El mundo real pisa la alfombra roja
'Brokeback mountain', 'Crash', 'Buenas noches...', 'Capote' y 'M¨²nich' compiten en los Oscar
Una nota de ¨²ltima hora de la Academia de Hollywood anunciaba ayer que dos nuevos presentadores se han sumado a la ceremonia de esta noche: Jack Nicholson y Eric Bana. Seg¨²n la revista Time, Mel Gibson ha grabado un mensaje en maya que se emitir¨¢ en v¨ªdeo. Y una importante joyer¨ªa de Beverly Hills ha desvelado que una de las invitadas de esta noche llevar¨¢ en su cuello un espectacular diamante de 67 quilates, aunque las joyas de moda en Hollywood son la colecci¨®n de platino y perlas negras de Erica Courtney. Seg¨²n el estilista Kendrick Osorio, las actrices de este a?o optar¨¢n por un look "muy rom¨¢ntico", "muy Audrey Hepburn". Los salones de Chanel, Versace y Carolina Herrera han sido, al parecer, los m¨¢s visitados durante la semana. El espect¨¢culo de la alfombra roja est¨¢ servido.
La Academia choca con una industria que se autoproclama apol¨ªtica
Lo que no est¨¢ tan claro es lo que puede ocurrir una vez terminado el desfile de glamour. El desinter¨¦s medi¨¢tico es evidente, y una nueva convenci¨®n de seguidores de El Gran Lebowski (la genial pel¨ªcula de los hermanos Coen), que se celebra este fin de semana en Los ?ngeles, casi despierta m¨¢s entusiasmo. La historia del porrero Jeff, El Nota, Lebowski se ha convertido en una religi¨®n en la que comulgan miles de devotos. John Goodman, Julianne Moore, Steve Buscemi y Jeff Bridges, por supuesto, acudir¨¢n (seg¨²n est¨¢ previsto) a un festival en el que se jugar¨¢ a los bolos, habr¨¢ concursos de trivial y de disfraces.
Pero la verdadera partida del cine se juega en un teatro de poco gusto est¨¦tico y espectaculares avances tecnol¨®gicos, el Kodak. Las pel¨ªculas que esta noche representan lo mejor del a?o han pasado en su mayor¨ªa por festivales como Venecia, Toronto o Berl¨ªn. Un detalle que explica bien su naturaleza y la incomodidad que provocan. Pel¨ªculas "de festivales", es decir, destinadas a un publico "entendido". Gregg Kilday, en el n¨²mero especial que ayer mismo Hollywood Reporter puso en la calle, se hace eco de las cr¨ªticas (en su mayor¨ªa, de ruidosos sectores ultraconservadores) que han provocado las pel¨ªculas de esta edici¨®n. "Los acad¨¦micos", escribe Kilday, "han dado la espalda a las pel¨ªculas de estudio, y la lista de candidatos casi se puede leer como una lecci¨®n de los derechos c¨ªvicos que preocupan a Am¨¦rica: la homofobia (Brokeback mountain), las tensiones raciales (Crash), la responsabilidad de los medios de comunicaci¨®n (Buenas noches y buena suerte y Capote) y la respuesta al terrorismo (M¨²nich)".
La Academia [cuyo mayor grupo de votantes son los actores] choca as¨ª con una industria que se autoproclama apol¨ªtica y cuya mayor preocupaci¨®n son los resultados econ¨®micos y no las causas sociales, sean cuales sean.
Ante esta situaci¨®n, el temor de los organizadores de la 78? ceremonia (con el veterano Gill Cates a la cabeza) es que la audiencia les d¨¦ la espalda. Ninguna de las pel¨ªculas ha tenido grandes resultados de taquilla, y la ¨²nica que era una superproducci¨®n, M¨²nich, ha sufrido un fuerte batacazo econ¨®mico. Lo que no se dice es que la audiencia ya ha sido baja en los ¨²ltimos a?os. Adem¨¢s, que el presentador, Jon Stewart, sea un humorista de un programa de televisi¨®n por cable muy prestigioso pero poco popular tampoco ayuda.
George Clooney ha repetido en varias ocasiones que el cine de este a?o es consecuencia del evidente malestar social que se respira en su pa¨ªs, y nadie puede negar que la pel¨ªcula estrella de la noche, Brokeback mountain, sin millones a sus espaldas, se ha convertido en un icono de una nueva cultura popular. Curiosamente, y probablemente como respuesta al aluvi¨®n de cr¨ªticas, los candidatos no muestran ninguna competencia entre ellos. En una cena reciente, las c¨¢maras captaron al siempre retra¨ªdo Ang Lee de charla con algunos de sus principales rivales. Al preguntarle, el cineasta taiwan¨¦s se?al¨®: "Somos cineastas, hacemos pel¨ªculas juntos y lo celebramos juntos".
Oro en la mano
Las 50 estatuillas doradas que esta noche aguardar¨¢n en la rec¨¢mara del Kodak Theater de Los ?ngeles llegaron ayer por la ma?ana de la mano de 50 estudiantes de cine. Desde hace d¨ªas, en una sala cercana al teatro, una peque?a exposici¨®n permite a infinidad de curiosos tocar un Oscar. A la entrada, en un v¨ªdeo, Jon Stewart, presentador de la gala, se pregunta si estar¨¢n rellenos de chocolate. "?Pesa mucho!", exclama. Decenas de turistas posan para sus c¨¢maras digitales con un Oscar en la mano. Una cadena de seguridad incrustada en la base de la estatuilla impide que nadie pueda salir corriendo con ella. En los paneles, fotograf¨ªas de los candidatos de este a?o y de los ganadores de otros. Los v¨ªdeos recuerdan los momentos m¨¢s emocionantes.
La Academia de Hollywood es especialista en este tipo de montajes, y la historia de los Oscar est¨¢ llena de an¨¦cdotas. L¨¢grimas, gritos, caras de sorpresa y carcajadas de los protagonistas de una historia llena de recuerdos y olvidos. Desde la hist¨¦rica verborrea de Julia Roberts cuando logr¨® el suyo por Erin Brockovich al lac¨®nico "Muchas gracias" con el que Alfred Hitchcock despach¨® su Oscar honor¨ªfico, el ¨²nico que recibi¨® en su vida.
Dos misteriosos carteles anuncian por toda la ciudad la ceremonia de esta noche. Reproducen, respectivamente, las manos de un hombre y las de una mujer con su trofeo en la mano. Los ganadores, en blanco y negro, los Oscar, lingotes de oro a todo color. La Academia propone un juego: adivinar a qui¨¦n pertenecen las manos. Las de ¨¦l son gruesas, se agarran con fuerza. Ella lleva unos guantes de seda y muestra el trofeo como en un viejo anuncio de detergente. Escogemos una apuesta: ¨¦l, Cary Grant (Oscar honor¨ªfico en 1969); y ella, Julie Andrews (por Mary Poppins, en 1964).
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