A la caza de los ladrones
Los Grupos Rurales de Seguridad de la Guardia Civil vigilan la sierra todas las noches
Doce y media de la noche en la casa cuartel de Valdemorillo. Un grupo formado por 18 agentes de los grupos rurales de seguridad (GRS) de la Guardia Civil, los antidisturbios del instituto armado, desembarca en este punto en cinco enormes todoterreno. Pertrechados con pasamonta?as y chalecos reflectantes, los guardias vigilar¨¢n los puntos m¨¢s conflictivos de la sierra hasta que amanezca. Son la ¨²ltima medida que ha puesto en marcha la Delegaci¨®n del Gobierno y la Comandancia de Madrid para acabar con la oleada de robos que sufre la sierra.
En el puesto de Valdemorillo les espera el teniente del puesto de Galapagar. Antes de salir se re¨²ne con los responsables de cada todoterreno. Los consejos que les da recuerdan a una conocida serie de televisi¨®n de los a?os ochenta: "Ante todo, tengan mucho cuidado ah¨ª afuera. No creo que estemos ante gente armada, pero no podemos bajar la guardia".
Cada responsable recibe una fotograf¨ªa de un sospechoso. Ha sido visto en un BMW de la serie 3 oscuro y se dedica a cometer robos por la noche. "P¨®ngansela en los coches y est¨¦n atentos porque nos puede salir en cualquier momento. Tengan el puente [las luces azules] siempre encendidas", a?ade el mando.
Es noche cerrada y hay una densa niebla. Cae aguanieve lo que hace que el asfalto est¨¦ muy resbaladizo. La climatolog¨ªa frena que haya mucho movimiento de gente. Al frente de los GRS est¨¢ un sargento, que recorre todos los puntos para ayudar a sus agentes en lo que necesiten. Las primeras poblaciones en ser vigiladas ser¨¢n la propia Valdemorillo y Navalagamella. Se trata del llamado cierre: cualquier persona que entre o salga ser¨¢ controlada. Se le parar¨¢ y se le pedir¨¢ la documentaci¨®n suya y del veh¨ªculo.
Los equipos en grupos de tres agentes se distribuyen por la localidad y cubren todas las entradas. Un guardia se encarga de parar a los coches, mientras otro, armado con un subfusil, vigila cualquier movimiento extra?o de los ocupantes del veh¨ªculo. El tercero rellena unas fichas que son enviadas despu¨¦s a la Polic¨ªa Judicial para que sean incorporadas a los archivos de la Guardia Civil. Mientras, la emisora del centro operativo en servicio (COS, la sala de recepci¨®n de llamadas) no deja de emitir avisos de incidencias.
"Por favor, aparque en el lateral", le dice un guardia al conductor de un Nissan Micra. El hombre no ense?a al agente ni su carn¨¦ de conducir, ni el seguro obligatorio ni el permiso de circulaci¨®n del turismo. Pese a que los agentes est¨¢n para garantizar la seguridad ciudadana, tramitan las denuncias por tr¨¢fico que sean necesarias. En este caso, pondr¨¢n cuatro denuncias, m¨¢s de 600 euros.
Los guardias hacen salir del veh¨ªculo a los dos ocupantes y les cachean. Tambi¨¦n registran el coche. En este caso, no encuentran nada. "Hace cinco minutos hemos requisado una defensa [porra] a un conductor. Ya recibir¨¢ la correspondiente multa de la Delegaci¨®n", comenta un agente.
A las tres de la madrugada, cambian de destino. Esta vez van a Robledo de Chavela y Fresnedilla de la Oliva. El sargento y su conductor, un agente con unos 15 a?os de experiencia en el GRS, deciden patrullar el puerto de la Cruz Verde. "Atenci¨®n, indicativos de la sierra. Interesa la detenci¨®n de un Volkswagen Golf rojo. Se ha metido por la M-505, camino de El Escorial", canta la emisora. El todoterreno baja la velocidad y sus ocupantes est¨¢n atentos. Pero no logran dar con ¨¦l.
"Patrulla 422 para Eco-30 [la central de la Guardia Civil]. La alarma del Ayuntamiento es positiva. Acaban de robar dentro y falta alg¨²n ordenador. Hay cables sueltos por el suelo". El jarro de agua fr¨ªa para los agentes del GRS llega a trav¨¦s de ese comunicado a las cuatro de la madrugada. En este caso se trata del Consistorio de Olmeda de las Fuentes, a 140 kil¨®metros de este servicio especial de vigilancia. "No podemos estar en todos los lados, pero da rabia no acabar con ellos", afirma el sargento.
Robo en un supermercado
Este mando recibe una llamada por el tel¨¦fono m¨®vil. Uno de sus equipos acaba de detener un Volkswagen Golf blanco con cinco ocupantes. Tras comprobar la matr¨ªcula, la operadora de la emisora le dice que identifique a todos sus ocupantes y les deje seguir. Han estado a punto de ser detenidos porque estaba registrado que el veh¨ªculo hab¨ªa participado en el atraco a un supermercado en Collado Villalba. Al final se comprueba que ese aviso hab¨ªa caducado.
Pasadas las seis de la ma?ana, los agentes regresan al puesto de Valdemorillo. La noche deja atr¨¢s 22 personas y 14 coches identificados y 10 denuncias.
"Tenemos que estar para que la gente nos vea y sepa que la protegemos", concluye un agente mientras conduce el todoterreno hacia su sede, en Valdemoro.
Despliegue en la A-1
Un grupo de 18 agentes de los GRS ha sido destinado la autov¨ªa de Burgos (A-1). All¨ª trabajar¨¢n tambi¨¦n durante toda la noche. Primero en El Molar y desde all¨ª, a cualquier punto que requiera su presencia. Cada noche, salen equipos diferentes por lugares distingos de forma que los delincuentes no sepan en qu¨¦ localidad les toca.
Los agentes que est¨¢n por la A-1 han detenido a un coche cuyo conductor tiene una orden judicial de detenci¨®n. Est¨¢ acusado de haber quebrantado la condena. Al final, el automovilista acab¨® con los grilletes puestos.
La gente agradece la presencia de los GRS. "Menos mal que han venido, agentes. Estoy pasando tanto miedo que ya ni duermo", explica un monitor de nataci¨®n. Y, lo dice pese a haber sido denunciado por tener caducado un permiso.
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