones como la de Irak, en c¨®mo nos metimos en ella -sin planificaci¨®n, sin preparaci¨®n, sin una idea de las consecuencias o de ad¨®nde nos dirig¨ªamos, de c¨®mo ¨ªbamos a salir, en c¨®mo llegamos sin suficientes hombres, sin una estrategia de salida, y ese tipo de cosas- hablar¨¦ claro".
En marzo, la guerra de Irak entrar¨¢ en su cuarto a?o: se est¨¢ prolongando m¨¢s que la guerra de Corea, m¨¢s que la guerra hispanoamericana y m¨¢s que la participaci¨®n de Estados Unidos en las dos guerras mundiales. La guerra de Corea oblig¨® al presidente Truman a retirarse en 1952; la guerra de Vietnam forz¨® la retirada del presidente Johnson en 1968. Los republicanos han llegado a la conclusi¨®n de que la creciente impopularidad de la guerra de Irak llevar¨¢ a que cada uno se salve como pueda. Se murmura sobre un proceso de destituci¨®n, pero el presidente Bush se ha cubierto las espaldas al respecto. Si la destituci¨®n saliera adelante, convertir¨ªa a Dick Cheney en presidente. Cheney es el primer vicepresidente en el cargo que ha disparado a alguien desde Aaron Burr en 1804. Burr acab¨® con la vida de Alexander Hamilton en un duelo; Cheney acribill¨® por accidente a un compa?ero en una cacer¨ªa de codornices. Pero el incidente se afront¨® con una incompetencia tan gloriosa que refuerza la imagen de caos en Washington. El congresista John Murtha, un ex combatiente condecorado de Vietnam que mantiene estrechos v¨ªnculos con el Pent¨¢gono, insta a una retirada total de las Fuerzas de EE UU, una l¨ªnea que debe de reflejar el sentimiento de algunos miembros de la c¨²pula castrense. "La guerra en Irak est¨¢ alimentando el terrorismo", ha manifestado al presidente Bush, "no elimin¨¢ndolo". La constante escasez de chalecos antibalas para los soldados en Irak es una desgracia. Hagel considera que las iniciativas estadounidenses para reconstruir Irak son "m¨¢s que lamentables".
La incompetencia lleva a la corrupci¨®n. Los d¨®lares estadounidenses que fluyen hacia Irak tientan a contratistas privados y estafadores. John Warner, presidente del Comit¨¦ de Servicios Armados del Senado, ha lanzado una dura advertencia a la gente que quiera ganar dinero a costa de la guerra de Irak. Algunos republicanos del Congreso que pretend¨ªan distanciarse de la deplorable respuesta de Bush al hurac¨¢n Katrina ahora buscan distanciarse de la deplorable guerra de Bush. ?ste es un momento propicio para una reinstauraci¨®n del Comit¨¦ Truman.
?Qu¨¦ es el Comit¨¦ Truman? En 1941, el senador Harry Truman, de Misuri, convenci¨® al Senado y a la Casa Blanca para establecer un selecto comit¨¦ senatorial que investigara el programa de defensa nacional. El Comit¨¦ Truman se centr¨® en el despilfarro y el fraude en la concesi¨®n de contratos, en la calidad de los materiales entregados, en la escasez de materiales esenciales y en los tejemanejes especulativos. La funci¨®n de perro guardi¨¢n del Comit¨¦, escribe David McCullough, historiador y bi¨®grafo de Truman, su "atenci¨®n al detalle durante las vistas, y la calidad, adem¨¢s de la cantidad, de informes emitidos, aumentaron en gran medida la confianza de la ciudadan¨ªa en la gesti¨®n de la guerra". La reactivaci¨®n de algo como el Comit¨¦ Truman ser¨ªa un modesto paso bipartidista para restablecer al Congreso como un actor responsable en el juego del poder, para encontrarle sentido a una guerra sin sentido hasta que se retire a los soldados, y para ocuparse de los ladrones de Bagdad. Alg¨²n pol¨ªtico ambicioso tendr¨¢ que razonar que Truman nunca habr¨ªa ocupado la Casa Blanca de no haber sido por el Comit¨¦ Truman.
Arthur Schlesinger Jr., asesor especial del presidente durante la Administraci¨®n de Kennedy, ha ganado el Premio Pulitzer y el National Book Award en dos ocasiones. Traducci¨®n de News Clips.
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