Las 'leyes' del suelo
Pone en duda el autor los efectos reales que la futura ley de Suelo vasca pueda tener sobre las necesidades de vivienda de los ciudadanos
Dentro de unos meses, si el Parlamento finalmente lo decide, dejaremos de ser la ¨²ltima comunidad aut¨®noma sin ley. Del suelo, quiero decir. ?Y? Pues la verdad es que, tal y como les ha ido a las dem¨¢s, no es para lanzar cohetes. El debate en la calle acaba de comenzar y hay quien entiende que tener ley equivale a una especie de panacea contra el desorbitado precio de la vivienda. Craso error establecer tan directa relaci¨®n, como err¨®neo es tambi¨¦n el ignorar que el Pa¨ªs Vasco, a trav¨¦s de la llamada ley Maturana, hace ya muchos a?os que tiene fijado en el 65% la cuota del suelo urbanizable que debe ser destinado a la vivienda de promoci¨®n p¨²blica -que no es lo mismo que vivienda de protecci¨®n oficial (VPO), por m¨¢s que algunos pretendan leerlo as¨ª-. Un porcentaje deslumbrante cuando en Navarra, por ejemplo, est¨¢n en el 20%, y el tripartito catal¨¢n clama por conseguir alcanzar ese mismo exiguo porcentaje.
Hay quien entiende que tener ley equivale a una especie de panacea contra el precio de la vivienda. Craso error
Donde los municipios han gestionado con agilidad su planeamiento la oferta de vivienda se aproxima a la demanda
Y hemos olvidado que cuando el dictador Franco muri¨® en su cama, m¨¢s del 60% del parque de viviendas espa?ol era protegido (qui¨¦n lo dir¨ªa hoy d¨ªa). Claro que fue a costa de la degradaci¨®n brutal que el desarrollismo produjo en nuestras ciudades y de aquel inmenso parque de infravivienda que a¨²n no se ha terminado de reconvertir y recuperar. Desde entonces, la crisis de los 70 y 80, los altos intereses y las restricciones financieras, el reparto competencial, los planes plurianuales y una pol¨ªtica definitivamente liberal de los gobiernos de Aznar nos dejan un panorama en el que apenas un 10% de la producci¨®n anual de viviendas son de r¨¦gimen protegido como media estatal, mientras en Euskadi se llega a un meritorio 30%, fruto de la citada ley Maturana.
?Qu¨¦ ha cambiado? En 1985, en Espa?a se construyeron 200.000 viviendas, mientras que actualmente estamos por encima de las 600.000 anuales. Entre 1985 y 2005, en 20 a?os, el IPC ha aumentado el 217 %, el ¨ªndice general de la Bolsa un 930%, mientras el correspondiente al valor de las grandes constructoras espa?olas ha crecido casi un 1.600%. Pero, tambi¨¦n, tanto el Banco Central Europeo como el Banco de Espa?a alertan sobre el volumen de cr¨¦dito excesivo que se mueve en el mercado hipotecario y sobre el endeudamiento que el ciudadano de a pie -o sea, todos- viene soportando.
?Y por qu¨¦? En el mismo lapso de tiempo antes citado, el valor de la vivienda ha crecido el 715%. Menos que las constructoras o la Bolsa, luego a¨²n tiene margen. ?Para qui¨¦n? Pues para usted y para m¨ª; para el ciudadano que lleva tambi¨¦n 20 a?os de supuesto negocio, viendo c¨®mo sube y sube el precio de una casa (la suya) que no puede vender, pues no le llega para comprar otra, pero compartiendo el espejismo de que esto es jauja.
Madrid, Catalu?a y Euskadi encabezan el ranking del precio m¨¢s alto en la vivienda, por encima de los 300.000 euros. Las tres con modelos distintos de gesti¨®n del suelo, pero con los mismos precios. Y no me digan que como Donostia es mucho m¨¢s bonito que Santander por eso los pisos valen el doble en la capital guipuzcoana.
No hay ni ley ni ciencia que lo explique, m¨¢s all¨¢ de que la sociedad en su conjunto participa de un juego en el que unos ganan dinero de verdad y otros viven de una ilusi¨®n. Una ilusi¨®n que se torna peligrosa al final (la burbuja, existir, ya lo creo que existe), y por ello unos tienen m¨¢s responsabilidad que otros. Los responsables de la gesti¨®n, para empezar.
En 2002, en Euskadi se iniciaron 5.000 VPO; 6.500 en 2003; 4.400 en 2004, y 4.300 en 2005. Los tiempos de la gesti¨®n del suelo suponen unos dos a?os para disponer de ¨¦l y otros dos para la construcci¨®n de las viviendas. Conclusi¨®n: la gesti¨®n del equipo de Javier Madrazo queda disfrazada, al principio, por la herencia anterior. Es operativa, supuestamente, a partir del 2003, y justamente en una continua marcha atr¨¢s. Jam¨¢s ha sido capaz de poner 5.000 viviendas/a?o en el mercado -afirmarlo, es pura falacia-, cuando la demanda cierta supera las 12.000. Por no hablar de las viviendas sociales, las destinadas a los m¨¢s d¨¦biles -de un 3,5 a un 5% de la poblaci¨®n-, especialmente en el entorno de Bilbao y Margen Izquierda, donde vive el 61% de los "pobres de solemnidad" del pa¨ªs, seg¨²n el Estudio de Pobreza de junio del 2005 del Departamento de Justicia, Empleo y Seguridad Social del Gobierno vasco. Un cero patatero al respecto.
Eso s¨ª, somos la ¨²nica comunidad del mundo mundial en la que las viviendas calificadas de protecci¨®n lo ser¨¢n eternamente. Ser¨¢n viviendas divinas. Nada de 20 ni de 30 a?os de restricci¨®n en la venta, de mantener una expectativa razonable en ese sentido al final de la vida laboral del empleado medio. Y todo para que no especulen aquellos a los que lo normal es que no les sobre de nada, y en un pa¨ªs donde la vivienda sigue siendo el refugio del ahorro de la poblaci¨®n, especialmente de los m¨¢s d¨¦biles: precisamente a ¨¦stos, se les condena a la frustraci¨®n social. En definitiva, estas tendencias cargadas de ideolog¨ªa abocan al disparate total, pues generan dos prototipos opuestos de ciudadanos: los que pueden, por sus rentas o con la ayuda familiar, adquirir un alojamiento, y los que, careciendo de los medios econ¨®micos necesarios para ello, est¨¢n a expensas de una respuesta p¨²blica que les condena a ser reos del libre mercado.
Si alguien dijo que el proletariado se hab¨ªa disuelto en las clases medias, faltaba que la a veces err¨¢tica pol¨ªtica de este pa¨ªs aupara a estos pseudo-izquierdistas, que no pasar¨ªan un examen de econom¨ªa elemental, para que, efectivamente, nuestros actuales j¨®venes se consideren como los nuevos parias de la tierra. ?A la revoluci¨®n por la VPO!
Hace falta una ley, en efecto, pero hace falta, sobre todo, gestionar, poner el aparato administrativo a funcionar, a trabajar. Y el elemento esencial para una gesti¨®n eficaz es el ayuntamiento. All¨ª donde los ayuntamientos han gestionado con agilidad su planeamiento urban¨ªstico, donde el suelo sale al mercado, la oferta de vivienda libre y protegida se aproxima a la demanda. Y los precios bajar¨¢n, o simplemente se estabilizar¨¢n, cuando, adem¨¢s, la gesti¨®n coincida con la coyuntura adecuada.
Podr¨ªa parecer hasta una broma que toda la maleducada palabrer¨ªa de los se?ores Madrazo y Dean contra el Ayuntamiento de Barakaldo, en particular, se haya estrellado porque que se les olvid¨® presentar en plazo su absurdo recurso judicial. Los cambios legislativos deben apostar por los ayuntamientos, poniendo en sus manos real capacidad gestora, con instrumentos legales y con todos aquellos recursos financieros que en otras instancias se demuestran ineficaces, simplemente por estar lejanos al problema real, al vecino, a la gesti¨®n diaria con todos los agentes implicados.
Y para eso, se?oras y se?ores del Parlamento, ser¨ªa de agradecer que fueran capaces de alumbrar una ley sencilla, comprensible, eficaz. Atendiendo a esa peque?a revuelta pac¨ªfica que algunos ayuntamientos han protagonizado recientemente, en torno a las llamadas "viviendas de protecci¨®n local" y que, sin duda, tendr¨¢ tambi¨¦n consecuencias a mejor sobre la VPO. Aparentemente, esta cuesti¨®n parece suficientemente madura en los ayuntamientos, en Eudel, en las diputaciones. El ciudadano, y sobre todo las j¨®venes generaciones, se lo agradecer¨¢n.
Javier A. Mu?oz es arquitecto-urbanista.
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