Cita africana

Cuatro d¨¦cadas de mbaqanga las contemplan. Ellas tres, junto a Mahlathini -el Le¨®n de Soweto- y la Makgona Tsothle Band, inventaron esa mezcla urbana, con nombre de sopa para pobres, de m¨²sica tradicional surafricana con rhythm and blues y gospel en los aciagos tiempos del apartheid. Proclaman su edad con orgullo y parecen disponer de combustible para, al menos, veinte a?os m¨¢s. Las legendarias reinas viajan ligeras de equipaje. Hilda Tloubatla, Mildred Mangxola y Nobesuthu Mbadu cantaron a capella Mbube, una de las canciones m¨¢s universales de ?frica del Sur. Y se despidieron, tras una muestra de claqu¨¦ zul¨², con el himno del partido de Mandela, que ahora es tambi¨¦n el de su pa¨ªs.

De Lura, una joven lisboeta de origen caboverdiano, se est¨¢ empezando a hablar como de la posible sucesora de Cesaria Evora. Ni falta que hace. Una de sus bazas consiste precisamente en no evocar a la gran referencia musical del archipi¨¦lago. Trae coladeiras y funanas, ritmos m¨¢s animosos que la conocida morna. El de Lura es el Cabo Verde m¨¢s africano, el del batuku de las mujeres de la isla de Santiago que, como ella hizo durante el concierto, se colocan entre las piernas una bolsa de trapos que percuten con las manos. Confirm¨®, en su presentaci¨®n acompa?ada por un quinteto de apellidos con historia musical (Vieira, Par¨ªs...), que es una de las mejores noticias llegadas desde ?frica, v¨ªa Lisboa y Par¨ªs. Tiene una voz, grave y algo rasposa, imagen sonriente y presencia esc¨¦nica -con el baile y el teatro como escuelas-. Todos los atributos para llegar lejos.