"?Es esto cine americano?"
Mientras la cr¨ªtica europea elogia las pel¨ªculas que optan ma?ana a los Oscar, en EE UU no cesan las cr¨ªticas a Hollywood
En las inmediaciones del Kodak Theater de Los ?ngeles, donde ma?ana (madrugada del lunes en Espa?a) se celebra la 78? edici¨®n de los Oscar, todo est¨¢ listo. Jon Stewart, presentador de la gala, ensaya el mon¨®logo que abrir¨¢ la noche y los presentadores entran y salen del teatro conduciendo sus propios coches. George Clooney se ha apuntado a la moda que instaur¨® Leonardo DiCaprio de los diminutos veh¨ªculos ecol¨®gicos. El director de Buenas noches, y buena suerte asegur¨® hace unas semanas que en los ¨²ltimos 10 a?os ha repetido en cada fiesta el mismo esmoquin de Armani. Seg¨²n los rumores, hace unos d¨ªas le lleg¨® directo de Mil¨¢n un nuevo modelo que lucir¨¢ ma?ana por la noche. Desde ayer, las cenas entre candidatos, agentes y productores colapsan los mejores restaurantes de la ciudad. Vanity Fair ha anunciado que este a?o su fiesta (la mejor de la ciudad en la noche de los Oscar) ser¨¢ todav¨ªa m¨¢s reducida y exclusiva.
Philip S. Hoffman prometi¨® que, si gana por 'Capote', ladrar¨¢ en lugar de hablar
Hace unos a?os, Donatella Versace intent¨® entrar con un grupo de amigos en la fiesta de Vanity Fair. La rubia milanesa se dio con la puerta en las narices. O pasaba sola con su intransferible entrada o no entraba. Nada de favores. Las reglas son implacables y s¨®lo importan los candidatos y los ganadores. En la noche de los Oscar, la fama no abre ninguna puerta. S¨®lo valen las estatuillas, esa pieza dorada que seg¨²n una nueva norma de la Academia est¨¢ prohibido vender.
Como cada a?o, Vanity Fair garantiza (con su n¨²mero especial dedicado al cine y su fiesta en Morton's, un precioso local del West Hollywood) las dosis de glamour que necesitan los premios. Muchas estrellas que no van al Kodak Theater s¨ª van a la fiesta de la revista. No teme la competencia de otras citas nocturnas: la tradicional cena ben¨¦fica de Elton John o la fiesta en el Pacific Center Design organizada por US Weekly y Rolling Stone. Su mayor baza: la presencia esa noche de la pija entre las pijas, Paris Hilton.
Pese a todo, esta vez el ambiente no pod¨ªa estar m¨¢s fr¨ªo y enrarecido. La 78? edici¨®n de los premios de Hollywood est¨¢ sufriendo la enorme grieta que divide a Estados Unidos. Las pel¨ªculas de este a?o no gustan a los americanos, o al menos eso repiten machaconamente en algunos medios de comunicaci¨®n. En una naci¨®n en la que la autoprotecci¨®n de su industria cinematogr¨¢fica ha sido una cuesti¨®n de estado ahora no cesan las cr¨ªticas a Hollywood. La vieja norma (impulsada en los a?os setenta por la Motion Pictures Association of America) de que nada es m¨¢s da?ino para la industria que airear sus malas cifras se pasa por alto y se recuerda constantemente que los n¨²meros de los ¨²ltimos meses son los peores en d¨¦cada y media. Mientras la critica europea (y la m¨¢s seria de Estados Unidos) califica la cosecha art¨ªstica de este a?o como una de las mejores de los ¨²ltimos tiempos, un encendido tertuliano grita en una televisi¨®n indignado: "?Esto no es cine americano!". Con las cifras en la mano a?ade: "?Est¨¢ claro que a los americanos no nos gustan estas pel¨ªculas!".
El a?o en el que la Academia rinde homenaje a uno de sus creadores m¨¢s independientes, ¨¢cidos y cr¨ªticos, el cineasta Robert Altman, la airada Am¨¦rica conservadora no pod¨ªa quedarse callada. Altman encabez¨® en los setenta el renacimiento art¨ªstico de Hollywood. Barrido despu¨¦s por la feroz cultura del cine de entretenimiento que hasta hoy domina la industria del cine estadounidense, Altman se enfrent¨® a los estudios delante y detr¨¢s de la c¨¢mara. Su presencia ma?ana es algo m¨¢s que un s¨ªmbolo.
Si Philip Seymour Hoffman cumple su palabra y gana el Oscar al mejor actor por Capote, en lugar de agradecer el premio con emocionadas palabras se limitara a ladrar. Al parecer, se trata de una vieja apuesta que ¨¦l mismo decidir¨¢ si gana o pierde. Hoffman ha superado en los ¨²ltimos meses su aversi¨®n por las ceremonias y por los periodistas. Ten¨ªa fama, adem¨¢s, de gran actor, de hueso duro de roer. Productor y protagonista de Capote, es el claro favorito para llevarse el Oscar por su recreaci¨®n del autor de M¨²sica para camaleones. Si alguien puede arrebatarle el honor ser¨¢ el australiano Heath Ledger. El ex de Naomi Watts (hace dos a?os se paseaban arrebatados de la mano por la alfombra roja) interpreta a Ennis del Mar en Brokeback mountain. Una interpretaci¨®n que, seg¨²n The New York Times, es comparable a la del joven Brando. Ledger, contenido y conmovedor detr¨¢s de su sombrero de ala ancha, lleva el peso dram¨¢tico de la pel¨ªcula. "Hoffman est¨¢ genial, sin duda, pero Ledger es otra cosa. Es el actor perfecto, en el papel perfecto y en la pel¨ªcula perfecta. Lo que transmite oculto tras su sombrero es escalofriante", se?ala el critico Glenn Kenny en Premiere.
Ayer, en la quiniela elaborada en la redacci¨®n de The New York Times, lo explicaban as¨ª: "Su interpretaci¨®n del torturado Ennis del Mar es uno de esos trabajos del que se hablar¨¢ durante generaciones". La mala fortuna de Ledger es coincidir en un a?o en el que los cinco candidatos (Hoffman por Capote, David Strathairn por Buenas noches, y buena suerte, Joaquin Phoenix por En la cuerda floja y Terrence Howard por Hustle & Flow) est¨¢n muy por encima de la media de otras ediciones.
Todo lo contrario ocurre en las candidaturas de mejor actriz, una categor¨ªa que demuestra la evidencia: este a?o no ha sido el de los grandes personajes femeninos. Todo parece indicar que Reese Witherspoon ganar¨¢ por su recreaci¨®n de la cantante June Carter en En la cuerda floja. Un papel dram¨¢tico que ha logrado catapultar a una actriz que despunt¨® en 1999 con su interpretaci¨®n de la alumna arribista y ambiciosa de Election, de Alexander Payne. Su ¨²nica rival es ser Felicity Huffman. Con 40 a?os, la popular actriz de la serie de televisi¨®n Mujeres desesperadas, ex anor¨¦xica y bul¨ªmica v¨ªctima de la dictadura est¨¦tica del Hollywood m¨¢s implacable, podr¨ªa ganar por su interpretaci¨®n del transexual Sabrina Bree Osbourne. Otra historia de los m¨¢rgenes que ha cautivado a Hollywood pero que indigna a los irritados sectores ultraconservadores de este pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.