Concierto de demagogos
Cuando Francisco Roig lleg¨® a la presidencia del Valencia CF en 1994 la familia merengue pudo percibir enseguida que hab¨ªa comenzado una nueva etapa sin precedentes en el club, pues tal era la ins¨®lita dimensi¨®n de sus ambiciones y propuestas, tanto econ¨®micas como deportivas. Lo que dif¨ªcilmente pudo preverse es que su mandato sacudiese tan abruptamente la entidad y que la estela del mismo se prolongase hasta nuestros d¨ªas, no ya por la bondad de su recuerdo, sino debido a las trapisondas de su gesti¨®n, colmo de la demagogia y temeridad, con la anuencia o concurso de los consejeros c¨®mplices y, sobre todo, de las autoridades del PP, Rita Barber¨¢ y Eduardo Zaplana. No mentarles en este trance equivaldr¨ªa a negarles -especialmente a la alcaldesa- el desdoro que merecen.
Todav¨ªa est¨¢ vivo el pleito iniciado por un grupo de accionistas de la sociedad deportiva disconformes con las retribuciones indebidamente percibidas por el referido mandatario, as¨ª como con la ampliaci¨®n de capital llevada a cabo en 1997 y que se hizo al amparo de innumerables picard¨ªas y subterfugios. Despu¨¦s de un recurso de reforma y otro de apelaci¨®n que ha prosperado, la demanda sigue su camino procesal y hasta es posible que los juzgadores se avengan a las razones alegadas, aunque ya ser¨¢ demasiado tarde. La victoria, entonces, no pasar¨¢ de p¨ªrrica y la sentencia no ser¨¢ m¨¢s que papel mojado. Como la m¨¢s reciente que ha anulado otra ampliaci¨®n, la del campo -que no estadio, que no lo es, todav¨ªa, al menos- de Mestalla.
Aunque es un episodio sobradamente conocido, la mentada ampliaci¨®n del campo fue uno de los objetivos insoslayables del "Valencia campi¨®" que se predicaba. Hab¨ªa que aumentar el grader¨ªo en 30.000 localidades m¨¢s, a pesar de que ¨²nicamente se llenaba en una o dos ocasiones como m¨¢ximo a lo largo de la temporada futbol¨ªstica. Claro que se trabajaba con la vista puesta en el futuro y tambi¨¦n, claro est¨¢, en el jugoso tr¨¢mite de la financiaci¨®n de las obras. Consejeros y afici¨®n aplaud¨ªan la iniciativa, por m¨¢s que su ejecuci¨®n tropezase con el Plan General de Ordenaci¨®n Urbana, fuese necesario confiscar suelo p¨²blico y allanar la paz y hasta la intimidad de casi un centenar de familias vecinas del viejo coliseo. Se arroll¨® todo para acabar aument¨¢ndose 12.000 asientos tan solo, agudizando la incomodad, ya afamada, de ese recinto. ?Menudo negocio para quien lo hizo!
Puede comprenderse el arrojo de los directivos valencianistas, y especialmente del aut¨®crata que los lideraba, para aventurarse en tal desatino, acerca del cual el Tribunal Supremo acaba de fallar su ilegalidad, abriendo la puerta a la demolici¨®n de las obras. Se confirma as¨ª la sentencia del m¨¢s alto tribunal de justicia valenciano y, simult¨¢neamente, la contumacia de la corporaci¨®n municipal y de la Generalitat que ampararon, con el apoyo ¨²nico del PP, el desm¨¢n escandaloso y cantado desde que se alumbr¨®. Como dice Rafael Rubio, portavoz socialista en el Ayuntamiento capitalino, "alguien deber¨ªa dimitir". Pero nadie lo har¨¢. No hay costumbre. M¨¢s a¨²n: se tiene la impresi¨®n de que al partido gobernante le ha salido gratis y redonda la jugada. "La sentencia se cumple sola", ha declarado el teniente alcalde, Alfonso Grau, en un alarde realmente ol¨ªmpico de cinismo. Da por hecho que la demolici¨®n se efectuar¨¢, pero por el previsto derribo y traslado de Mestalla.
Ignoramos c¨®mo acabar¨¢ esta historia, con lo que aludimos a la restituci¨®n del suelo p¨²blico chorizado y a las posibles indemnizaciones al vecindario afectado, acerca de las cuales, por cierto, no es Manuel Llorente, ex consejero delegado del Club, la persona m¨¢s legitimada para opinar sobre su procedencia. En todo caso, lo apremiante es mirar con lupa qu¨¦ se cuece en punto al nuevo estadio proyectado en la Avenida de las Cortes. Con los precedentes referidos, la demagogia derrochada, la dejaci¨®n municipal y los datos que se conocen de la operaci¨®n no deber¨ªa de sorprendernos otra barrabasada legal o urban¨ªstica.
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