Chirac pide al Gobierno que dialogue para frenar las protestas de los estudiantes

En la v¨ªspera de la gran manifestaci¨®n contra la reforma laboral impuesta por el Gobierno de Dominique de Villepin, y todav¨ªa con la resaca del ensayo general que el jueves sac¨® a las calles de Francia a cientos de miles de estudiantes, Jacques Chirac hizo acto de presencia. El presidente franc¨¦s pidi¨® "responsabilidad" e insisti¨® en que "el Gobierno est¨¢ dispuesto al di¨¢logo", pero mantuvo su firme apoyo a Villepin, rechazando la posibilidad de no promulgar la ley que permite el despido sin justificar de los menores de 26 a?os durante los dos primeros a?os.

Chirac, que ha mantenido un perfil muy bajo durante esta crisis, pidi¨® que ambas partes hagan un esfuerzo para que puedan comenzar las negociaciones "lo m¨¢s r¨¢pido posible". El jefe del Estado franc¨¦s defendi¨® el pol¨¦mico Contrato Primer Empleo (CPE) argumentando que es "un elemento importante de la lucha contra el desempleo" y asegurando que "va a crear puestos de trabajo nuevos para los j¨®venes que m¨¢s lo necesitan".

Los sindicatos, la oposici¨®n de izquierdas y las organizaciones estudiantiles no est¨¢n dispuestos a ceder, ahora que se encuentran en lo alto de la ola de la protesta ciudadana, y ante la perspectiva de que hoy salgan a la calle m¨¢s de un mill¨®n de personas. Han dejado claro que s¨®lo se conforman con la retirada pura y simple del CPE, una postura que apoya el 68% de los franceses, seg¨²n una encuesta publicada ayer por Le Parisien. De c¨®mo ha evolucionado la opini¨®n p¨²blica da idea el hecho de que, hace dos meses, casi un 52% pensaba que el CPE pod¨ªa ser ¨²til para luchar contra el desempleo juvenil.

Villepin se reuni¨® ayer con los rectores de las universidades, que el pasado mi¨¦rcoles aprobaron una moci¨®n en la que le ped¨ªan que dialogara con las organizaciones sindicales y estudiantiles para detener la posible deriva violenta de esta crisis. Ayer segu¨ªan cerradas m¨¢s de la mitad de las universidades p¨²blicas francesas, si bien eran cada vez m¨¢s los centros en los que profesores y alumnos se pon¨ªan de acuerdo para seguir con las clases en lugares improvisados.

El evidente desgaste que est¨¢ sufriendo el Ejecutivo conservador, y en especial el primer ministro, que decidi¨® sacar adelante esta menor, aunque muy simb¨®lica, reforma del modelo laboral, sin negociar con los sindicatos y utilizando el sistema del decreto-ley para pasarlo por el Parlamento, est¨¢ empezando a abrir importantes grietas en la derecha francesa que teme verse arrastrada por los acontecimientos. La patronal tampoco se muestra entusiasta por esta limitada flexibilizaci¨®n del mercado laboral. Son muchos los empresarios que consideran que no tendr¨¢ ning¨²n impacto en la creaci¨®n de empleo.

El Gobierno mantiene que quiere negociar, pero lo cierto es que hay muy poco margen. Jean-Louis Borloo, que como ministro de Cohesi¨®n Social es uno de los padres del CPE, apunt¨® ayer como gran oferta la posibilidad de introducir un cambio en la ley en el sentido de obligar a los empresarios a justificar la ruptura de un CPE.

El ministro del Interior, Nicolas Sarkozy, el gran rival de Villepin ante las elecciones presidenciales que tendr¨¢n lugar dentro de un a?o, ha adoptado una postura discreta, de un apoyo no muy entusiasta, pero su gente ya ha empezado a criticar al primer ministro. Ayer fue uno de sus principales asesores, el ex ministro Patrick Devedjian, quien se desmarc¨® p¨²blicamente de la decisi¨®n de seguir adelante con el CPE. "El capital tom¨® esta opci¨®n", dijo refiri¨¦ndose al primer ministro, "pero nosotros filos¨®ficamente, nunca hemos pensado que fuera una buena idea, ni somos favorables".

La izquierda, para la que esta crisis es un regalo, tampoco parece aprovecharse mucho de ella. Las encuestas muestran una importante ca¨ªda de la popularidad del Gobierno, que no se corresponde con ninguna subida significativa de los l¨ªderes de la izquierda. Ayer, el portavoz socialista, Julien Dray, pidi¨® a Chirac que retire el CPE.