Entre el terror y la sociolog¨ªa
Construida al modo de cualquier pel¨ªcula de universo cerrado y herm¨¦tico (pocos lo son m¨¢s que un barco en alta mar), apelando a ciertos mitos marinos de arraigada efectividad cinematogr¨¢fica (la llegada de un intruso, la pervivencia de signos extra?os de pasadas peripecias, la superstici¨®n), Cargo es un curioso experimento, a medio camino entre el cine de terror, del que toma sus m¨¢s vistosos estilemas (movimientos de c¨¢mara, uso de la m¨²sica), as¨ª como la creaci¨®n de una atm¨®sfera irrespirable y la constante sensaci¨®n de amenaza, y el apunte sociol¨®gico, una mezcla no usual en el cine de consumo. Coproducci¨®n a tres bandas, una de las cuales es la productora espa?ola Morena Films (de ah¨ª la presencia de un Luis Tosar un tanto desaprovechado), el filme propone como principal plato fuerte el enfrentamiento entre dos actores de registro distinto (el joven alem¨¢n Daniel Br¨¹hl y el veterano brit¨¢nico Peter Mullan) unidos entre s¨ª por una persistente, siniestra amenaza.
CARGO
Direcci¨®n: Clive Gordon. Int¨¦rpretes: Daniel Br¨¹hl, Peter Mullan, Nikki Amunka-Bird, Luis Tosar, Gary Lewis, Christopher Fairbank, Carlos Blanco. G¨¦nero: drama, Espa?a-Gran Breta?a-Suecia, 2005. Duraci¨®n: 90 minutos.
Pero con ser importante, esta pareja y sus vicisitudes no explican por s¨ª solas el filme: de hecho, lo que m¨¢s parece interesar al guionista, Paul Laverty (habitual en los filmes del brit¨¢nico Ken Loach), y con ¨¦l al director, el desconocido documentalista Clive Gordon, es un conflicto moral que tiene mucho que ver con la inmigraci¨®n global que afecta hoy a medio mundo (y sobre el cual conviene guardar un respetuoso silencio), con la culpa, con el arrepentimiento. Tiene formas un tanto inusuales y no siempre funciona como ser¨ªa conveniente (por ejemplo, la mezcla entre g¨¦nero y filme de tesis lastra a veces en demas¨ªa su desarrollo, que parece demasiado atado a las imposiciones del gui¨®n), pero no se le puede negar inter¨¦s a la hora de desarrollar una puesta en escena recorrida por un aire de pesada, malsana locura; a la hora de afrontar un discurso social hondamente arraigado en nuestro presente.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.