Madrid, el 11-M

Rememoramos dos a?os del terrible atentado de Madrid. En esta conmemoraci¨®n se recuerda que la reacci¨®n y la respuesta de los ciudadanos madrile?os ante los atentados en los diferentes trenes fue la m¨¢s ejemplar que ha habido ante un acontecimiento igual.

Y mi reflexi¨®n es que no se ha puesto suficientemente el ¨¦nfasis en el mensaje m¨¢s importante que se desprende de esos d¨ªas: la solidaridad, el valor, la sensibilidad, el dolor con que respondi¨® el pueblo de Madrid.

El pueblo de Madrid, que eran todos los que ayudaron, los que llevaban velas, flores, los que lloraban con las familias y con las v¨ªctimas. Fueran de donde fueran: espa?oles, colombianos, ecuatorianos, marroqu¨ªes, de otros pa¨ªses de Europa, filipinos... Un crisol de culturas, de razas. Todos eran v¨ªctimas. Todos sent¨ªan que ellos y ellas tambi¨¦n pod¨ªan haber sido las v¨ªctimas. ?sa fue, tambi¨¦n, la terrible realidad del terrorismo indiscriminado. ?se es el ejemplo m¨¢s grande que nos dan los ciudadanos que se unieron en el dolor. Ellos, s¨®lo ellos, los ciudadanos de a pie, estuvieron a la altura de la desgracia. Tambi¨¦n lo estuvo la indignaci¨®n de un pueblo que se vio golpeado por la locura, por el desprop¨®sito, sin saber por qu¨¦ les hab¨ªa tocado a ellos, que eran trabajadores, estudiantes, hombres y mujeres, ancianos y ni?os y, sobre todo, j¨®venes.

Que sus muertes y el sufrimiento de todos los heridos y sus familiares no hayan sido en vano. Que aprendamos a construir un mundo m¨¢s justo y en paz.