El rastro busca el encanto perdido
Los vendedores piden cambios para mejorar el mercadillo y el Ayuntamiento de Valencia contacta con anticuarios
Poco antes de las dos del mediod¨ªa, en el rastro de Valencia empiezan a verse huecos. La densidad de visitantes baja considerablemente y abundan los vendedores que abandonan el recinto, al que llegaron con la primera luz del d¨ªa, con todo lo que no han logrado vender. Uno de ellos carga su mercanc¨ªa en un carrito de supermercado. El d¨ªa no ha sido bueno para la venta y dice que ha logrado reunir poco m¨¢s de cien euros. La cifra aceptable, a?ade, ronda "entre 200 euros y 300 euros". En una mirada r¨¢pida, los vendedores del rastro de Valencia repasan los problemas que tienen y las reivindicaciones con las que quieren devolver a este foro su encanto de anta?o. Y que con ¨¦l vuelvan m¨¢s clientes.
Uno de los responsables de la Acci¨®n Reivindicativa de Vendedores del Rastro, una de las asociaciones que agrupa al colectivo, empieza por asegurar que en otras ciudades espa?olas al rastro "est¨¢ mejor". El de Valencia, que primero pas¨® por la plaza de N¨¢poles y Sicilia y despu¨¦s por la explanada del actual Museu Valenci¨¤ de la Il.lustraci¨® i la Modernitat (Muvim), re¨²ne ahora cada domingo por la ma?ana a todo tipo de vendedores en el aparcamiento lateral del campo de f¨²tbol de Mestalla. El comerciante asegura que hay alrededor de 500 vendedores, aunque s¨®lo cerca de 300 est¨¢n regulados. El exceso ha provocado que los puestos se amontonen sin que exista el espacio necesario entre ellos para que el p¨²blico los recorra sin problemas.
El Ayuntamiento de Valencia redondea la cifra de licencias y asegura que tiene otorgadas 339 autorizaciones de venta y que el aforo del recinto permite hasta 450 vendedores. Una estimaci¨®n que los vendedores no comparten ya que, una de sus cr¨ªticas alude a la falta de espacio. Por ello piden que se ampl¨ªe la zona de venta a una peque?a explanada que hay junto al campo de f¨²tbol en la avenida de Arag¨®n y que oxigenar¨ªa el recinto. Los vendedores tambi¨¦n reclaman m¨¢s seguridad real y alguno menciona la presencia ocasional de vendedores "rumanos, polacos o b¨²lgaros" que venden aparatos electr¨®nicos como m¨®viles, v¨ªdeos o c¨¢maras "robadas o de mala procedencia". Alta densidad y cierta inseguridad, resumen, les ha hecho perder clientes. Uno de los vendedores, que lleva m¨¢s de 25 a?os acudiendo al rastro de Valencia, asegura que el mercadillo ha ido perdiendo p¨²blico. "Nos tienen abandonados", asegura. Los vendedores piden que no se les trate "como marginales, sino como trabajadores".
La oferta tambi¨¦n ha cambiado con los a?os. Por un lado, ha ido bajando los anticuarios. Por otro, la evoluci¨®n de la ciudad y de los h¨¢bitos parece haber complicado la oferta. "Antes encontrabas antig¨¹edades, como papel o postales. Ahora no", explica un vendedor.
El Ayuntamiento de Valencia rechaza de plano que el rastro pierda p¨²blico. Jos¨¦ Luis Juan, concejal de Comercio, de hecho, considera "un hecho evidente" que el rastro de Valencia en la actualidad "es mucho mejor que el que hab¨ªa en 1991 y el del de 1995", aunque dice que hay que seguir avanzando. En la Concejal¨ªa de Comercio en una media de 15.000 la cifra de visitantes que recibe el mercadillo y aseguran que hay puestos vacantes. Con todo, Jos¨¦ Luis Juan, explica que un estudio realizado el a?o pasado indica que el 60% de los ciudadanos consultados "ver¨ªa interesante ver m¨¢s oferta de antig¨¹edades, libros y v¨ªdeos" en el rastro. El Ayuntamiento, por ello, ha decido que aprovechar¨¢ las actualizaciones de las autorizaciones previstas para marzo para dedicar atenci¨®n preferente a las antig¨¹edades. "Estamos en contacto con anticuarios para que vuelvan al rastro", explica.
Comercio tambi¨¦n admite que aunque son una minor¨ªa hay gente que acude al rastro con producto robado. Para frenar el tema han hablado con los distintos cuerpos de seguridad para que se coordinen. "Ha habido varias actuaciones policiales" con resultado, asegura. "Hay que evitar que se asocie el rastro con un lugar donde se venden productos robados", explica Juan para rengl¨®n seguido insistir en la seguridad.
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