El salto de la patera a la piragua

La primera patera lleg¨® a Canarias en 1994. Era una t¨ªpica barquita de pescadores marroqu¨ªes: med¨ªa menos de cinco metros de eslora por uno y medio de manga, el n¨²mero de serie de su peque?o motor era visible y estaba pintada de colores llamativos, con la cifra de registro en la popa y el nombre en la proa.

Las ¨²ltimas embarcaciones que han llegado al archipi¨¦lago cargadas de inmigrantes son tambi¨¦n utilizadas por pescadores, pero m¨¢s al sur de ?frica, en Mauritania y Senegal. Miden entre 12 y 18 metros de eslora por dos de manga. El casco est¨¢ pintado con invocaciones del Cor¨¢n: "Al¨¢ grande, Al¨¢ misericordioso", proclama la borda de una de ellas. En la popa llevan un motor Enduro-Yamaha de 40 caballos. Las llaman cayucos.

Las redes del S¨¢hara apostaron por pateras desechables y acabaron con los patrones

Pateras y cayucos son nombres locales, que no se corresponden con la definici¨®n que el diccionario de la Real Academia Espa?ola (RAE) hace de ambos t¨¦rminos. Seg¨²n la RAE, una patera es una lancha de fondo plano y sin quilla, y un cayuco es m¨¢s peque?o que una canoa. En s¨®lo unos meses, los traficantes de personas han dejado obsoletas ambas acepciones.

Las primeras pateras llegaron gobernadas por patrones, marineros experimentados que descargaban su mercanc¨ªa humana en las playas de Andaluc¨ªa y Canarias y luego emprend¨ªan viaje de vuelta a Marruecos o al S¨¢hara Occidental.

Cuando, un par de a?os despu¨¦s, la Guardia Civil empez¨® a capturarlos, las redes de traficantes se enfrentaron a un problema doble: perd¨ªan una barca y, adem¨¢s, deb¨ªan mantener generosamente a la familia del marinero encarcelado para que ¨¦ste no se fuera de la lengua y delatara a la organizaci¨®n.

Los mafiosos del norte de Marruecos respondieron a ese problema apostando por embarcaciones m¨¢s r¨¢pidas -para escapar de las patrulleras de la Guardia Civil- y m¨¢s grandes -para transportar a m¨¢s pasajeros en un solo viaje-. Compraron enormes lanchas neum¨¢ticas, de hasta nueve metros de eslora, equipadas con motores fuera borda de hasta 60 caballos. Lo curioso es que adquir¨ªan ese material en Espa?a, concretamente en el pol¨ªgono industrial de Ceuta, seg¨²n demostr¨® el instituto armado tras hacer el seguimiento de varios motores.

En el S¨¢hara Occidental, en cambio, las redes decidieron construir pateras desechables. Importaron madera de pino del norte de Marruecos y contrataron a carpinteros que la cortaban en tablones que los mismos inmigrantes ensamblaban y pintaban en el desierto, poco antes de la partida. Tambi¨¦n prescindieron de los patrones: los sustituyeron por inmigrantes, en su mayor¨ªa subsaharianos, a los que les entregaban una br¨²jula y les se?alaban la direcci¨®n de Fuerteventura. Cumplida su misi¨®n, las barcas se pudr¨ªan en las playas.

Ahora, la presi¨®n policial ha trasladado las bases de los traficantes hacia Nuadib¨², localidad mauritana situada en la frontera sur del S¨¢hara Occidental. Y ¨¦stos, al igual que en 1994, han echado mano de las embarcaciones locales: los cayucos, capaces de trasladar hasta 70 personas hasta Canarias o hasta el fondo del Atl¨¢ntico.