Equilibrios
No saber acabar a tiempo se paga. Tambi¨¦n cuando se trata de un grupo terrorista. Si ETA hubiese aprovechado la oportunidad que se le present¨® cuando las conversaciones de Argel posiblemente se hubiese podido presentar en sociedad con algunas modificaciones legislativas e incluso constitucionales como bot¨ªn. Basta visitar la hemeroteca para darse cuenta de que en la siguiente oportunidad -las negociaciones con el Gobierno del PP durante la ¨²ltima tregua- ETA con toda probabilidad habr¨ªa conseguido mejoras penitenciarias e incluso una excarcelaci¨®n relativamente r¨¢pida de sus presos. Ahora, sin embargo, ETA puede conseguir muy poco, a lo sumo una cierta parafernalia que haga menos evidente su claudicaci¨®n. Esto es as¨ª por varias razones: por la falta de perspectiva de futuro que tiene un terrorismo ahogado pol¨ªticamente, debilitado org¨¢nicamente y aislado socialmente; por el cambio del marco global a ra¨ªz de la irrupci¨®n del terrorismo islamista; por la desmitificaci¨®n de la organizaci¨®n terrorista, incluso en la sociedad vasca; por la extendida sensaci¨®n de que su tiempo ha pasado; y porque la sociedad, que hace tiempo perdi¨® cualquier s¨ªndrome de Estocolmo respecto a ETA, no entender¨ªa f¨¢cilmente concesiones innecesarias. Hasta tal punto est¨¢ socialmente amortizada que, en este momento, el mundo abertzale tiene m¨¢s necesidad de resolver el problema de ETA que la propia sociedad espa?ola.
En estas circunstancias, el discurso del Partido Popular y especialmente del ex presidente Aznar, al que una enfermedad asfixiante llamada resentimiento le ha dejado sin rastro de dignidad en su cuerpo, es especialmente disparatado porque da a ETA unas esperanzas que ya no ten¨ªa. A fuerza de repetir que el Gobierno claudica y se humilla ante los terroristas, que est¨¢ dispuesto a cambiar paz por autodeterminaci¨®n, lo ¨²nico que hace el PP es transmitir a ETA que tiene unas bazas de las que en realidad no dispone. Y con eso, por mucho que le indigne a Rajoy, se puede afirmar que el PP est¨¢ poniendo palos al proceso de fin de la violencia.
Pero tambi¨¦n Catalu?a entra en este complejo juego. En principio, el Estatut est¨¢ pr¨¢cticamente cerrado. En pol¨ªtica las borrascas se desplazan con suma facilidad. El Estatut va abandonando el cielo madrile?o para volver a recalar pronto en las costas catalanas. Lo que se hab¨ªa convertido en un problema para Zapatero es ahora una tempestad que amenaza con desbordar las agitadas aguas de la pol¨ªtica catalana. El tripartito cuelga de un hilo, los papeles se invierten, ahora Carod est¨¢ por el s¨ª y Puigcerc¨®s, ofendido por el ninguneo socialista, est¨¢ por el no, el refer¨¦ndum empieza a dar miedo, en fin, es el sainete catal¨¢n.
Sin embargo, las circunstancias han querido que los intereses, a menudo divergentes de Zapatero y Maragall, coincidan en un punto: la conveniencia de incorporar a Esquerra al consenso estatuario. Las razones de Maragall son obvias: el voto afirmativo de Esquerra es condici¨®n indispensable para el mantenimiento del tripartito y es un factor determinante para que el refer¨¦ndum no se convierta en un verdadero desastre. El inter¨¦s de Zapatero es otro. Independientemente de su preferencia por CiU en Catalu?a y en Espa?a, la incorporaci¨®n de Esquerra es una se?al muy ¨²til para el proceso vasco. Demostrar que los independentistas tambi¨¦n pueden ser de la partida es un signo de capacidad inclusiva que sirve como se?al de lo que podr¨ªa ser una normalidad vasca. En una situaci¨®n en que lo que ETA puede obtener a cambio del fin de la violencia es muy poca cosa, todo lo que sea dibujar un futuro para el abertzalismo es positivo. Al fin y al cabo, lo que se est¨¢ jugando con la hipot¨¦tica tregua es que Batasuna pueda estar en las pr¨®ximas elecciones. Y aunque Esquerra y Batasuna se parecen muy poco, no s¨®lo por su opuesta posici¨®n en el tema de la violencia sino tambi¨¦n por cuestiones de tradici¨®n y cultura, la simetr¨ªa puede funcionar a efectos digamos simb¨®licos. Con lo cual cabe pronosticar que los ¨²ltimos renglones del Estatut catal¨¢n se escribir¨¢n en vigilias del pleno, cuando Zapatero haga el gesto que remate las instrucciones que ya ha dado a sus negociadores: encontrad alguna manera para que Esquerra pueda entrar. Son los extra?os equilibrios de esta naci¨®n de naciones con forma de piel de toro.
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