Irrealismo
En pocos d¨ªas se cumplir¨¢ el paso del ecuador de la legislatura, a los dos a?os de aquel atentado que cambi¨® el destino de nuestro pa¨ªs. Tiempo habr¨¢ entonces para juzgar el modo en que Zapatero ha ejercido sus responsabilidades gubernamentales, asumidas de improviso tras aquella emergencia cr¨ªtica. Pero para poder hacerlo tambi¨¦n hay que juzgar antes el comportamiento a lo largo de estos dos a?os del partido que ahora mismo ejerce la oposici¨®n, pero que en aquel entonces asum¨ªa las responsabilidades de gobierno. ?Ha sabido hacer honor el PP a sus deberes c¨ªvicos? Es evidente que no, en absoluto. No s¨®lo no ha sabido, sino que sabe que no lo ha hecho. De ah¨ª que, para aliviar la mala conciencia del que se siente culpable, este mismo fin de semana haya celebrado un festival esc¨¦nico en un in¨²til intento por reconciliarse con la agraviada ciudadan¨ªa espa?ola.
El PP ten¨ªa el deber de asumir responsabilidades por cuanto sucedi¨® hace dos a?os, induciendo al electorado a expulsarle del poder contra su primera intenci¨®n de reelegirle como preve¨ªan los sondeos. Primera responsabilidad: el Gobierno del PP increment¨® mucho la probabilidad de que se produjesen atentados islamistas al implicarse en la invasi¨®n de Irak contra el derecho internacional y contra la opini¨®n p¨²blica espa?ola. Segunda: a pesar de ello, no tom¨® ninguna precauci¨®n para prevenir el riesgo de atentados islamistas, despreciando las alarmas que recib¨ªa de los servicios policiales y de inteligencia. Tercera: cuando el atentado se produjo, trat¨® de explotarlo electoralmente desde el primer momento en sentido partidista, para lo cual culp¨® a ETA, exculp¨® a los islamistas y monopoliz¨® el control unilateral de la crisis, excluyendo a toda la oposici¨®n para que no pudiera descubrir su manipulaci¨®n informativa. Cuarta: tras revelarse los primeros indicios que apuntaban al islamismo y exclu¨ªan a ETA, el Gobierno del PP desvi¨® la evidencia para achacarla a un montaje inventado por la prensa opositora, inversi¨®n de la realidad que mantuvo hasta la apertura de las urnas. Y quinta: su ¨²ltimo fraude fue negarse a admitir su derrota electoral como un merecido voto de castigo, y en su lugar opt¨® por atribuirla a la manipulaci¨®n electoral del atentado para poder hacerse la v¨ªctima ofendida de una injusta conspiraci¨®n.
Tan graves responsabilidades pol¨ªticas todav¨ªa no han sido reconocidas por el PP. Por el contrario, los mismos responsables pol¨ªticos que tan culpablemente gestionaron aquella crisis son los que todav¨ªa hoy siguen dictando la l¨ªnea oficial del partido, que se empecina en negar la verdad de los hechos para culpar a todos los dem¨¢s de conspiraciones imaginarias. Y tras esa negativa inicial a reconocer sus responsabilidades, todo el discurso p¨²blico que desde entonces ha venido sosteniendo el PP en la oposici¨®n se basa en la continua y sistem¨¢tica falsificaci¨®n de la realidad, sin escr¨²pulos para montar una cruzada anticatalana o para manipular a los obispos y a las v¨ªctimas del terrorismo a fin de acusar al Gobierno de traidor. Un discurso tramposo, estafador y fraudulento que hasta ahora atribu¨ªamos al electoralismo m¨¢s brutal, destinado a destruir la confianza de los electores en el presidente Zapatero. Pero creo que se trata de algo m¨¢s grave.
Lo que sucede no es s¨®lo que el PP mienta deliberadamente para manipular la realidad de forma interesada, sino que adem¨¢s est¨¢ sumido en el irrealismo m¨¢s profundo, porque su incapacidad de reconocer sus errores y culpas les ha hecho perder el sentido de la realidad, llev¨¢ndoles a emprender una huida hacia delante por una senda perversa cuyo final s¨®lo puede ser autodestructivo. La mentira como arma pol¨ªtica siempre es miope, pues si parece eficaz a la corta, a la larga s¨®lo puede resultar suicida, como terminaron por descubrir a su pesar mentirosos consumados como Nixon o Goebbels. Y es que el principio de realidad siempre acaba por imponerse al parad¨®jico principio del placer paranoico, en el que se refugian los narcisistas resentidos cuya vanidad se ha visto frustrada por la realidad.
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