"El ¨²nico lugar donde fui feliz fue en el vientre de mi madre"
La Declaraci¨®n de Maputo establece que no hay desarrollo sin que las mujeres accedan al poder
Es probable que no haya lugar en el mundo en el que la mujer sea m¨¢s decisiva que en ?frica subsahariana, pero tambi¨¦n en el que la mujer sea m¨¢s ignorada y maltratada. La escritora mozambique?a Paulina Chiziane reprodujo en su lengua natal ante las m¨¢s de doscientas mujeres, africanas y espa?olas, que celebraron en Maputo el D¨ªa Internacional de la Mujer, una hermosa y triste canci¨®n que escuch¨® de muy ni?a, en su aldea, a su propia madre: "Cuando estaba en casa del padre, s¨®lo estaba de paso; cuando me fui a casa del marido, fui una extranjera. ?Ad¨®nde voy yo? El ¨²nico lugar donde fui feliz fue en el vientre de mi madre". Pero Chiziane no es una mujer acobardada ni triste, sino una mujer de presencia formidable que reclama las antiguas, y perdidas, tradiciones del matriarcado en el norte de su pa¨ªs.
Mejorar la vida de los pa¨ªses subsaharianos pasa por romper el sometimiento de la mujer
Probablemente, la mejor constataci¨®n del encuentro Espa?a-?frica de mujeres que se ha celebrado estos d¨ªas en Maputo (Mozambique), organizado por Cooperaci¨®n Espa?ola y presidido por la vicepresidenta del Gobierno, Mar¨ªa Teresa Fern¨¢ndez de la Vega, y la secretaria de Estado, Leire Paj¨ªn, fue comprobar que la voz cantante en temas de feminismo no la llevan ahora las mujeres europeas ni americanas, sino un pu?ado de mujeres africanas, perfectamente conscientes del terrible escenario del que parten, pero dispuestas a hacerse o¨ªr.
Ministras como Aichatou Mindaoudou (Asuntos Exteriores de N¨ªger); directoras de cine como Beatrix Mugishagwe, de Tanzania; atletas como Agnes Samaria, de Namibia; expertas funcionarias internacionales como la surafricana Litha Musyimi-Ogana, o responsables de movimientos feministas como la senegalesa Bineta Diop, son hoy d¨ªa las mejores defensoras de lo que se llama oficialmente el empoderamiento de las mujeres, es decir, la devoluci¨®n y el ejercicio de sus derechos civiles. Y ahora ya pr¨¢cticamente todos los organismos de cooperaci¨®n del mundo asumen que la mejor y m¨¢s r¨¢pida manera de mejorar las condiciones de vida de pa¨ªses como los subsaharianos pasa por romper sus tradiciones de sometimiento de la mujer y por darles poder en sus respectivas comunidades. Un d¨®lar invertido en la salud de la mujer, se dijo en Maputo, repercute en la salud de sus hijos; un d¨®lar invertido en la miniempresa de una mujer, repercute en toda su comunidad.
"Este grupo de mujeres es formidable", asegura Concha Valls, una m¨¦dica espa?ola que trabaja desde hace muchos a?os en Mozambique, donde puso en marcha, casi por su cuenta y riesgo, un dispensario, a punto de convertirse ahora en hospital de 100 camas. "Son formidables porque parten de una realidad espantosa". "Es como si los hombres de Mozambique se hubieran dado cuenta de lo incre¨ªbles que son las mujeres de este pa¨ªs, y hubieran ideado algo para anularlas", ironiza. "Lo mismo pasa en toda ?frica: las mujeres son las que trabajan, much¨ªsimo, las que sacan adelante sus familias y sus pa¨ªses, y todo ello sin que se les reconozca el m¨¢s m¨ªnimo derecho". Genoveva Policarpo, administradora de un distrito de Angola, se quej¨®, sin embargo, amargamente: "Los hombres que nos maltratan, que nos arrebatan todo, vienen de nosotras. Somos nosotras las que les hacemos hombres. Les ense?amos a andar y a hablar y no somos capaces de cambiarlos".
Los progresos, advierte Valls, se est¨¢n haciendo a ritmo de ley (en Mozambique la primera ministra es una mujer, Luisa Diogo, y hay otras seis mujeres en otros tantos ministerios), pero todav¨ªa no calan en la sociedad. La mejor manera de que calen, aseguraron muchas oradoras en Maputo, es darles poder: canalizar mucho m¨¢s la ayuda al desarrollo a trav¨¦s de ellas. Una mujer que dirige una cooperativa de mujeres es un modelo a seguir y alguien a quien los hombres respetan. Una mujer que maneja dinero, por muy poco que sea, empieza a tomar decisiones.
Los temas relacionados con las mujeres son, adem¨¢s, uno de los pocos temas de consenso que todav¨ªa existen entre distintos grupos pol¨ªticos, que concitan an¨¢lisis muy parecidos entre mujeres que defienden diferentes opciones pol¨ªticas en otros asuntos. Fern¨¢ndez de la Vega invit¨® a la ex ministra Ana Pastor a asistir al encuentro y Pastor hizo un gran esfuerzo para salir directamente de la reciente Convenci¨®n del PP al aeropuerto para llegar a tiempo de incorporarse a los debates, especialmente a los relacionados con sanidad. "Es verdad que en estos asuntos las mujeres compartimos muchos puntos de vista", asegura Pastor. Una de las m¨¢s reconocidas l¨ªderes africanas, Graza Machel, esposa de Nelson Mandela, que mantuvo un encuentro y un debate p¨²blico mano a mano con Fern¨¢ndez de la Vega, promueve precisamente la idea de una "agenda ¨²nica" para las mujeres, identificable y defendible, en todo el mundo. La misma idea qued¨® recogida en la Declaraci¨®n aprobada al final del encuentro de mujeres ?frica-Espa?a: "Defender los derechos de las mujeres y fortalecer sus capacidades (salud, educaci¨®n, iniciativa, representaci¨®n) es la mejor manera de luchar por la erradicaci¨®n de la pobreza''. No habr¨¢ desarrollo sin empoderamiento de las mujeres, resume la Declaraci¨®n de Maputo.
Aunque la idea del consenso en temas de la mujer se extienda cada vez m¨¢s, lo que suele marcar la diferencia entre unos y otros Gobiernos, seg¨²n se puso de manifiesto en el encuentro, es la intensidad con la que se asumen esos compromisos. En el caso de Espa?a, da la impresi¨®n de que, de la mano de Fern¨¢ndez de la Vega y de la secretaria de estado de Cooperaci¨®n, Leire Paj¨ªn, las iniciativas relacionadas con la mujer se pueden convertir en una de las principales se?as de identidad del Gobierno de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. De momento, es uno de los campos en los que m¨¢s se est¨¢ significando desde el punto de vista de protagonismo internacional, tanto por la paridad en el n¨²mero de ministros y ministras (es uno de los tres Gobiernos del mundo que respeta esta regla) como de la reciente, y avanzada, Ley de Igualdad. La iniciativa del encuentro ?frica-Espa?a, que tendr¨¢ continuidad el a?o que viene en Madrid, sorprendi¨® a muchas de las mujeres africanas convocadas: "?Est¨¢n buscando ustedes un papel de protagonismo internacional en ese campo? Es algo inesperado (siempre que se habla de mujeres pens¨¢bamos en los n¨®rdicos) pero muy bienvenido. Ahora ya sabemos el trabajo que se est¨¢ desarrollando all¨ª".
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