Modelo para desarmar
Mi amigo Sem¨¢foro me envi¨® hace m¨¢s de treinta a?os el libro de Cort¨¢zar 62/Modelo para armar. Creo que lo que hizo fue tomarme el pelo, porque no entend¨ª nada -no ha sido Cort¨¢zar, y con ello confieso mi incultura, autor de mi devoci¨®n-, pero me lo le¨ª entero viniendo como ven¨ªa de un amigo de otra prisi¨®n. Todav¨ªa no he conseguido que me confiese si era aviesa su intenci¨®n, pero algo me qued¨®: me qued¨® el t¨ªtulo. Tenemos aqu¨ª que cuidar los modelos, y a algunos de ellos, m¨¢s que armarlos, desarmarlos.
Que nos tengamos que fijar en Montenegro como modelo hacia la autodeterminaci¨®n da un poco de pavor. Primero, porque el mismo nombrecito se las trae; segundo, porque todos sabemos m¨¢s o menos algo de la desgraciada historia de ese min¨²sculo pa¨ªs, azotado por todo tipo de guerras, civiles e inciviles, no precisamente lugar de luz y guasa. Hasta el estado asociado de Puerto Rico da mejores sensaciones, a pesar de su PIB y de que todos los que quieren prosperar all¨ª acaban emigrando a Estados Unidos. No resulta atractivo el ejemplo de pa¨ªs que ha puesto el lehendakari para que nos vayamos animando con eso de la autodeterminaci¨®n.
Es evidente que la situaci¨®n de nuestros tres equipos de primera nos obsesiona y nubla el cerebro a la hora de exponer como ejemplo pol¨ªtico el de Montenegro. Pero no vayamos a buscar excusas; desde el nacionalismo se han puesto todo tipo de referencias, a cual menos sugerente, Alemania Oriental, Albania, Eslovaquia, etc¨¦tera. A cualquiera de sus l¨ªderes le importa un pimiento los problemas del ejemplo expuesto si ¨¦ste recoge esencialmente el modelo al que aspira. As¨ª de enajenados est¨¢n, enajenaci¨®n a la que F¨¦lix Ovejero se refer¨ªa el pasado d¨ªa 6 en este peri¨®dico, aplic¨¢ndola a los pol¨ªticos catalanes, en un art¨ªculo con el sugerente t¨ªtulo de S¨®c qui s¨®c que no s¨®c jo.
A m¨ª, desde mi m¨¢s tierna infancia me han expuesto todo tipo de modelos, todos ellos armados: desde el Chipre insurrecto a la Argelia libre, pasando por la creaci¨®n del Estado de Israel. Todo eso para que me animase y acabara pasando m¨¢s d¨ªas de celdas que el conde de Montecristo, que no de Montenegro. Todo con tal de ponernos metas que, pese a la cruda realidad de los ejemplos, acababan con un Estado constituido. Pero es que la mera autonom¨ªa, este peculiar sistema espa?ol por el que el Gobierno central paga los d¨¦ficits y acaba teniendo la culpa de todo lo que no funciona, no garantiza que determinados personajes monopolicen el poder local; no les es suficiente y blindan -palabra puesta de moda recientemente por los nacionalistas-, sus posibilidades de eterna hegemon¨ªa. De aqu¨ª el origen de la enajenaci¨®n que acaba poniendo como ejemplo un pa¨ªs balc¨¢nico de desgraciada historia.
Y es que nos quejamos de vicio. Si su democracia se aburre, d¨¦le unos cuantos meneos y el l¨ªder que menea pasar¨¢ a las listas de la popularidad. S¨®lo a unos cuantos les gusta el riesgo, pero no cabe duda de que cuando en la televisi¨®n ponen escenas de trompazos a todos se nos va la vista a esos v¨ªdeos de primera. Nuestros pol¨ªticos son tambi¨¦n de primera y saben que sin emoci¨®n y riesgo la gente no les prestar¨ªa atenci¨®n. Aunque al final, cuando responsablemente vayamos a votar, votaremos vaya usted a saber qu¨¦ -seguro que no por lo de Montenegro-, esperando por el contrario que nuestro l¨ªder sea capaz de darnos el sosiego y bienestar de los suecos y suponiendo que todos esos preocupantes ejemplos a seguir no son m¨¢s que concesiones a la galer¨ªa y esa la epopeya a la que todo pueblo en marcha, folcl¨®ricamente, tiene derecho.
Seguiremos vot¨¢ndoles, porque como aqu¨ª no se vive en ninguna parte y el Concierto Econ¨®mico nos da para tener unos buenos servicios p¨²blicos cerca de casa que nos parecen de muy buena calidad, entre otras razones, porque nos creemos la propaganda, somos buenas personas, y no conocemos c¨®mo funcionan en otros sitios cercanos para compararlos. Les votaremos porque no lo han hecho mal, que si Madrid les hubiera dejado lo hubieran hecho a¨²n mejor. Y, adem¨¢s, como en Suecia, quiz¨¢s no, pero casi, que poco nos falta para tener esa calidad de servicios. Por eso les votamos. Y, sin embargo, ellos seguir¨¢n pensando en Montenegro, que no es modelo para nada.
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